La fotografía es de ayer, cuando comenzaba a complicarse todo, y empiezo por decir que adoro este tipo de estampas en las que el F10 se retrata sin artificios ópticos, con la punta inferior de su escudo lateral apuntando sobre la «n» del logograma del patrocinador español de La Scuderia; con el nacimiento de las salidas de los escapes casando perfectamente sobre la tercera raya del código de barras de Marlboro que decora el cubrecapot; todo al desnudo, bien situado y en crudo; para continuar afirmando que si no existieran días como el de hoy, seguir este espectáculo supondría un completo bodrio en el que Michael Schumacher continuaría ganando campeonatos, uno tras otro.
Por suerte, jornadas como las vividas este fin de semana nos recuerdan que aún queda algo de épica en este deporte, porque desvelan por qué Enzo Ferrari, quien alardeaba de que la máquina hacía grande al hombre que la conducía, buscó siempre a los mejores pilotos para conducir las suyas. Y es que la de Maranello ha fallado estrepitosamente al ceder de manera idiota la ventaja obtenida en las dos carreras anteriores. Primero con el descuaderne que supuso ayer que sus monoplazas no entraran en la Q2; y segundo, mostrando esta tarde las entrañas de su debilidad, pues Sauber monta Ferrari y ninguno de ellos ha completado la carrera por desfallecimiento del propulsor; y porque para colmo de males, uno de sus vehículos oficiales, el de Fernando, para más señas, partía quebrado con la luz verde del semáforo que daba la salida.
El resto venía dado. Red Bull, sabiendo que cuatro de sus oponentes se habían inmolado ayer sábado, planteaba una prueba bastante cómoda, con un Vettel sobresaliente, a quien sólo ha inquietado su compañero Webber hasta que un problema en los garajes lo ha tirado a la cuneta. Inmediatamente detrás, un Nico Rosberg exultante y un Kubica que se sigue saliendo en cada fotograma, y un Sutil que hoy ha dejado de tocar el piano para centrarse en ese mundo que rodea a sus retrovisores, volviéndose muralla infranqueable para un Hamilton que ha mostrado lo mejor de sí, remontando desde la vigésima plaza hasta la sexta; y también lo peor, tras el pobre espectáculo que ha dado cerrando el paso a un correoso Petrov por cuatro veces consecutivas en la recta de tribunas, haciéndose merecedor de un simple correctivo verbal por parte de los comisarios de la FIA (¡hay cosas que no cambian!), cuando lo propio habría sido que le hubiesen enseñado la bandera negra por su hazaña.
Como nota alegre, Jaime entrando en los nuevos puntos, con redaños y excelente soltura (me guardo el cava para cuando se meta entre los ocho primeros, que seguro que lo hace), e Hispania, que ha mojado la oreja a quien ha encontrado a su paso y estaba a su alcance.
Y para terminar por hoy, el premio a la constancia que ha obtenido Hulkenberg, Hulk, en una actuación que ha supuesto todo un acontecimiento memorable, que merece la pena reseñar aunque sea como colofón a una jornada bastante extraña y entretenida.
E hilando con el inicio, hay que admitir que Ferrari la ha liado en Malasia como la lía una o dos veces al año cada temporada, porque es una deidad que nunca deja pasar la oportunidad de demostrar que tiene mucho de humano bajo sus faldas. Pena que ante esta circunstancia totalmente chorra, los ñúes que señala Tadeo se hayan desplegado para atizar de nuevo al asturiano, pasando por alto que el mismísimo Michael Schumacher claudicaba en la vuelta 10 al circuito de Sepang por un problema mecánico. La máquina, sí, ¿qué sería de la máquina sin los hombres que la conducen? ¡Al desnudo y en crudo!
¡Ay, Señor, Señor, que quince días nos esperan!
Fuente: El Infierno Verde
Saludos!!!