La Fórmula 1 se convierte en la meta de muchos pilotos del mundo del automovilismo, sin embargo, hay vida más allá de la categoría reina, y si no que se lo digan a Romain Grosjean. El francés vivió una trayectoria de altibajos en F1, siendo especialmente duros los últimos años, no obstante, partió hacia nuevos retos y ahora disfruta en la IndyCar, donde este domingo consiguió su tercer podio. El que fuera miembro de Haas, Lotus y Renault ha vuelto a la lucha entre los mejores y ha recuperado la ilusión que fue perdiendo poco a poco en las últimas temporadas. Si bien guarda un grato recuerdo de la máxima categoría del automovilismo y comprende que a día de hoy siga siendo el objetivo de muchos futuros pilotos, admite sentirse mejor en una competición en la que la única preocupación está en la velocidad pura, dejado de lado con ello la gestión de las gomas, la temperatura de las mismas, el control de la energía del monoplaza y demás disyuntivas.
Experiencia dura, pero positiva
"Fui uno de los 20 tipos con suerte de todo el mundo que llegó a la Fórmula 1. Tuve una trayectoria increíble, si bien es cierto que los últimos años fueron un poco duros y frustrantes. Conocía mis capacidades de pilotaje, pero no podía demostrar nada. Entiendo que muchos niños quieran llegar a la Fórmula 1. Si es para estar en la parte trasera de la parrilla cada fin de semana, creo que estás mejor aquí en la IndyCar. Es por la libertad de pilotar el coche como te gusta pilotarlo. No necesitas tener cuidado con recargar, empujar, con la temperatura de los neumáticos, con la ventana de los neumáticos y con ese tipo de cosas. Simplemente te metes en el coche, abandonas el Pit-Lane y empujas cada vuelta. Empujas, empujas, empujas, entras, paras y montas neumáticos nuevos. Sin duda, llegar a un sitio en el que puedes luchar delante y tienes a tu ingeniero diciéndote 'eres el coche más rápido de la pista, eres primero', luchar por podios, es definitivamente un renacimiento", expresa en palabras para el portal web australiano Speed Cafe.