Los antecedentes no eran demasiado halagüeños, pero el Gran Premio de Rusia nos dejó una de las mejores carreras de la temporada y demostró que este año cualquier cosa es posible. Ya el sábado anticipaba lo que estaba por llegar un día después, y lo cierto es que no decepcionó. El hecho de contar con una parrilla de salida casi invertida puso mucha pimienta a la prueba, si bien el detonante definitivo fue la lluvia que hizo acto de presencia a falta de siete vueltas para el final y provocó un tsunami en la tabla. Desde el equipo de 'F1 al Día' compartimos nuestras impresiones de la decimoquinta prueba de la campaña. ¿Qué os pareció a vosotr@s?
Sandra Molina: "Esta vez me sobró la lluvia"
Quizá mi opinión esta vez no concuerde con la de muchos, está bien, lo acepto. Pero para mí que sobró la lluvia final. Es entretenido ver que cuatro gotas o, incluso un diluvio, ponen patas arriba una carrera cuando la emoción ha desaparecido poco segundos después de apagarse el semáforo, conocemos muy bien esa sensación. Sin embargo, la del domingo estaba siendo otra historia, la Fórmula 1 estaba escribiendo un nuevo capítulo en su larga historia, faltó nada para añadir a la lista a un nuevo vencedor de Gran Premio. Y, en parte, me llegó a molestar que el cielo no pudiera esperar unos minutos más, pues Lando Norris estaba haciendo un fin de semana perfecto, se merecía esa victoria porque se la había estado trabajando desde el principio, desde que empezó lo importante, irrumpiendo en la parrilla con una pole brillante.
Vale que Lewis Hamilton estaba llegando y que Norris hubiera tenido que defenderse, pues puede que hubiéramos tenido un duelo entre británicos memorable, pero eso jamás lo sabremos. Pues como si de un 22 de diciembre se tratara, la lluvia apareció y comenzó su mágico ritual de suerte aleatoria, porque no hay más explicación que a río revuelto, ganancia de pescadores. El que arriesga tiene mucho que ganar y poco que perder, pero quien lo había ganado todo se arriesga a sucumbir desmoralizado perdiendo todas sus opciones. Muchos podrán decir que Lando tenía parada gratis y hubiera sido segundo sin riesgos. ¿Quién quiere ser segundo cuando has trabajado como nadie para ser primero?
En esta ocasión considero que la lluvia quitó mucho a quien más merecía ser recompensado y premió sin ton ni son a quien menos merecía. El domingo nos faltó una batalla más para decir que Hamilton hubiese merecido la victoria, porque hasta que la lluvia apareció era Lando quien la merecía. Aunque con el cambio de gomas el 44 y su Mercedes fluían muy bien sobre el asfalto ruso y eso igualaba ligeramente los porcentajes, pero hubiera preferido la primera victoria del 4. Gracias a la lluvia Sainz pudo regresar al podio contrarrestando las carencias que el Ferrari demostró en el cuidado de sus gomas. Y el gran premiado del día fue Max Verstappen, venía remontando a la perfección, pero luego pareció quedar atrapado en una posición todavía lejana. Sin embargo, acabó segundo, no es por querer que gane uno u otro el título. En otras ocasiones fue Max quien perdió mucho, es cierto, pero analizando Sochi es justo decir que la lluvia le otorgó un regalo no merecido. Sin duda, para mí, ya habíamos tenido una buena carrera hasta ese momento y hubo pilotos que lo hicieron verdaderamente bien el domingo antes de que el agua trajera el caos.
Que la lluvia sea motivo de jolgorio y alegría entre los aficionados a la Fórmula 1 no es más que una herida que no cierra para la categoría, pues solo algo incontrolable y venido del cielo es capaz de dar la emoción que falta. Pero esta historia no es reciente, quizá algún día llegue una normativa que permita ver verdaderas batallas en pista sin haber bailado previamente la danza de la lluvia.
Cristian Rodríguez: "La lluvia puso el broche de oro a una carrera excitante"
Fin de semana de altos vuelos en Sochi. El Gran Premio de Rusia no nos brindaba grandes expectativas de entrada observando sus antecedentes, sin embargo, la lluvia y las penalizaciones pusieron todo patas arriba. Ya el sábado vivimos una Qualy intensa que desembocó en una primera fila de la parrilla que ni el más optimista hubiera acertado. Pese a ello, el domingo, presuntamente con una carrera en seco, me hacía ser reticente, pues estaba convencido de que con el gran ritmo del W12, Hamilton alcanzaría el liderato en dos o tres vueltas. Por suerte, nada más lejos de la realidad. El Team Carlando se puso al frente de la carrera para delicia de los aficionados. No voy a negar que ese momento lo guardaré como uno de los mejores de la temporada en mi álbum. Qué alegría ver a dos pilotos tan constantes y humildes liderando una prueba de Fórmula 1. Lástima que al final no todo saliera como se presuponía en las primeras vueltas. Impotencia es lo que sentí cuando Carlos Sainz perdía rendimiento en sus neumáticos medios. Vaya con el SF21, cómo degrada las gomas. Si este problema no hubiera vuelto a replicarse, quizá podríamos estar hablando de un triunfo del español. Por suerte, los astros se alinearon con él y pudo subirse al podio. Sé que para muchos Sainz no es un piloto Top, pero en muchas ocasiones no solo vale con el talento, y el número '55' tiene capacidades suficientes para juntarlo todo y hacer de él un hombre sólido y muy peligroso. Prueba de ello es su posición en la General, donde está por delante de su compañero. Que sí, que se han dado muchas circunstancias y Leclerc ha perdido muchos puntos, pero hay que estar ahí.
