Matra y Stewart repitieron suerte en 1969 con un poco de desarrollo en su monoplaza, el MS 80, viendo que las cosas no habían ido tan mal el año precedente. Sus rivales volvían a ser Rindt y Hill en Lotus, McLaren y Hulme en McLaren y el Brabham de Jackie Ickx que había dejado a los italianos de Ferrari ocupados en diseñar un coche mas competitivo de cara a temporadas posteriores.
En Junio, Fiat, con la familia Agnelli a la cabeza, compraba el 50% de Ferrari, dejando al ilustre apellido de Enzo como estandarte de competición de los turismos de Turín.
La mayoría de los equipos pues, formaron casi una copa monomarca en la que el motor Ford-Cosworth otorgaba una igualdad extraordinaria, suministrando el propulsor a la casi totalidad de los bólidos que formaban las parrillas. Las parrillas de salida, por cierto contaron con la mas baja media de participantes por GP, solo 16.
En las dos primeras pruebas del mundial, Stewart se imponía con claridad, sobre Hill en Suráfrica y sobre McLaren en Motjuich. La prueba española estuvo marcada por los dos espectaculares accidentes que protagonizaron los Lotus al perder sus alerones en el cambio de rasante de la recta del estadio olímpico.
La FIA reaccionó con inteligencia y en la siguiente prueba en Mónaco, se prohibieron los alerones altos tras los entrenamientos ante las protestas de los equipos. En las carreras y temporadas sucesivas, sus diseñadores los harán reaparecer de formas mas bajas, optimizadas y bien ancladas al chasis. Hill consiguió con Lotus su quinta y última victoria en Mónaco por delante de Piers Courage que pilotaba el Brabham de la escudería privada de un tal Frank Williams.
Stewart encadenaba de nuevo una de sus típicas rachas de victorias: En Holanda aprovechando problemas mecánicos en el Lotus de Hill; en Francia ayudando a su compañero Beltoise a conseguir el doblete para el júbilo local de Matra por delante del Brabham de Ickx; y en Gran Bretaña como resultado de una lucha fraticida con el Lotus de Rindt, al timpo que Neil Armstrong ponía su pie en suelo lunar.
La verdad es que Stewart tuvo que reconocer que Ickx le dio un repaso en Nurburgring, donde tanto había brillado el año anterior, pero en la siguiente prueba en Monza, el escocés se hacía matemáticamente con el título tras vencer en un nuevo final de infarto en el autódromo italiano.
Stewart batía a Rindt, Beltoise y McLaren, separados los cuatro por solo dos décimas de segundos en la línea de meta.
Las tres últimas pruebas vieron victorias de Ickx, Rindt y Hulme sazonadas con pobres resultados de Stewart que hasta entonces registraba una fiabilidad mecánica mas que notable. No por ello se privó de conseguir junto a Beltoise el mundial de marcas para Matra. Los franceses, al igual que gente de otras escuderías, experimentaron tracciones 4X4 en algunas pruebas pero pronto quedó claro que no llevaban a ninguna parte en un campeonato en el que las velocidades punta crecían sin parar a costa de vehículos cada vez mas planos, ligeros y aereodinámicos.
Stewart preparaba un cambio de aires para 1970 mientras que Ickx y Rindt aguardaban una nueva oportunidad.