La temporada 2018 fue la última de Kimi Räikkönen en la Scuderia Ferrari poniendo fin a su segunda etapa en el equipo donde logró su único título mundial. El finlandés logró todo lo que desea un piloto y además lo hizo en uno de los grandes por lo que su trayectoria ha sido exitosa. Aunque su mejor año fue el anterior ya que consiguió volverse a subir al escalón más alto del podio en el Gran Premio de los Estados Unidos después de una larga sequía de cinco años e igualó su mejor resultado tras volver a la Fórmula 1 en 2012.
Después de haber logrado tanto, Iceman no piensa en retirarse a pesar de sus 39 años y ser el piloto más veterano de la parrilla. Pero pasa de estar en un equipo de primer nivel a uno que, poco a poco, va progresando gracias al apoyo de Alfa Romeo y escalando en la tabla de constructores. El finlandés afirma que cualquier cambio de equipo supone un riesgo y crea dudas, pero considera que su decisión fue acertada y no se arrepiente de ella. En la primera semana de test de pretemporada, la escudería italiana demostró que el C38 es fiable y es competitivo aunque todavía no se hayan destapado las caras de los demás. Por este motivo, Kimi no se confía entonces tienen que seguir trabajando para estar a la altura en la primera carrera del calendario 2019.Transición fácil de Ferrari a Alfa Romeo
"Es un equipo diferente pero no creo que sea ni mejor ni peor. Hasta ahora hemos estado trabajando y todo ha ido bien. Cuando estoy pilotando, no siento ninguna diferencia. Siempre hay dudas cuando cambias de equipo, puede ser difícil marcharse y comenzar nuevas cosas pero ha sido una transición sencilla. Es un grupo de gente genial, no tan grande como mi anterior equipo pero hay gente buena y todo rueda perfectamente. Mientras hagamos el máximo que podamos no tengo duda de que llegarán los resultados. Parece que lo hicimos bien aunque no vimos en lo que han estado trabajando los demás ni lo que han fabricando durante el invierno. No tenemos ni idea, nadie sabe dónde está cada uno después de los tests".