Lorna era una chica huérfana: unas semanas después de su nacimiento sus padres murieron en un accidente de aviación, entonces fue acogida por los Dane, sus tíos maternos, quienes no revelaron que eran sus padres adoptivos hasta después de la adolescencia por miedo a traumatizarla. Aunque Lorna era una mutante el único vestigio de su naturaleza que tenía eran sus cabellos que ya desde su nacimiento eran de color verde, razón por la cual primero sus tíos y luego ella misma los mantenían siempre teñidos de castaño para no ser mirada como un bicho raro. Lorna tenía el potencial genético latente para desarrollar poderes magnéticos, pero ciertos factores genéticos necesarios para utilizarlos se encontraban ausentes. Si todo hubiera transcurrido de una manera normal, nunca hubiera podido usar sus poderes. Sin embargo, estos se activaron por culpa de una siniestra conspiración: Mesmero capturó a Lorna y la encerró en una máquina que activó sus poderes magnéticos todavía escondidos. Magneto la encontró y la liberó justo a tiempo. Agradecida, Polaris se unió a la Hermandad de mutantes diabólicos y poco después descubrió que Magneto era su padre. Le ayudó todo lo que pudo en sus planes, aunque ella tenía un punto de vista diferente, quería paz entre humanos y mutantes. Cansada de la situación, se marchó del grupo para estudiar geofísica. Meses después de terminar su licenciatura, Polaris fue poseída por la entidad psíquica llamada Malicia, que la obligó a unirse a Los Merodeadores en su cruzada contra los Morlocks. Liberada del control de Malicia, y a pesar de las diferencias con su padre, Polaris decidió volver a la Hermandad de mutantes.