El monoplaza italiano había sido el más competitivo de los últimos cinco años de los que había fabricado la escudería de Maranello. Gracias a este contundente paso adelante, Ferrari fue capaz de tener un arma capaz de darle guerra a Red Bull Racing en varios momentos del año. El podio estaba asegurado para ellos y la victoria era una posibilidad, siempre y cuando Max Verstappen no estaba en juego. Leclerc piensa que el Cavallino Rampante actual es una versión mejorada del pasado F1-75, lo que es alentador para este año.
Charles Leclerc:
"La velocidad en línea recta fue probablemente un punto débil el año pasado, considero que nos enfocamos en ello un poco más y ganamos, aunque perdimos velocidad en las curvas. En general, pienso que hemos hecho un buen trabajo y mejoramos aquellas debilidades que teníamos el año pasado. Estoy seguro de que es un coche mejor".