El primer gran premio de la temporada ya tuvo lugar y no pudo empezar mejor, o eso será lo que piense un sector del Gran Circo. Pues los Red Bull ataron su primer doblete de la temporada para empezar de la mejor forma posible el nuevo campeonato. El podio lo completó Fernando Alonso, el ovetense volvió a disfrutar de esta ceremonia especial post carrera y ya es su podio 99 en la categoría. Quienes no tuvieron su mejor día fueron los de Ferrari, un coche fuera de carrera por problemas de fiabilidad, otro fuera del top 10 y sin opciones de luchar con sus rivales. Mercedes confirmando las malas sensaciones, pues no están para luchar con los de arriba.
Aunque todo hay que decirlo, el trazado de Sakhir es una pista muy especial, puede que lo visto allí no vaya a ser la tónica habitual de todo el año. Pues el GP de Baréin no es una cita representativa y fiable para extender datos a otros lugares como sí pudiera serlo el GP de España. Como ya es costumbre, desde F1 al Día hemos querido compartir con vosotros nuestra visión del gran premio disputado en Baréin el pasado fin de semana.Sandra Molina: "Dominio aplastante y sorpresa emocionante"
La primera cita del calendario sirvió para quitarnos la venda de los ojos si es que alguien aún la mantenía el domingo. El dominio que Red Bull ha logrado plasmar en la tabla de resultados y en las hojas de tiempos cada vez que sacan sus monoplazas a pista es aplastante para sus rivales. Me atrevería a decir que llega a ser insultante, pues visto lo que vimos, dudo mucho que los monoplazas de las bebidas energéticas fueran al máximo en la clasificación y mucho menos en la carrera. El trabajo del pasado año y sus esfuerzos durante el invierno hacen que este RB19 no tenga que llegar al punto de ser exprimido hasta sus últimas posibilidades para colocarse en lo más alto.
Si esta tendencia se confirma en las próximas carreras, me temo que volveremos a la monotonía de no tener dudas sobre quién hará la pole o quién ganará la carrera. Max Verstappen está ante la posibilidad de pasear por el mundo cómodamente hacia su tercera corona, esto puede ganar muchos enteros si nada cambia en las próximas citas y no parece que caya a dar muchos giros de guion. Y no culpo para nada a Red Bull, su trabajo es envidiable y formidable, como debe ser, como lo fue en su día de Mercedes y de otros equipos en el pasado. El problema lo tiene quien se encabezona en seguir caminando por un sendero sin salida o acertando de lleno en peoras en lugar de mejorar. La F1 siempre fue una categoría que premia la excelencia en la ingeniería y eso casi siempre es imposible de rebatir por mucha maestría que se tenga al volante si el coche no acompaña.
Quien sigue de cerca este deporte lo sabe bien, lástima que, sin batalla a la vista por el liderato, estamos ante el campeonato más largo de la historia. En años como 2021, por ir a lo más reciente, hubiera sido un auténtico placer tener más y más carreras. Pero la historia es la que es y parece que no nos queda más remedio que bajar la mirada un poquito en la tabla para aferrarnos a la emoción. Pues veo bastante parejos a Ferrari, Aston Martin y Mercedes, juzgando solo lo visto en Baréin, obviamente. Veremos qué nos encontramos a medida que avance la temporada.
Para sorpresa de todos y alegría de muchos, lo de Aston Martin no era mentira, la mejoría es notable respecto a 2022. Trabajo que hay que agradecer al equipo y también a Sebastian Vettel, el alemán tomó la decisión de marcharse porque sus prioridades en la vida habían cambiado. Y lo entendemos, pero lo que nos habría gustado ver a Seb al volante de un buen coche de nuevo. El incansable esfuerzo del alemán, su sabiduría en la materia y su experiencia residen en este AMR23 también.
Volviendo al presente, los de Silverstone han dado un paso al frente, al menos en esta primera prueba. Pero lo que vimos de ese monoplaza nos permite pensar que no será la última vez que veamos a Fernando Alonso o a Lance Stroll en el podio. Esta vez fue el español que logró acceder al aparcamiento de los privilegiados al acabar la prueba. Si analizamos cómo superó a Lewis Hamilton o a Carlos Sainz, podemos ver que ese tercer puesto no fue flor de un día, fue fruto de esfuerzo y trabajo. Pues hasta me inclino a pensar que hubiera podido superar a Leclerc en pista. La broma de la 33 inundó redes sociales y minutos de televisión y prensa, pero después de lo visto el domingo... ¿quedará en broma para pasar el tiempo? ¿Volveremos a escuchar el himno de España en la F1 para celebrar una nueva victoria de Fernando Alonso?
Nadie tiene la respuesta, solo el tiempo nos la dará y debemos esperar. Mientras, destacaré lo que no me gustó de este inicio de año, pues me esperaba más de Ferrari, sobre todo teniendo en cuenta que tirando de historia Baréin se les daba bien a ellos y no a Red Bull. No me gustó que Mercedes siga cavando en su tumba particular con ese diseño que plasmaron en 2022, quizá ha llegado el momento de dar marcha atrás, quizá esa idea sea válida para otro momento, no lo sé, pero todo parece apuntar que el de ahora no es su momento. A las pruebas de parafina me limito, la imagen de la parafina en el Red Bull parecía una obra de arte para exhibir en cualquier exposición de motor. Sin embargo, la del Mercedes parecía un manchurrón de paintball del que poca buena conclusión se puede sacar.
