El Gran Premio de Emilia Romaña 2022 de Fórmula 1 nos dejó un Red Bull reforzado, un Charles Leclerc menos contundente, un Carlos Sainz perdido y un Lewis Hamilton devorado por su compañero de equipo. La de Imola no fue precisamente una gran carrera, sin embargo, nos brindó momentos que pueden resultar cruciales en el devenir del Campeonato, como el error de Leclerc o un nuevo abandono de Sainz, que en solo cuatro pruebas ya mira desde abajo a sus rivales directos. Fernando Alonso tampoco salió bien parado de una cita que prometía fuegos artificiales y se quedó en unas simples ascuas.
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El Gran Premio de la Emilia Romaña se esperaba con ilusión, el inicio de año de Ferrari estaba siendo dulce con Charles Leclerc y eso empoderaba a los anfitriones. Las gradas estaban listas y con ganas de disfrutar de algo de lo que habían sido privados estos últimos años. Pero no siempre salen los planes como uno espera y este fin de semana era una de esas veces.
Y es que Red Bull estuvo completamente a la altura para arrebatar a sus rivales todo lo que estuviera al alcance de su mano. Max Verstappen estuvo inconmensurable, se llevó la pole haciendo justo lo que debía, esperó al momento indicado en la Sprint para llevarse la primera plaza. Y el domingo salió perfecto y no cometió ni un solo fallo en las 63 vueltas que se dieron al trazado. Además, Sergio Pérez cumplió su función a la perfección aguantando segundo, algo que vale oro en la recuperación de Red Bull.
El fin de semana de Carlos Sainz fue para olvidar tras su renovación. Solo se salva la gran remontada en la Sprint, aunque en su abandono de ayer hay que decir que no tuvo culpa de nada, así son las carreras y estas cosas pasan. Una lástima que fuera en casa de su equipo, pero cuando se hace balance da igual dónde se perdieron los puntos, la cuestión es que se perdieron y ojalá no los tengan que echar mucho de menos.
El Plan D, de desastroso imagino. La carrera de Leclerc no estaba siendo una maravilla, pues no pudo ni atacar a Checo, pero minimizar daños con un tercer puesto no estaba mal. Sin embargo, quisieron sacar tajada con una parada y buscar el punto extra. Pero las condiciones de la pista no eran las mejores, demasiado riesgo para solo un punto. Iñaki ya dijo que no, pero se acabó haciendo y se tiró mucho por tierra, tenían un tercero y se tuvieron que conformar con un sexto que demasiado fue. Porque no estuvieron lejos del abandono con sus dos pilotos, lo que hubiera sido una pifia monumental ante sus tifosi.
Dicho lo anterior, mi mayor queja a esta carrera reside en la poca actividad que vimos en pista. Ya sabíamos que Imola no iba a ser pista de muchos adelantamientos. Pero la normativa de 2022 había sido pensada para que esto tuviera solución. Sin embargo, pasó media carrera para que se permitiera el uso del DRS y sin explicación alguna, porque lo hemos visto en uso con más lluvia y asfalto más pasado de agua. La Fórmula 1 siempre tuvo a sus puristas y gracias a ellos ha conservado parte de su esencia a lo largo de sus muchos años de historia. Es por eso que hay que hacer fuerza para que trazados como el de Imola se mantengan en el calendario, pues es pensar en ellos o entrar en sus recintos y sentir cómo la historia te habla en su silencio, se respira ambiente de competición por todos sus rincones. Lugares donde se libraron batallas únicas y memorables.
Sin embargo, los coches han cambiado mucho y han crecido enormemente, casi como comparar un 600 con un tráiler. Aunque sea exagerado. En cambio, los trazados modernos se adaptan mucho a los coches modernos, como es lógico, y en ellos se crean carreras más emocionantes porque la pista lo permite. Pero esto juega en contra de la esencia y de estos lugares míticos. Nadie cierra la puerta a lugares nuevos, pero ojo con los pasos que se dan porque puede que que nos lleven a aparcar la historia en el pasado y cuando eso esté perdido la F1 habrá perdido la mayor de sus esencias.
A mi modo de verlo, creo que la historia nos está avisando, el desarrollo ha tomado caminos que se alejan de su ADN más puro y por ello el sopor y la monotonía en trazados más clásicos. Esperemos que todo vaya en pro del bien de la F1 más deportiva y no de la de los negocios. Aunque el presente más nos hable de lo contrario. Como aficionados poco o nada podemos hacer más que opinar. Así que disfrutemos de lo que tenemos en pista porque la verdad es que la lucha entre Red Bull y Ferrari nos está dando vida al campeonato de 2022. Veremos si alguien más es capaz de unirse a esta pelea de cabeza, ojalá que sí.
