La victoria y la muerte a menudo van ligadas en el deporte del motor de tal forma, que atraviesan la barrera poética y se convierten en realidad. Este fue el caso de Jochen Rindt en 1970.
Al acabar 1969, Luc Lagardère, el patrón de Matra, propuso a Jackie Stewart, probar el nuevo motor V12 que había sido desarrollado. Su jefe de equipo, Ken Tyrrell, recordaba lo bien que sonaba, pero tanto él como Jackie sabían que no iba a ser tan competitivo como el Cosworth que llevaba casi todo el mundo. Aprovechando la llegada de March como nuevo constructor de chasis, Tyrrell no dudó en adquirir varios ejemplares y equiparlos con los motores Ford V8 a la espera de construir a partir de 1971 sus propios chasis. Su principal patrocinador continuaría siendo la petrolera Elf, que imponía como segundo piloto al lado de Stewart al francés François Cevert, que era precisamente cuñado de su anterior compañero, Jean-Pierre Beltoise.
En Lotus, Colin Chapman y su diseñador jefe Maurice Phillippe, volvían a dar otro empujoncito al diseño en la F-1 sacando a la luz el modelo 72, en forma de cuña, con los radiadores situados en una especie de pontones laterales y el piloto colocado en una posición aún mas reclinada, bajando todavía mas su centro de gravedad.
Brabham Presentaba su primer monocasco, el turquesa BT33, mientras que en Ferrari trabajaron duro para presentar de nuevo un coche competitivo, el 312B con el que Jacky Ickx volvería a la carga, esta vez acompañado del suizo Clay Regazzoni.
Fue Jack Brabham con 44 años, quién ganó en la primera cita de la temporada, en Suráfrica, imponiéndose al McLaren de Hulme y el March de Stewart.
Brabham, que no había ganado un GP desde 1967 volvió a poner en aprietos a Stewart antes de que el escocés pudiera subir a lo mas alto en España.
En Mónaco se vivió una carrera impresionante entre el rejuvenecido Brabham y Jochen Rindt que se saldó a favor del austriaco con la famosa pasada de frenada del australiano en la última curva de la última vuelta.
Poco antes del GP belga, el mundo del automovilismo quedó conmocionado por la noticia del accidente mortal de Bruce McLaren en unos tests privados en el circuito de Goodwood. ¿Cómo podía ser que el piloto considerado generalmente por todo el mundo como mas seguro de la F-1, y con menos accidentes en su historial de 11 años de competición, pereciera de esta forma?
El mundial continuó con victoria de BRM gracias a la actuación de Pedro Rodríguez en Spa-Francorchamps, aventajando en solo 2 segundos a un incisivo Chris Amon.
El drama volvía a la competición con la muerte de Piers Courage entre las llamas del De Tomaso del equipo de Frank Williams durante el GP de Holanda. En la misma carrera y ya siempre con el modelo 72 evolucionado, Rindt se puso manos a la obra y venció además de en Zandvoort, las pruebas de Clermont Ferrand, Brands Hacht y Hockenheim. Sus mas directos rivales, Stewart, Hulme o Brabham, se repartían las otras plazas de podium de manera alterna sin destacar ninguno de ellos, lo que permitió al Jefe de filas de Lotus, alejarse bastante en la tabla de puntos.
Solo Ickx, que había logrado la segunda posición en Alemania y la victoria en Austria, podía soñar con atrapar a Rindt.
Llegó el GP de Italia en Monza y todo hacía presagiar una dura lucha entre Jochen y los Ferrari. Durante los entrenamientos, mientras intentaba hacerse con la "pole", algo se rompió en el Lotus de Rindt el la curva parabólica antes de la entrada a meta. El frontal del Lotus quedó destrozado y Jochen Rindt, cuya yugular quedó seccionada, falleció en el translado en ambulancia al hospital de Milán. Nina Rindt siempre manifestó que le había prometido dejar la F-1 al acabar el año... La carrera se disputó con victoria final de Regazzoni.
Después de esta desgracia, aún quedaba por desvelar el negro morbo de si Ickx podía ganar un mundial a costa de un piloto que ya no vivía pese a contar con una buena ventaja de puntos en el mundial. No es erróneo decir que afortunadamente para la memoria de Rindt, eso no se produjo gracias a la victoria del novato brasileño Emerson Fitipaldi en su cuarta participación en un GP de F-1, en Estados Unidos, demostrando el potencial del Lotus 72 que había conducido Jochen.
Pese a perder el mundial, posiblemente Jacky Ickx, en el fondo también se alegró de ello.