El Gran Premio de Brasil cerró la temporada 2011, una temporada que en realidad se había cerrado hace varios meses, pero cuyo calendario lógicamente había que cumplir. Y esta última carrera no fue una excepción a lo que llevamos viendo a lo largo de todo el año, salvo que hubo quien pudo despedir la temporada con dignidad.
Especialmente el ganador, Mark Webber, quien tras pasarse todo el año a la sombra de Sebastian Vettel vio recompensada su paciencia con una victoria un tanto ficticia, pero victoria al fin y al cabo.
Porque lógicamente somos muchos los que nos preguntamos si de verdad el cambio de Vettel estaba averiado o no, porque a pesar de ello, el ritmo del alemán seguía siendo demoledor para todos? menos para Webber, que sí es cierto que una vez en cabeza fue siempre más rápido que su compañero. Y al igual que él en otras carreras, se permitió el lujo de marcar dos vueltas rápidas consecutivas en las dos últimas vueltas.
Mark Webber ganó su primer gran premio de la temporada.
Como vivimos en un estado de derecho, tiene que prevalecer el concepto de presunción de inocencia y por tanto, mientras no se demuestre lo contrario, tengo que dar por cierto que el cambio de Vettel estaba en peligro de rotura. Pero aún suponiendo que no fuera del todo cierto y que en el fondo la avería fuera inducida o falsa, el equipo Red Bull hizo en esta carrera algo que en los dos últimos años no ha sido capaz de hacer: impartir órdenes de equipo sin organizar un escándalo.
Hasta ahora, las órdenes o la ausencia de ellas en RB eran motivo de grandes discusiones e incluso de peleas dentro del propio equipo y de todo el entorno que le rodea. No hace falta volver al año pasado, basta recordar el GP de Gran Bretaña de éste cuando le pidieron (perdón, le ordenaron) a Webber que no atacara a Vettel.
Y sin embargo esta vez doy por supuesto que, con o sin avería, han querido no sólo recompensar a Webber por todo el trabajo de la temporada, sino también reforzar su moral con un doble mensaje: ?puedes ganar un Gran Premio y nosotros te ayudamos cuando podemos hacerlo?, una maniobra ya en clave 2012 para mantener alta su moral y su motivación. Y lo hicieron con la suficiente corrección como para que el australiano pudiera ganar la carrera sin perder la dignidad.
En Silverstone Red Bull impartió órdenes de equipo.
Claro que la superioridad de Red Bull en este trazado fue tan superior que pudieron hacer esto y más si les hubiera apetecido. Porque una vez más nadie pudo seguir su ritmo, e incluso los McLaren, que últimamente parecían estar bastante cerca, volvieron a quedar distanciados. Sólo el virtuosismo y una acertada decisión táctica de Button le permitieron acabar tercero por delante de Fernando Alonso, otra vez superior a lo que el Ferrari puede dar de sí.
O quizás es que la distancia entre las dos marcas (McLaren y Ferrari) en esta carrera no era tan grande como en otras ocasiones. Porque hasta Felipe Massa pudo reivindicarse y recuperar algo de su dignidad aguantando a Hamilton durante varias vueltas, evitando que el británico le pasara en el cambio de ruedas, manteniéndose delante sin que hubiera ningún toque entre ellos y hacerlo hasta que el cambio del McLaren (este sí) se rompió poniendo fin al duelo.
Un Massa cada vez más en entredicho, pero que al menos tiene asegurada la continuidad, no como Rubens Barrichello, quien probablemente corrió su último gran premio aunque él no quiera admitirlo. Quizás hubiera sido mejor aceptar que algún día tiene que ser el último para así despedirse con dignidad, una dignidad que nadie puede discutirle al brasileño, acabe como acabe su carrera deportiva.
Fernando Alonso y Jenson Button, protagonistas del Gran Premio de Brasil.
Pero ahora todo esto ya da un poco igual. El campeonato ha terminado, todos estamos ya pensando en descansar de tanta escena repetida una y otra vez y aunque ya habrá tiempo para algunas valoraciones finales, como buenos aficionados sólo nos queda desear que el próximo año el campeonato sea más competido y que gane quien gane, tengamos un 2012 más emocionante en la lucha por el título.
Fuente: Blog de Carlos Castellá