No sabia como describir lo que ha sido de Takuma pero encontre este articulo y se los comparto
Takuma Sato. Persistencia Made in JapanESCRITO PORMelangeX3
En el imaginario colectivo, que la cultura japonesa le ha impuesto a la humanidad a través de sus artes visuales, se encuentran incrustados innumerables personajes ficticios cuyas épicas hazañas, realizadas en una multiplicidad de realidades, se han convertido en referencias culturales. Si se busca en el Animé se encontrarán ejemplos de peleadores de artes marciales, guerreros terrestres, espaciales y de otras dimensiones, soldados, agentes de la ley, deportistas, ninjas, justicieros enmascarados, magos, pilotos de autos, naves y robots gigantes?
En todos los casos, el personaje principal resulta ser un joven japonés que, luego de padecer una infinidad de tropiezos, resulta el salvador del mundo o, en este caso, el piloto más combativo, justo, sensacional y reconocido del planeta. Personajes como Takaya Todoroki (Tony Bronson) de la serie animada Grand Prix, G? Mifune (Meteoro) de Speed Racer o Hiroshi Shiba (Febo Jarlok) de El Vengador, eran dignos de admiración por las hazañas que realizaban en las (ahora muy lejanas) tardes infantiles. En este punto aclaro que también los personajes presentados como antagonistas resultaban muy impactantes ya que, además de poseer el carisma y la personalidad que no tenían los principales, ejecutaban acciones moralmente cuestionables para ganar. El lado oscuro y sus encantos?
Sin embargo, en el plano existencial que se cree verdadero, la historia del automovilismo deportivo nipón resulta todo lo contrario. Aunque en este sentido hay que dividir en japoneses como pilotos y en japoneses como constructores. Es que resulta innegable la calidad que han aportado a la competición marcas como Nissan, Mitsubishi, Honda, Toyota, Mazda, Subaru y Suzuki; sin embargo, el aporte de los pilotos japoneses ha sido muy escaso, llegando al punto de ser considerados productos exóticos pero inefectivos.
Satoru Nakajima, Toranosuke Takagi, Kazuyoshi Hoshino, Shinji Nakano, Hideki Noda, Toshio Suzuki, Kazuki Nakajima, Yuji Ide, Taki Inoue, Noritake Takahara, Ukyo Katayama, Sakon Yamamoto, Aguri Suzuki; y más reciente Takuma Sato y Kamui Kobayashi; han pasado por la Fórmula 1 representando los colores de su nación. Unos con más pena que gloria, varios con mucha pena y nada de gloria, otros con un poco de gloria y un poco de pena, pero al final el legado está allí y eso es lo que cuenta.
Es evidente que la mayoría de ellos arribaron a la máxima categoría impuestos por Honda, por Toyota o por los intereses de grandes capitales japoneses, pero en el grupo hay una excepción. Un piloto que se coronó campeón de la F3 Británica en el año 2001 y cuya trayectoria en las Fórmulas europeas resultaba muy interesante a pesar de su edad.
Todo comenzó el 1ero de noviembre de 1987. La Fórmula 1 retornaba a Japón tras una ausencia de 10 años. En el autódromo de Suzuka, el templo particular de Honda, la firma japonesa pronostica a sus paisanos la victoria. La promesa otorga el favoritismo a los Lotus 99T pilotados por la gran esperanza brasileña Ayrton Senna y por el héroe local Satoru Nakajima; y a los poderosos Williams FW11B guiados por el valiente Nigel Mansell y por el consagrado Nelson Piquet. La representación de Honda era la mejor de la historia. Desde la tribuna, un joven japonés observa impresionado todo lo que acontece.
Aunque la carrera la ganó fácilmente Gerhard Berger, tripulando un Ferrari F1/87, Takuma celebró en grande ya que su ídolo Ayrton Senna logró llegar en el segundo lugar. Tanto le impactó el evento que se prometió a sí mismo pilotar en la categoría aunque tal aspiración significara dilapidar su vida y el resto de su juventud en el intento. Desde ese 1ero de noviembre, Sato decidió convertirse en piloto. Esa ?iluminación? era tan grande como su terquedad y más que su motivación. Su fiebre por sentir en carne propia la experiencia de conducir los coches más avanzados del mundo y vivir esa emoción, el rugido de las máquinas, la gasolina de alto octanaje, el turbo y sus caballos desbocados; en fin, todo lo que representaba el campeonato de Fórmula 1 se volvió la razón de vivir para Takuma, a quien, primeramente le sugirieron que se dedicara a otras actividades pues ya estaba algo viejo para aprender a pilotar?
Sato Inició en el karting a los 19 años, lo cual se considera una osadía aquí, allá, en la China, en Nameku y en Japón. Por regla general, el karting más básico está reservado para niños de 5 a 10 años de edad. Así que Takuma se halló en una situación un tanto humillante pues en las pistas, los niños japoneses le rebasaban una y otra vez. Si el figurar en una carrera representaba una utopía, triunfar era algo más que imposible. Aunque más difícil es ver a un japonés, de la sociedad post guerra, renunciar a sus ideales para rendirse ante una inminente derrota. Esa no existe.
En el año 1998, Sato decidió agarrar sus esperanzas, ambiciones, sueños y todo su universo espiritual para meterlos, junto con su ropa, en una maleta y largarse rumbo a Europa, dejando en Japón a los malos espíritus de la derrota, la pereza, la resignación y la amargura. En el viejo continente, de forma más que sorprendentes, sus actuaciones comenzaron a ser positivos en las categorías inferiores de monoplazas. En 1999, Sato es uno de los mejores en la F3 Británica, tanto que en el año 2000 logra ubicarse tercero en la general. Con ese resultado obtiene el aval de Honda y pacta para ser probador de BAR. En el 2001 Sato consigue el título de la F3 Británica, sin duda un logro significativo para un piloto japonés.
De inmediato, el padrinazgo de Honda le otorgó un lugar en la Fórmula 1, en el equipo de Eddie Jordan, quien debió sentar a Sato en una butaca porque venía incluido en el paquete junto a los motores oficiales Honda. Así que el irlandés tuvo que enseñarle la puerta del retiro al veterano Jean Alesi, lo que no gustó a muchos fanáticos de la categoría.
Aunque había que darle el beneficio de la duda, ya que Takuma presentaba una excelente trayectoria en las series menores. En su momento, muchos entendidos opinaron que el japonés era otro piloto que llegaba a la Fórmula 1 a pasar pena y a causar accidentes. En su primer año dio esa sensación. Se creía que era cuestión de poco tiempo para enviarlo de regreso hasta la tierra del sol naciente para que pilotara pero a través de un Play Station.
Pero hay que decir que Takuma Sato llegó a la Fórmula 1 y eso ya puede considerarse un gran logro personal. Aunque su primera temporada estuvo signada por los accidentes y las averías, el patrocinio japonés permanecía a su lado. Culminó ese año con apenas dos puntos, conseguidos en Suzuka, pero aún así, en el 2003, fue requerido por BAR, el equipo número 1 de Honda, para que retornara a su labor como piloto de pruebas. Para ese instante ya Sato se había hecho un lugar dentro de la Fórmula 1 gracias a su personalidad. No era el típico japonés reservado que solo compartía con sus nacionales; Takuma exhibía humildad y respeto para con los otros pilotos, inclusive se advertía su deseo por aprender y ese aspecto, en un japonés insertado en un buen equipo, resultaba interesante.
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