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Cuarto Gran Premio de la temporada finiquitado. La cita en Emilia Romaña nos ha dejado de todo, aunque no todo ha sido bueno. Antes de adentrarme en la acción, decir que sigo viendo totalmente innecesarios los Libres 2 en los fines de semana de sprint. Pero dicho esto, que no creo que sea de gran interés para el grueso de nuestros lectores, vayamos a diseccionar lo ocurrido en el asfalto de Imola. El sábado vivimos una carrera corta que dio más de sí de lo que muchos esperábamos. Es cierto que había pilotos fuera de posición, como Pérez y Sainz, que nos dieron algo de espectáculo, pero más allá de eso volvimos a ver que el experimento puede tener su miga, si bien no es algo imprescindible. Por ahora, está bien como está, no lo implementaría en toda la temporada porque acabaría desmereciendo a la competición.
Y llegó el domingo, después de un primer conato de batalla entre Max Verstappen y Charles Leclerc en el sprint, pero las expectativas, al menos las mías, se disolvieron como un azucarillo en apenas unos segundos, concretamente lo que duró la salida. Menudo repaso de Red Bull, que dominó con contundencia de principio a fin. El piloto neerlandés se paseó por el Autodromo Enzo e Dino Ferrari durante 63 vueltas y no encontró oposición alguna en su camino hacia la victoria. Contundente el número '33', que completó así un fin de semana prácticamente perfecto que le devolvió a la batalla por el Campeonato pese a estar aún algo lejos. Max fue temible, de hecho, los de Milton Keynes empiezan a asustar tras asaltar el feudo de un equipo Ferrari que decepcionó, no en ritmo, sino en errores propios. Porque sí, después de un inicio de campaña sin fisuras, Leclerc no se conformó con la tercera plaza, arriesgó en su persecución a Pérez y rozó el abandono. Innecesaria segunda parada e innecesario riesgo cuando estamos en un Mundial en el que lo que importa es sumar y sumar. Cuidado con estos puntos, que no le pesen al monegasco al final de la campaña.
Pero si alguien de rojo salió escaldado este fin de semana en Imola fue Carlos Sainz. Nuevo cero, esta vez propiciado por un toque de Daniel Ricciardo en las primeras curvas. He escuchado a mucha gente hablar de la mala suerte del español el domingo, pero yo no creo que se trate tanto de eso. Si no hubiera cometido el error en Q2 el viernes, habría partido más arriba en el sprint, y si no hubiera patinado el domingo en la salida, no se habría encontrado con el de McLaren, por lo que hay un porcentaje de culpa en esa supuesta mala suerte. Sainz está cometiendo errores, no se encuentra cómodo en el coche y se está viendo ampliamente superado por su compañero de garaje, a quien tiene ya a 48 puntos. No voy a ser yo quien se eche encima de él, al contrario, soy un ferviente defensor suyo, pero no ha empezado con buen pie el año y, a pesar de que quedan muchas pruebas, no le veo como un contendiente al título. Espero equivocarme. Por ahora, creo que su batalla estará con Checo, si bien no quiero desmerecer al mexicano, mucho más fuerte este año y brindando grandes actuaciones.
Aunque al que más halagos tengo que dedicarle es a Lando Norris. Excelso el británico, que aprovecha a la perfección el paso adelante de McLaren y recupera el lugar que merece, es decir, un cajón en el podio. El de Bristol está aquí, y yo que me alegro, porque sigo pensando que es uno de los mejores pilotos de la parrilla. Otro que también cuenta con este distintivo es Lewis Hamilton, o lo que queda de él este año, porque el heptacampeón está irreconocible. Russell le está mojando la oreja día sí día también y los murmullos cada vez suenan con más fuerza. Que el '44' es buen piloto está más que claro, ¿pero es tan bueno como indica su palmarés? Su compañero, de momento, está poniendo esto en entredicho, y veremos cómo se desarrolla todo, porque, sinceramente, no esperaba una versión tan poco competitiva de Hamilton.
Decepcionante el inglés, al igual que los hombres de Alpine. El A522 es rápido a una vuelta, pero desesperante en carrera. No tiene ritmo, degrada los neumáticos de manera sangrante y es poco fiable. Si a esto ya se suma la mala suerte de Fernando Alonso, poco se puede hacer. ¿Qué más puedo decir ya de esta situación? Si el plan era exasperarme, enhorabuena, lo están consiguiendo. Qué impotencia siento con este equipo. O reaccionan de una vez, o esto se acaba. No hay paciencia. Ya no. Demasiado tiempo esperando unos resultados que nunca llegan. Porque no, no hay forma de encarrilar la situación. Es que ni por equivocación nos dan una alegría. Aquellos sectores púrpuras de Australia solo fueron un espejismo. La realidad es la que refleja la General, sobre todo en el lado del garaje de Alonso, perdido al final de la parrilla pese a seguir contando, sin lugar a dudas, con uno de los mayores talentos de la competición.