El directivo de Red Bull ofrece su opinión sobre la prohibición de la FIA a los pilotos de hablar sobre cuestiones políticas, religiosas y personales que violen el principio general de neutralidad. Christian Horner parece tener claro que nadie puede quitar la libertad de expresión a otra persona y afirma que en Red Bull no lo hacen. Pero el líder de los austriacos considera que entre todos deben buscar un equilibrio sano en estas cuestiones, pues para Horner la gente recurre al deporte como un entretenimiento, como una vía de escape y por ello no ve bien que se use como herramienta política. Pero insiste en la búsqueda de un equilibrio desde un punto común a todas las partes.
La voz no debe ser suprimida, pero hay que buscar un equilibrio
"Hay un par de maneras de ver eso. Creo, en primer lugar, que el deporte nunca debe utilizarse como herramienta política, y pienso que el deporte, en muchos sentidos, está ahí para entretener, obviamente, y también para tener un elemento de escapismo. No obstante, en Red Bull nunca hemos impedido a nuestros pilotos la libertad de expresión, ni la libertad de opinión, ni la capacidad de decir lo que piensan, porque tienen voz. Creo que es una cuestión de encontrar un equilibrio, y en el mundo en que vivimos hoy en día, todo el mundo tiene una voz y no debe ser suprimida, pero, por supuesto, hay que hacerlo con responsabilidad".
"No queremos un montón de robots sin opinión corriendo, pero como en todas esas cosas, tiene que haber un equilibrio sensato. Lo cierto es que no deseo que me hagan comentarios sobre un asunto que obviamente es entre la FIA y el titular de los derechos comerciales. La FIA es el organismo regulador del deporte, y tiene un acuerdo tripartito con los equipos a través del Pacto de la Concordia, pero los aspectos comerciales y, si se quiere, el matrimonio es en última instancia entre Liberty y la FIA, así que eso es asunto suyo y no nuestro".
¿Debería disculparse Ben Sulayem por sus palabras?
"De nuevo, no es un tema sobre el que quiera hacer comentarios. Creo que todo lo que haya que decir debe decirse entre las partes pertinentes", el jefe de filas de Milton Keynes prefiere no mojarse ofreciendo su opinión de forma pública sobre este asunto.