Fue durante la temporada de 1999, con el segundo título de Mika Hakkinen, que Schumacher sufrió el accidente más grave de toda su carrera. En Silverstone, se quedó sin frenos en la curva de Stowe, y un golpe frontal terminó con una pierna rota y varios meses fuera de la Fórmula 1. Dudas sobre su forma física, mental y de pilotaje para cuando volviera (en la mente colectiva estaba muy presente la situación de Mick Doohan, piloto del mundial de motociclismo), aunque el propio Michael se encargó de disiparlas en las dos últimas carreras del año, con dos destacables segundos puestos.
Sería por lo tanto en el año 2000 cuando llegaría el momento decisivo, uno de los puntos álgidos de la carrera profesional de Michael Schumacher. El año en que finalmente llegaría el tercer título, el tan esperado campeonato del mundo que acabó siendo tanto de Michael como de Ferrari, de sus mecánicos, de todos los aficionados. Un título que llegó en el penúltimo gran premio del año, el de Japon en el magnífico circuito de Suzuka. El primero en 21 años para Ferrari. La temporada 2000, en la que Schumacher estrenaba compañero y en la que venció en nueve ocasiones, fue una temporada de altibajos, con un gran inicio gracias a las victorias de Australia, Brasil y San Marino, pero con un periodo complicado con tres abandonos seguidos, en Francia, Austria y Alemania. En ese momento, Mika parecía más cercano que nunca, y solo una reacción de todo el equipo Ferrari salvó una situación que, sin ser dramática, se había empezado a complicar más de lo que estaba previsto.
En la época de Ferrari pudimos ver la doble personalidad de Schumacher de un modo muy claro. Por un lado, el ?Kaiser?, trabajador incansable, voraz como pocos y capaz como ninguno, que podía probar piezas varios días entre semana durante semanas seguidas, trabajando cuanto hiciera falta para vencer en las carreras, llegando hasta límites insospechados. Extremadamente veloz y con los objetivos muy claros en su mente. Ganar era lo primero, tanto por él como por el equipo.
Pero también pudimos ver a ?Michael? a secas, un muchacho afable que tenía una gran relación con el equipo de mecánicos, cuyas lágrimas en 2006 nos dejan ver de forma muy clara que no querían que se fuera. No eran solo los cuatro títulos que vendrían, seguidos, después del del año 2000. Son otras cosas, como las muestras de generosidad y solidaridad hacia ONGs, sin darle ninguna publicidad ni tampoco importancia, o los gestos que tenía con los propios mecánicos del equipo. Nadie que haya trabajado con él tiene malas palabras en cuanto a lo personal.
Si ellos estaban en Fiorano trabajando en alguna cosa del coche, por la noche, y el trabajo de Michael se había terminado, el alemán se montaba en su Ferrari y se dirigía a la pizzería más cercana, donde compraba unas pizzas para los chicos y se las llevaba, bien atadas con el cinturón de seguridad para que llegaran en buen estado. No tengo ninguna duda de que lo hacían, y además seguro que muy rápido. Son estas cosas, que sin necesidad de darles bombo, sucedían detrás de las escenas de pista, lo que nadie veía porque no era parte pública.
Nunca sabremos si la marcha de Schumacher de Ferrari en 2006, en lo que fué su primera retirada, resultó ser algo forzado o una decisión propia, aunque el retorno del heptacampeón a la Fórmula 1 en 2010 nos da alguna pista. Pero está claro que la pérdida para el equipo Ferrari fué importantísima. El Schumacher de 2010 en adelante nos ha dado otras cosas. Aunque el bagaje deportivo es más bien pobre (un podio, una vuelta rápida, una pole ?que no cuenta? y un puñado de vueltas en cabeza), el alemán ha aprendido otras cosas.
Le hemos visto mucho más relajado, disfrutando más de la competición en sí misma, aprendiendo que en la vida hay otras cosas, además de ganar, y creo que debe considerarse afortunado de haber podido aprender esta lección aún dentro de la Fórmula 1. De haberla podido disfrutar de esta forma tan distinta a la habitual. Este Schumacher, mucho más familiar, mucho más feliz, según se mire, ha gustado mucho, pues se ha descubierto una faceta suya desconocida para muchos. Además, refleja la valentía que tuvo al volver.
Su retorno no debe ser considerado un fracaso, ni mucho menos. Demostró que a una edad a la que la mayoría de pilotos de Fórmula 1 yacen en sus sofas, él ha sido capaz de luchar con los mejores de tú a tú e incluso de ganarles en un buen día (la ?pole? de Mónaco es testamento de ello, con un coche que no era el mejor, un piloto que consiga esto está aún para ganar carreras). Además, en cuanto tuvo un coche competitivo, destacó más que su compañero de equipo. Pero incluso dejando eso de lado, incluso dejando los temas deportivos aparcados, su retorno ha cumplido otras funciones.
