mañana por la mañana, el alquimista abrirá la puerta, y dejará salir a la fiera.
La nueva criatura de Newey será sigilosa, sin duda. Será hija del fuego y del viento, como todos sus engendros, pero tendrá también la espuma del mar sobre sus lineas, y garras enormes que le permitan agarrarse al suelo cuando en el combate entre en una curva. Tendrá olor a pintura, a gasolina y aceite, y todos los caballos la mirarán con miedo. Adrian Newey conoce los secretos sagrados de astronáutica y aeronáutica de la cofradia de Southampton, y el arte de crear criaturas para cortar el viento, que es una ciencia antigua, y que no todo mortal puede o quiere conocer. Esta es la historia de sus aventuras:
Primera cruzada, la F2
En 1982, luego de trabajar para el viejo Fittipaldi en su fantástica aventura en el circo de Fangio y Caracciola, el joven Newey se enlista por dos años en las filas de MARCH, donde sería el ingeniero-escudero de Jonhy Cecotto en su conquista de la F2 montando un MARCH-BMW.
Ganaron trés carreras, en Inglaterra, Francia y Suecia, y solo fue mejorado por su compañero de Escudos, el Italiano Conrado Fabi. La gran campaña llevará a Cecotto, MARCH y Fabi a la fórmula 1, pero el joven Newey es reubicado hacia el pelotón de MARCH en norteamérica, y embarca una madrugada de bruma con rumbo a la Indy.
La derrota de las aguilas norteamericanas
Una vez en allí, al joven alquimista le es encargada su primera fiera: en un año próximo tendrá que crear una criatura que derrote a las águilas norteamericanas en su propio nido. En siete fechas, el el 85C lastimó a las aves, incluyendo las 500 Millas de Indianápolis. Ese año de Dios de un mil novecientos y onchenta y tres, entre los camiones acampados, encontró al viejo Fittipaldi, que tomaba las armas de nuevo al mando de un Penske. Adrian Newey ya no era el joven alquimista que un dia trabajó en sus animales, y sí un genio reconocido. En 1985 el grande Al Unser, de Penske, gana el campeonato con el 85C, y en 1986 la fiera se corona de nuevo con Bobby Rahal, de Truesports, conquistando las praderas de norteamérica, Newey es ahora el nuevo mago del viento.
Retorno al circo sagrado
En 1985, Newey deserta de MARCH y embarca de regreso a Europa. Encuentra a un pequeño equipo FORCE (del cual ya no quedan vestigios en la internet) que sin embargo es destruido el año siguiente. En 1987, la MARCH comienza una nueva etapa en la F1, y Adrián el magnífico, es recibido de regreso para ser encerrado en lo más alto de la torre y crear un nuevo mounstro.
En un año en que los Turbos comenzaron a ser perseguidos, Newey crea para Iván Capelli y Mauricio Gugelmin el Leyton House 881, un dragón azul de nariz curva y alta, angosto, larga distancia entre-ejes y con motor judd V8 3.5. En la carrera inaugural la bestia todavia no estaba crecida, así que debieron usar un híbdiro de bólido de F1 e Indy: el 87P. Sin embargo, el tan esperado mounstro no fué lo que se esperaba: Capelli sólo terminó en los puntos en 4 carreras, y Gugelmin en 2. En 1988 la McLaren arrasó, y la MARCH precisaba de resultados.
Para 1989, encargó un motor todavia más angosto, ganando en aerodinámica. Un guepardo ágil y liviano, calzado con goodyear; que luchó sin miedo contra los grandes Mclaren V10 y Ferrari V12, ahora en un mundo en que los tubos habian sido extintos, consiguiendo un tercer lugar en la carrera inaugural, Brasil. Pero a mitad del campeonato faltaba dinero, la MARCH abandonó a Newey y vendió el equipo para Akira Akagi, dueño de Leyton House.inc. Newey se convirtió en director técnico del pequeño ejército de soñadores, todavia con motores judd. El guepardo ágil fue un desastre, y ningún punto más fué obtenido en esa campaña.
Para 1990, Newey generó al hijo más fuerte del CG901, que demostró ser igual al padre, una belleza de dejar a los mecánicos del paddock callados y con la boca abierta, y un completo desastre en el asfalto.
En realidad, una misteriosa maldición parecia perseguir al nuevo mounstro, quizás venganza de los establos mágicos de Ferrari. El director de equipo, Ian Phillips, contrajo meningitis y tuvo que abandonar después de Brasil. El jefe deportivo Harry Mandel renunció por motivos personales. Encontraron errores en la lectura del túnel de viento, y Newey se concentró en un nuevo diseño acompañado de difusores de varios pisos.
Paul Ricard, 1990: el dia que Ferrari enfrentó a Newey
El dia de estrenar a la nueva fiera, la multitud vestía de rojo y Alain Prost era el héroe del dia.
Ambos carros partieron muy bien en séptimo y noveno, y luego de que los líderes erraran a la hora de pits, la dupla lideraba la corrida. El motor de Gugelmin reventó en la vuelta 57, y el sistema eléctrico de Mansell explotó en la vuelta 72, pero Capelli aguantó firme. Capelli aguantó liderando la lucha hasta la vuelta 77 (de 80) cuando fue sobrepasado por "le professeur". La multitud enardecida gritaba Prost!, Prost!, Prost!... fue la centésima victoria del comendattore, victoria casi aplastada por el mounstro ágil de Adrián Newey, el alquimista.
Era una hazaña fantástica, pero el dueño del equipo perdió la paciencia, y Newey, el magnífico alquimista y prodigioso mago, fue despedido por primera vez en su vida.
Fuente: 5ruedas
Saludos!!!