El Ferrari 312T presentado por la marca italiana para el campeonato de 1975, se convertiría, no solo por su refinada estética, en el gran protagonista de la temporada con Niki Lauda al volante. Con una caja de cambios revolucionaria (T por su posición transversal) y un motor de 12 cilindros "Flat" (cilindros opuestos en plano) que daba una potencia de 500 CV a 12500 vueltas, Maranello volvería a lo mas alto por primera vez en 11 años.
Sus principales y numerosos rivales como Fitipaldi (McLaren), Reutemann (Brabham) o James Hunt (Hesketh), no harían otra cosa que dividirse entre ellos mismos los triunfos a los que no tendría acceso Lauda, facilitando la regularidad del austriaco de Ferrari.
El equipo Shadow con Jean Pierre Jarier y Tom Pryce, inició muy bien la temporada con poles en Argentina y Brasil pero les faltó fiabilidad, llevándose Emerson Fitipaldi y Carlos Pace las victorias respectivamente.
En Sudáfrica la carrera podía haber sido de nuevo de Pace, pero Scheckter se llevó el gato al agua con el modelo 007 de Tyrrell, que nada tenía que ver con película alguna de James Bond.
Llegó entonces la prueba en Montjuich el 27 de Abril de 1975, la fecha mas negra de la historia del automovilismo en España. El circuito barcelonés despertaba muchas críticas entre los pilotos, que lo consideraban obsoleto y peligroso. Hubo un conato de plante de los mismos, disuelto por la organización y los responsables de los equipos. Solo Fitipaldi se negó en redondo a participar. Ya en la primera vuelta, los dos Ferrari que habían logrado la primera línea en los entrenos, se vieron envueltos en un accidente con Mario Andretti antes de acabar la primera vuelta. James Hunt, que pasó a liderar el gran premio, se accidentó en la sexta vuelta, el propio Andretti en la 16, el Lotus de Peterson y el Shadow de Pryce en la 23, poco después caería el Brabham de Pace, dejando un primer puesto de aspecto maldito al alemán Rolf Stomelen, que precisamente estrenaba el Lola-Ford de la escudería de Graham Hill.
En la vuelta 25, cuando cruzaba la línea de meta y llegaba al cambio de rasante del estadio Olímpico, se desprendía el alerón trasero de su monoplaza, rodando a mas de 250 Km/h. El vuelo y la consiguiente salida de pista provocó la muerte de cuatro personas. Stomelen, afortunado, solo salió con heridas de escasa consideración. Ignoro si la "suerte" estuvo en que si hubiera ocurrido 100 metros mas atrás, tal vez se habría llevado por delante la pasarela superior sobre la recta principal... en fin, a saber que habría sido peor.
La carrera se detuvo definitivamente en la vuelta 29 y Jochen Mass fue declarado el ganador por delante del Lotus de Ickx. Como no se había recorrido el 50% de la distancia programada, esta fue la primera carrera de F-1 en la que se otorgaron la mitad de puntos correspondientes. En la sexta posición por cierto, el medio punto iba a para a las manos de una mujer, la italiana Lella Lombardi. Sería la única fémina capaz de puntuar en toda la F-1.
A partir de Mónaco el tema de seguridad se tomó un poco mas en serio en los circuitos urbanos. Sobre las calles del principado, Lauda, que solo había logrado cinco puntos en las cuatro primeras carreras, por los 15 de Fitipaldi, cimentó la primera de tres victorias consecutivas que le conducirían hacia el título.
En Holanda, James Hunt, sucesor de Graham Hill en el corazón de los británicos, lograba su primer triunfo en F-1 al imponerse con su Hesketh-Ford sobre el Ferrari de Niki que le perseguiría angustiosamente hasta la última vuelta.
En Francia, ambos pilotos intercambiaban sus posiciones finales. En el circuito inglés de Silverstone, una lluvia torrencial detenía la carrera a 10 vueltas para la conclusión venciendo "Emmo" entre un mar de coches reducidos a chatarra.
Reutemann y su Brabham número 7, doblegaban a Lauda en Nurburgring, una pista que al igual que Montjuich, tenía los días contados.
Vittorio Brambilla "El gorila de Monza" con su March, protagonizaba una cómica victoria en Austria: Tras cruzar la lluviosa línea de meta con vuelta rápida incluida, y superando a la mayoría de estrellas del momento, Niki, Fitipaldi, Hunt, etc, levantaba los dos brazos en señal de alegría, estrellándose contra las barreras al patinarle las ruedas de su momentáneamente abandonada dirección.
A Lauda le bastaba una tercera posición en Monza para entrar en el Olimpo.
Y lo hizo, dejando que Regazzoni, su compañero relegado a un segundo plano durante toda la temporada, disfrutase de la victoria y el entusiasmo de los Tifossi, que como ya era tradicional invadían la pista al acabar el evento.
Con un nuevo triunfo sobre Fitipaldi, Lauda cerraba en Estados Unidos, una espléndida temporada.