Cuando anunció su retirada en Suzuka, comentó que no quiere que se le recuerde como una leyenda del automovilismo. Preferiría que se le recordara como ?un luchador que nunca se rinde?, lo cual es una capacidad que ha demostrado a lo largo de toda su carrera deportiva. Este fin de semana en su casco lucía la inscripción ?Life is about passions. Thank you for sharing mine? (La vida está llena de pasiones, gracias por compartir la mía). Tanto esta inscripción como la vuelta de honor antes de la carrera demuestran el agradecimiento que tiene.
El heptacampeón alemán es una persona afortunada, lo sabe, y da las gracias. Tras una vida entera en el mundo del automovilismo, que le ha dado todo lo que tiene y le ha hecho la persona que es en el día de hoy, una leyenda viva ha sentido la necesidad de agradecer a todos su equipo actual, sus equipos del pasado, sus aficionados, aquellos a los que les entusiasma la Fórmula 1 tanto como a él, y en definitiva, a todo el mundo.
En el día de hoy, da igual si decimos ?Danke Michael?, como diría en su tierra, ?Grazie Michael?, como dirían en el equipo de sus amores, o ?Thank you Michael?, en la lengua más usada en el paddock de la Fórmula 1. Lo importante es agradecerle su presencia en la Fórmula 1, en la que ha trabajado durante tanto tiempo, a la que ha ayudado en tantas áreas y a la que ha dedicado toda su vida hasta ahora. Desde aquí, muchas gracias, Michael, y sé muy feliz en lo que la vida te depara.
Para su debut con Ferrari en Jerez, Sebastian Vettel decoró su casco con una bandera alemana en vertical que mantendrá esta temporada en tributo a su compatriota Michael Schumacher
Para muchos pasó desapercibido, pero el último gesto de Sebastian Vettel hacia su compatriota e ídolo de infancia Michael Schumacher en los test de Jerez ha sido destacado ahora por la prensa italiana, que se aferra a cualquier detalle para potenciar el cariño de los tifosi hacia el nuevo rey de la Scuderia. Para su debut como piloto de Ferrari en el circuito andaluz Vettel lució un casco blanco, decorado con los colores de la bandera alemana en línea vertical. Un diseño simple o, como se dice ahora, estilo 'vintage', que recuerda a los que usaban los pilotos de la década de los 80.
La fuente de inspiración de Seb fue el casco que llevaba Schumacher hace treinta años, con apenas 16, en los Mundiales de karting de 1985. La 'Gazzetta dello Sport' subraya que se trata del particular tributo secreto y personal de Vettel al piloto que en su día encadenara cinco títulos mundiales con Ferrari (2000-2004). Mientras Schumacher sigue un lento e incierto proceso de recuperación de las lesiones cerebrales sufridas hace un año en un accidente de esquí, Vettel considera un honor tomar el relevo del Kaiser como nueva estrella de Maranello y su objetivo es muy claro: Devolver a Ferrari a la senda del éxito.
"Llevaba mucho tiempo dándole vueltas al tema del casco. He querido volver a los orígenes. He usado los colores de Red Bull desde que tenía 12 o 13 años y yo y mi diseñador (Jens Munser) modificábamos la decoración en cada gran premio. Ahora que he madurado he elegido un casco y prefiero que sea el mismo toda la temporada" asegura el tetracampeón del mundo.
Mick Schumacher, hijo del ex piloto de Ferrari, le sigue los pasos a su padre.
El hijo del siete veces campeón del mundo de Fórmula 1, Michael Schumacher, está cerca de firmar un contrato con un equipo de la Fórmula 4 alemana, aseguró hoy el diario alemán "Bild".
Mick Schumacher, de 15 años, disputará ocho carreras esta temporada con el equipo holandés Van Amersfoort Racing, agregó la publicación.
Mick Schumacher correría su primer Gran Premio entre el 24 y el 26 de abril en el circuito alemán de Oschersleben.
La Fórmula 4 es una categoría del motor para jóvenes talentos. Aunque se rige por reglas internacionales, no es una competición mundial. Cada país puede organizar su propio campeonato de la Fórmula 4.
Michael Schumacher, de 46 años, es el piloto más exitoso de la historia de Fórmula 1 con siete títulos mundiales. El alemán sufrió en diciembre de 2013 un grave accidente de esquí del que todavía se recupera en su casa de Suiza.
The end of season group photo (From back row (L to R)): Alex Yoong (MAL) Minardi; Mark Webber (AUS) Minardi; Mika Salo (FIN) Toyota; Allan McNish (GBR) Toyota; Eddie Irvine (GBR) Jaguar; Pedro de la Rosa (ESP) Jaguar; David Coulthard (GBR) McLaren; Kimi Raikkonen (FIN) McLaren; Michael Schumacher (GER) Ferrari; Rubens Barrichello (BRA) Ferrari; Juan Pablo Montoya (COL) Williams; Ralf Schumacher (GER) Williams; Giancarlo Fisichella (ITA) Jordan; Takuma Sato (JPN)
The middle row of the drivers end of season photograph (L to R): David Coulthard (GBR) McLaren; Kimi Raikkonen (FIN) McLaren; Michael Schumacher (GER) Ferrari; Rubens Barrichello (BRA) Ferrari; Juan Pablo Montoya (COL) Williams; Ralf Schumacher (GER) Williams.