Otra cosa que no me gustó nada han sido los insultos hacia Lewis Hamilton que he visto en las últimas horas. ¿A cuento de qué? ¿Algunos siguen anclados a 2007 y no o han podido superar? Aprendan de los pilotos, ese abrazo tras la carrera y esas palabras. Si estos dos grandes tienen coche para batallar entre ellos este año lo vamos a pasar en grande y eso es lo que importa. Dejemos los rencores y no remuevan historias del pasado que no tienen cabida en el presente ni tampoco en el futuro. Y, por cierto, por mucho que alguien odie a Alpine y a Esteban Ocon, tampoco veo bien descargar odio contra Pierre Gasly, un piloto que ha demostrado tener calidad para estar en la F1. Disfrutemos sin futbolizar la F1, que las buenas sensaciones de Aston Martin y lo bueno que pueda venir para Fernando nos atraiga buena afición a la F1, sin polaridades extremas ni faltas de respeto, en la F1 no funcionamos así.
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¡La Fórmula 1 por fin ha regresado! Qué ganas tenía de volver a ver a los monoplazas quemando rueda sobre el asfalto. Y es que estos meses de ausencia de competición se han hecho muy largos. Por suerte, la temporada 2023 ya está aquí, y lo cierto es que apunta muy alto. Lo primero que voy a hacer, y así me lo quito rápido de encima, es hablar de una de las decepciones de este arranque, Red Bull. Y no hablo de decepción por falta de rendimiento, sino por exceso del mismo. Los de Milton Keynes me hicieron bostezar el pasado fin de semana. Son buenos. Demasiado buenos. Tanto que ni siquiera la realización se preocupa de enfocarles. ¿Para qué, si ya se sabe que van a arrasar? Qué sopor verles. Que sí, que tiene un meritazo haber construido un pedazo de monoplaza como el RB19, pero para los aficionados es una penitencia.
Se viene otro año de hegemonía austriaca, incluso superior a la de 2022. Qué pereza, de verdad. A pesar de ello, no puedo pasar por alto la magistral actuación de Max Verstappen, que ya ha demostrado que va a lo suyo. No tiene rival y nos tenemos que hacer a la idea para evitarnos decepciones. Es que ni siquiera Sergio Pérez le tose, y que nadie me venga con que se está adaptando al monoplaza y no se qué rollos más. Está lejos de su nivel y nunca va al legar. Lo siento si soy muy duro, pero creo que ya es hora de poner las cartas sobre la mesa y decir las cosas tal y como son.
Y hablando de decepciones, no puedo olvidarme de Ferrari. Yo pensaba que estaban tapándose en los test y, en cierta medida, nos estaban engañando con el tema de la degradación, pero nada más lejos de la realidad. Ya pueden mejorar los de rojo si no quieren que sus rivales les adelanten por la derecha. El SF-23 degrada y mucho. Al menos en el coche de Carlos Sainz, porque me sorprendió lo bien que le aguantaron las gomas a Leclerc en el primer tramo. Aunque, claro, había montado blandas nuevas y eso era una ventaja al fin y al cabo. El coche no es malo, pero de tanto gestionar acaban perdiendo una cantidad ingente de tiempo, y como no lo solucionen pronto, lo van a pasar mal. Espero que lleguen, pero los italianos siempre son la eterna promesa. Repito lo mismo que con Red Bull. Qué pereza.
En el mismo saco podría meter a los Mercedes, aunque en este caso sí me esperaba un inicio como el que protagonizaron, e incluso peor. Me sorprendió especialmente su ritmo de carrera, el cual era bastante parecido al de Ferrari y Aston. Por ese lado, aceptable, pero el monoplaza es bastante mediocre por ahora, sin nada destacable. Aunque si algo no soporto son los lloros de los de Brackley. Resulta pesado escucharles quejarse día sí y día también de que no son lo suficientemente rápidos, que los Red Bull son inalcanzables, que son el cuarto equipo, que les falta mucho para pelear arriba, que si patatín, que si patatán. Y volvemos a lo de los anteriores párrafos, y lo siento si soy negativo, pero es que lo siento así. Qué pereza.
Volver a ver a Fernando Alonso peleando tú a tú con los de arriba, sin estar pendiente de carambolas, accidentes o Coches de Seguridad, y encima superando rivales como si de un videojuego se tratase, eso ha sido una maravilla. Primera carrera con Aston y primer podio, y esto solo acaba de empezar. Qué maravilla, de verdad. Ojalá los astros se sigan alineando y la competición sea justa con el bicampeón del mundo, que necesita como el comer una temporada a la altura para revivir como al ave Fénix. Y ojo, que el coche lo tiene. Antes de despedirme, un saludo a Alpine. Gracias por apostar por Esteban Ocon. Debido a eso, Alonso ahora está en un coche competitivo y no en una tartana que se rompe con solo mirarla. Gracias, de verdad. Se os quiere.