A pesar de todo, una vergüenza
Esta primera edición del Gran Premio de Corea de Fórmula 1 sin duda será recordada por muchas cosas. En buena parte porque ha sido una carrera emocionante, divertida y con un buen final, básicamente por la merecida victoria de Fernando Alonso, que como es habitual en los grandes campeones, ha estado donde tenía que estar.
Se hablará mucho del desastre de Red Bull, que puede costarles un campeonato que deberían haber dominado y que al paso que van, acabarán perdiendo tanto por errores propios como por méritos ajenos. Pero a pesar de todo esto, no se pueden obviar las grandes vergüenzas vistas en esta carrera: el estado del circuito y la salida con Safety Car.
Empezando por el circuito, es inadmisible que por el infinito afán de enriquecimiento de Ecclestone y sus socios (los equipos de Fórmula 1) el Mundial amenace a circuitos como Spa, Silverstone e incluso Mónaco para luego ir a correr a estos tilkodromos de mierda que son todos iguales y que lo único que aportan es precisamente eso, mierda, como hemos podido ver a lo largo de tres días cada vez que un piloto “pisaba” un poco más allá del negro asfalto.
Es imperdonable que un certamen que presume de ser el tercer mejor “World Wide” detrás de los Mundiales de Fútbol y de los Juegos Olímpicos, se desplace a un país sin el menor interés en la Fórmula 1 y sin que el circuito esté siquiera acabado, para correr en las precarias condiciones en que se ha hecho este fin de semana. Si el circuito no estaba terminado, había que haber suspendido la carrera hasta el año próximo, que no es tan difícil, y haberlo hecho tres meses antes, como se hizo en 1997. Entonces el fiasco del GP de Portugal permitió al alcalde Pacheco firmar con Ecclestone y preparar la última cita de la temporada en el circuito de Jerez con tiempo suficiente.
Ya se especuló con que esto se iba a hacer con el Motorland este año, con la ventaja de que al ser también un tilkodromo, no habríamos notado gran diferencia…salvo que el circuito de Alcañiz está en perfecto estado de revista y dirigido por gente inteligente, que cuando Bernie les pidió las escandalosas cifras que demanda a los nuevos trazados, lo mandaron a freír espárragos.
Y además toda la vergüenza que hemos visto este fin de semana no tendrá la menor consecuencia, ya que nadie pedirá perdón, nadie dimitirá, nadie será relevado de su cargo, y como ha ocurrido tantas veces, aquí no ha pasado nada. Ecclestone seguirá contando sus ganancias, y la Fia seguirá mirando para otro lado. Como dicen los americanos, “same shit, different day”.
La otra gran vergüenza ha sido una vez más la salida con Safety car. Lamentablemente las carreras modernas de Fórmula 1 se basan en tres momentos clave: la calificación, la salida y la parada en boxes. El resto es mayoritariamente un trámite, en el que los pilotos se limitan a dar vueltas esperando que pase algo.
No pueden estafarnos uno de esos tres momentos clave. Si llueve, la fórmula más sencilla sería levantar el régimen de parque cerrado para permitir a los equipos modificar los reglajes básicos para suelo mojado: altura al suelo, dureza de las suspensiones y ángulo de incidencia de los alerones. Estas tres cosas permitirían dejar los coches en condiciones de correr en lluvia, y en ese caso se podría dar la salida “de verdad” y no esta farsa que ha durado 3 + 17 vueltas si no estoy equivocado.
Cuando llueve la aerodinámica influye mucho menos y por tanto es el agarre mecánico (motor) el que manda. Como en lluvia no se puede usar toda la potencia, al piloto le sobra y por tanto es él quien tiene que dosificar. De ahí que las carreras con agua sean tan divertidas, ocurran tantas cosas, y veamos adelantamientos y todo aquello que no vemos en las de seco, porque el piloto manda sobre el coche y no al revés.
Pero aunque después haya acción, no pueden negarnos la salida, ni tan siquiera con el pretexto de la seguridad. En el caso de este circuito coreano, ¿no son los tilkodromos tan seguros? ¿a que viene entonces este pánico? Hasta los propios pilotos (Hamilton) pedían la marcha del Safety Car para hacer carrera de verdad y no una comedia. Y si de verdad hay demasiada agua, lo que hay que hacer es parar o suspender la carrera.
Pero claro, saben que millones de espectadores están ante el televisor y que la factura de los satélites sigue subiendo corran o no, así que se inventan esto para intentar al menos ofrecer algo que al mismo tiempo les permita ir ganando tiempo por si hay que cortar la señal o como ha pasado hoy, se les hace de noche.
Siempre pongo el ejemplo de los americanos, pero allí cuando llueve lo cancelan todo. Si llueve en la calificación, salen en el orden de la clasificación general (como allí sí se pueden adelantar, no pasa nada), y si llueve el día de la carrera no tienen el menor problema en aplazarla al lunes, al martes o al día que haga falta. En cierta ocasión las 500 Millas de Indianápolis empezaron en domingo y acabaron el jueves siguiente. Mala suerte para los espectadores, pero prefirieron esto antes que falsear la carrera.
http://carloscastella.wordpress.com/2010/10/24/a-pesar-de-todo-una-verguenza/#comment-1325