A estas horas, dicen que en el seno de una escudería que había comenzado con mal pie una temporada que podía suponer otra más o una nueva, según se cumplieran o no las expectativas, bullen las ideas y las ganas de ponerse al tajo por aquello de esquivar de una vez por todas las espada de Damocles que pendía sobre su cabeza desde que los agoreros decidieron cebarse en ella.
El poder balsámico que tiene la confianza está fuera de dudas, y la victoria de Alonso ha supuesto para toda Ferrari un hermoso e inesperado revulsivo. Hoy se puede más que ayer, y desde luego mucho más que en Australia. Hoy, China está más cerca, y llegar a Europa con un bonito saldo de puntos de ventaja, resulta incluso asequible. Hoy, el F2012 tiene más posibilidades y su desarrollo puede ser más rápido... Hoy, es sencillamente un hoy distinto al esperado en Maranello gracias a que nuestro bicampeón asturiano, apoyado por todo el equipo, lo ha hecho posible.
Aunque parezca lo contrario no hay magia alguna en todo esto. Las lágrimas de Andrea, la cara de perplejidad de Stefano, la alegría de los mecánicos, la propia euforia de Fernando, han venido a ratificar que La Scuderia necesitaba recobrar la confianza y que en el trazado de Sepang se había obrado el ansiado milagro.
Hoy, Ferrari es simplemente más peligrosa...
Y esto mismo lo saben quienes se han pasado la pretemporada poniendo en solfa a la italiana y su vehículo, quienes afirmaron sin rubor que Newey iba a volver a dar en el clavo, que Sebastian sería el tricampeón del mundo más joven de la historia, los que a decir de muchos no vendían humo sino realidades.
De manera que la biblia del motorsport se arrancaba por bulerías nada más terminar la prueba malaya, y en plan bombero torero anunciaba a bombo y platillo que la salida de pista de Pérez se debía a una orden recibida en Sauber a través del teléfono rojo que une Hinwil con Maranelo. Por fortuna, Autosport se ha ahorrado describirnos cómo Montezemolo acariciaba su gato de angora sobre su regazo, mientras sujetaba el auricular y hablaba con Peter el suizo para decirle aquello de «voy a hacerte una oferta que no podrás rechazar.»
En realidad al lobo disfrazado de cordero no le hacía falta describir nada, porque la mecha estaba prendida con sólo insinuar la posibilidad de que Ferrari estuviera jugando sucio...
Bien, voy a portarme como se espera de mí en una tarde de domingo y me voy a creer la teoría, pero me gustaría que alguien de la redacción británica me respondiera previamente si consta que don Luca hubiese llamado a los responsables de McLaren, Red Bull y Mercedes, antes de hablar con el boss de Sauber, se entiende, para que sus escuderías tendieran como la suiza, la alfombra roja por la que ha llegado al podio el Nano en Sepang, y de paso, si le pasa un sobre bien gordito a Narain Karthikeyan cada final de mes.
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