Por otro lado, mi tirón de orejas para Norris. Pecó de neófito y le pudieron las ansias de victoria. Mira que le avisaron desde el equipo que entrara en boxes, pero se negó rotundamente. ¿Por qué, Lando, por qué? Si no hubiera ganado, habría sido segundo. Se la jugó y le salió mal, no obstante, es uno de los pilotos con más futuro de la parrilla y sin duda pronto volverá a tener opciones de subir al escalón más alto del podio. Pero vayamos precisamente a los dos cajones más altos, y es que después de una carrera loca, de tropecientas penalizaciones, de salidas de pista, de paradas fallidas y de la llegada de la lluvia, Hamilton y Verstappen volvieron a estar al frente. Si bien parece que el triunfador es el de Mercedes, puesto que recuperó el liderato, yo diría que quien realmente salió victorioso de esta cita fue el neerlandés. Segundo habiendo montado nueva unidad de potencia y a solo dos puntos de su rival directo. Eso sí que es minimizar daños y lo demás son tonterías. Cuidado, porque Lewis está al límite con el motor y esto puede ser crucial en el tramo final de campaña. El que tuvo un día menos espléndido fue Bottas, que al menos pudo aprovecharse de la lluvia para escalar posiciones y poner un aceptable broche a una prueba que estaba siendo bastante mala para él, al igual que la de Pérez, si bien él no acertó con la estrategia y se perdió en la parrilla. Y no puedo acabar este análisis sin mencionar a dos de los destacados de este fin de semana, Alonso y Russell. Qué gusanillo sentí en el estómago al ver al español tercero. Lástima que todo se torciera al final. Lo mismo que ocurrió con el de Williams, aunque ambos se marcharon del escenario ruso con la autoestima alta.
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Los precedentes de Sochi no suelen ser demasiado alentadores en cuanto a espectáculo, pero ha sido diferente en el pasado fin de semana donde las sorpresas fueron numerosas. Después de un viernes de entrenamientos sin muchos contratiempos, lo importante había llegado a partir del sábado. Se esperaba que las nubes descargaran y fue de tal manera que los Libres 3 se tuvieron que cancelar por la potente tormenta. Con esta decisión, los pilotos afrontaban una sesión de clasificación sin haber rodado ni una sola vuelta en condiciones de mojado, por lo que el reto era mayúsculo desde el primer momento. A medida que los coches completaban vueltas en todas las rondas, se generó un carril medianamente seco y George Russell fue el pionero en montar el neumático Blando para jugársela de tal manera para demostrar que tiene maestría en condiciones de pista difíciles. La tercera posición fue su recompensa tras terminar por detrás de Norris y Sainz, ni rastro de los Mercedes, así que el domingo prometía y mucho. El orden de las posiciones de cabeza era totalmente imposible de acertar, pero el final de la parrilla tampoco se quedaba corto al contar con Verstappen, Leclerc y Bottas. El espectáculo estaba asegurado.
Después de la tormenta viene la calma en principio. La probabilidad de lluvia era del 20% para la carrera, por lo que el cielo no iba a entrar en juego en la última sesión. La salida y la estrategia habían sido claves, ya que el tren de coches con DRS había dificultado adelantar al rival de delante y fue una tarea complicada para muchos. El adelantamiento de Sainz a Norris le situaba líder, pero el desgaste de los neumáticos hizo que el británico recuperara la primera posición sin demasiadas complicaciones. Otro de los protagonistas de la primera tanda fue Daniel Ricciardo, su defensa frente al grupo liderado por Hamilton fue ejemplar y parecía que nada le fastidiaría. Sin embargo, McLaren había decidido parar al australiano cuando aún seguía siendo capaz de defenderse, pero lo peor llegó en esa parada tan lenta. No fueron los únicos en fallar en boxes, sino también sucedió con Russell, Leclerc y Pérez y dificultándoles la vida.
El último momento clave llegó cuando Norris y Hamilton estaban luchando por la victoria, la lluvia que no se esperaba se convirtió en un factor decisivo. Las gotas en las cámaras se contaban con los dedos de una mano y no parecía una amenaza, pero la intensidad aumentó rápidamente y esto tuvo un impacto enorme en el resultado final. La llamada a boxes fue fundamental, unos apostaron en seguir y les salió mal la jugada como a Norris, Pérez o Leclerc y los que acertaron se llevaron grandes recompensas, como Verstappen, Sainz, Bottas o Räikkönen. En Rusia no suele verse carreras de este estilo, pero lo visto hace unos días rompió la regla y el espectáculo fue mayúsculo.