La última carrera de la temporada fue el momento de importantes cambios y despedidas, aunque también las hubo más silenciosas. Una de estas fue la de Rob Smedley, el ingeniero de Williams también partía tras esa última cita de despedida, pero pocos ecos se generaron a su alrededor. El ingeniero se despedía al apagar las luces del apasionante Gran Premio disputado en en Yas Marina Circuit, tras dos décadas de trabajo dedicados a la máxima categoría del automovilismo. El ingeniero inglés pasó por escuderías como Jordan, Ferrari y Williams. Desde la sección especial de podcast de la web de la Fórmula 1 han querido dedicarle su sesión semanal especial de 'Beyond The Grid'. En la que Rob también recordó uno de los momentos más duros de los que ha vivido en la Fórmula 1.
En concreto, el Gran Premio de Brasil de 2008, cuando Ferrari peleaba por el título con Felipe Massa contra McLaren. Y es que es difícil que los aficionados olvidemos aquellos últimos instantes de aquella emocionante carrera en la que el brasileño podía proclamarse campeón del mundo por primera vez, y por si fuera poco la hazaña podría haberse completado en su casa, ante sus aficionados. Aunque la felicidad en la el garaje rojo duró muy poco y las celebraciones fueron efímeras. Lewis Hamilton acabó saboreando la gloria por solo un punto de diferencia y en Ferrari se pudieron ver las claras imágenes de la derrota. Todo un año de trabajo que se esfumaba tras el último golpe de la bandera a cuadros. Las emociones de aquel momento se apoderaron de Rob Smedley, que más de diez años después aún recuerda cómo le costó recuperarse de ese duro golpe que les dio la Fórmula 1.
Recuerdos de una dura derrota
"Las emociones llegan cuando se termina todo el trabajo, te quitas los auriculares y te sientas. En ese momento descubrí que no había sido una derrota normal, era algo mucho más profundo y me sentía raro. Luego me emocioné mucho y me fui a llorar durante una hora, solo a una esquina del box que ya estaba recogida. De vez en cuando me recomponía y pensaba 'sí, ahora estoy bien' y luego empezaba a llorar de nuevo. Me llevó cerca de una hora recuperarme, debido a que era un sentimiento intenso después de un año entero de competición. Me hubiera encantado ganar para ser honestos, estoy convencido. Habíamos puesto la mente, el cuerpo y el espíritu en ello, nada había importado más en los últimos 12 meses. Entonces, por eso te envuelven todas esas sensaciones".
