Teniente Kafee , Tu no puedes encajar la verdad.
Vivimos en un mundo que tiene muros, y esos muros deben ser vigilados por hombres armados. ¿Y quién va a hacerlo? ¿Tú? ¿Usted, teniente Weinburg?. Yo tengo una responsabilidad más grande de la que puedas imaginar.
Lloras por Santiago y maldices a los marines, puedes permitirte ese lujo. Tienes el lujo de no saber lo que yo sé, que la muerte de Santiago, aunque trágica, probablemente salvó vidas.
Y mi existencia, aunque grotesca e incomprensible para ti, salva vidas.
Tú no quieres la verdad porque en lugares de tu interior de los que no hablas con tus amiguetes ,me quieres en ese muro, me necesitas en ese muro.
Nosotros utiliizamos palabras como honor, código, lealtad. Utilizamos esas palabras como la columna vertebral de una vida dedicada a defender algo. Tú las usas como gag.
No tengo ni el tiempo ni las ganas de dar explicaciones a un hombre que se acuesta y se levanta bajo la manta de libertad que yo le proporciono y que luego cuestiona la manera en que la proporciono. Prefiriria que solo dijeras gracias y siguieras tu camino.
Sino, te sugiero que cojas un arma y defiendas un puesto .
De todos modos me importa un carajo a qué crees tú que tienes derecho.