El fin de semana en Bélgica ha sido catastrófico para la escudería de Maranello desde el primer día que rodaron en el circuito belga. Lo visto en los entrenamientos del viernes no era alentador, pero estos resultados no hay que tenerlos como fiables, aunque ya daba indicios de lo que podría suceder en esos días. La primera gran sorpresa había sido el pésimo ritmo de ambos coches en la sesión de clasificación donde Sebastian Vettel y Charles Leclerc tuvieron que darlo todo porque podían caer en Q1 perfectamente. Romain Grosjean se quedó a un par de décimas del monegasco, lo que ya era bastante inaceptable. Además, en 2019, lograron la pole position y la victoria por lo que la sorpresa era mayor. Sin embargo, el domingo había sido la gota que colmaba el vaso, ambos pilotos sin opciones de luchar por nada y defendiéndose de un Haas y por detrás había estado el único Williams en pista al final.
Imposible que pierdan tanto en menos de un año
"He estado en una situación como la que Ferrari se había encontrado en Spa donde no consigues que los neumáticos funcionen, la temperatura óptima no llegaba y la caída de rendimiento es dramática. Mirando lo que dice la gente sobre el déficit que quizá han tenido en el motor, no pierdes 1,3 segundos por vuelta de un año al siguiente en ese parámetro solamente. Ellos no lograban poner los neumáticos en la ventana de funcionamiento y las condiciones más frías en Spa no ayudaron tampoco. Cuando esto sucede, el rendimiento cae y parece horrible. Si consiguen que funcionen correctamente de nuevo, pienso que el ritmo regresará. No ganarán carreras, pero volverá a ser más respetable".