OPINIÓN: Cosas que vi en Montmeló y no me gustaron FALTAS DE RESPETO
Javier Granados 23 de Mayo 2017 20:00
65 comentarios
108 20
El otro día tuve la oportunidad de ir a ver el Gran Premio de España en directo. Era la segunda vez en mi vida que podía asistir a una carrera de Fórmula 1.
El jueves anterior había asistido al Circuit de Barcelona-Catalunya en calidad de periodista, acreditado como prensa para cubrir un evento del Gran Premio para este mismo medio: F1 al Día. Pero entre ir como profesional a ir como aficionado hay una gran diferencia. Con lo primero estás inmerso dentro del mundo de la Fórmula 1, de alguna manera formas parte del entramado. Con la segunda eres un total espectador, el público del espectáculo, y su juez.
Al Gran Premio asistieron más personas que en los años anteriores, había una notable crecida en cuanto al ambiente de carreras se refiere. Recogiendo diferentes comentarios que oía por el circuito me daba cuenta de que la principal razón era la renovada estética y velocidad de los monoplazas. En la pelouse, zona en la que me encontraba, la gente coreaba el nombre de Fernando Alonso, quien había firmado una excelente Clasificación el sábado y había colocado su McLaren Honda por primera vez en Q3 en una meritoria séptima posición. Todo el mundo aplaudía al paso de los diferentes monoplazas durante las vueltas de instalación antes de encarar la parrilla. Allí estábamos personas de nacionalidades y gustos variopintos. Pero teníamos en común el amor por la Fórmula 1, por el Motorsport y por las carreras en general, o eso pensaba yo.
Y es que una de las cosas, a mi ver, de lo que más se disfruta en un circuito durante un Gran Premio de Fórmula 1 es esto: sentirte arropado dentro de esa familia, sentir que estás viendo la carrera junto a otras personas con las que compartes pasión, saber que no eres el único. El Motorsport en general no es algo extendido, y ver la gran comunidad que se reúne ese fin de semana te hace sentir en el epicentro, de las pocas veces en las uno se siente parte de algo que realmente es muy grande.
Pero vayamos al centro del asunto, qué fue lo que vi y no me gustó ese día. Si hay una palabra que lo define a la perfección es fanatismo. A diario, ya sea en Twitter, en los comentarios de esta misma web o en muchas otras plataformas, el fanatismo invade nuestro mundillo. Leo a personas defender por encima de los límites racionales a sus pilotos o equipos favoritos, y para ello faltando al respeto a sus diferentes rivales. Es exactamente lo que sucedió aquel domingo.
Momento clave de la carrera, Valtteri Bottas es el último piloto en parar de los de arriba. Sebastian Vettel, quien había sido el primero, se ve bloqueado por el Mercedes en una inteligente maniobra estratégica por parte de los de Brackley. El objetivo no era otro que el de evitar que el alemán de Ferrari le metiera más tiempo a Lewis Hamilton, que en ese momento iba a una estrategia cruzada. Fueron vueltas preciosas en la pista viendo a Sebastian tratando de pasar como fuese a Bottas, podía ser la clave de la carrera. Sin embargo, en la grada no fueron tan agradables. Un individuo vestido de Ferrari empezó a hacer peinetas a Valtteri Bottas a cada paso del finlandés, antes y después de que Vettel lograse adelantar.
Sebastian Vettel persiguiendo a Valtteri Bottas durante el GP España 2017
Sentí vergüenza, vergüenza ajena. Todo el mundo miraba a aquel tipo y sus aspavientos. Las peinetas iban acompañadas de insultos. Me pareció un comportamiento sumamente ignorante, de no saber de qué va la Fórmula 1, de no saber de qué van las carreras. Hay que ser eso, ignorante, para no saber que esto es una competición por equipos, que cada equipo explota sus recursos hasta el límite para tener más opciones de alzarse con el triunfo. Es lo que hizo Mercedes, es lo que se debía hacer, es deporte, es Fórmula 1.
En el momento en el que no disfrutas de la competición, es que no eres aficionado de esa competición. Estaba claro que aquel hombre solo fue a disfrutar de su equipo, en el momento en el que las cosas fueron mal, dejó de disfrutar. Obviamente, todos tenemos gustos, todos tenemos pilotos y equipos favoritos, y todos queremos que ellos ganen. Otra cosa, muy diferente, es dejar de disfrutar de la Fórmula 1 porque tu piloto o tu equipo favorito no gane. En ese momento demuestras que la Fórmula 1 te importa más bien nada, solo te importa el resultado de tus preferencias.
Lo más grave no es eso, que cada uno viva esto como quiera o como buenamente pueda. Lo más grave fueron los insultos a Valtteri Bottas. Y no porque sea Valtteri Bottas, sino porque estaba insultando a un piloto que se estaba jugando la vida en ese mismo instante. Está claro que a aquel sujeto no le importaba nada, pero a mí sí. Como aficionado a la Fórmula 1 me dolió ver cómo insultaban a una parte esencial de ella.
¿Solo por unas cuantas peinetas e insultos te pones así? No, tranquilos (o no), que queda más. Lo mejor del Gran Premio fue la lucha feroz entre dos grandes campeones como Lewis Hamilton y Sebastian Vettel. Con el adelantamiento de Hamilton al alemán, que le acabó por dar la victoria, viene el que tal vez sea el motivo por el que estas líneas verán la luz. Un hombre empezó a insultar a Vettel, y al sujeto que previamente había increpado a Bottas, tras la maniobra de Lewis. ¿Qué estaba pasando allí? Por un momento pensé que me hallaba en una gradería de un campo de fútbol. Dos tipos insultándose entre ellos por un adelantamiento, dos tipos que habían faltado en pocos minutos a dos pilotos. Descubrí que el fanatismo no solo estaba presente en las redes sociales, también nos acompañaba en cada circuito.
En conclusión...
Algunos llamarán a esto "ambiente" o "pasión", yo les digo que es asqueroso. Ambiente es lo que comentábamos al inicio de este artículo: aplaudir a cada piloto a su paso, corear el nombre de tu piloto favorito, disfrutar de todos y cada uno de los elementos que componen esta categoría. Al fin y al cabo, disfrutar de la Fórmula 1 en comunidad en vez de comportarse de manera tóxica y faltar el respeto a la propia competición por la que se supone has pagado por ver.
Recalco que estos incidentes son los que yo presencié en persona, aunque hablando con otros aficionados que también asistieron me doy cuenta de que fueron práctica habitual el domingo.
A pesar de todo, al final disfruté de la que creo que ha sido la mejor carrera de lo que llevamos de año, fue un auténtico deleite poder ver a Sebastian Vettel y Lewis Hamilton pelear de tú a tú. Todo esto me ha ayudado a comprender que tengo suerte, suerte de poder disfrutar de la Fórmula 1, a secas. Independientemente de lo que haga mi piloto o mi equipo favorito. Otros, como hemos visto, se llevaron varios disgustos.
No pretendo ser nadie para decir cómo cada persona debe vivir un deporte, una categoría, una carrera. Como decía antes, que cada uno lo viva como quiera. Está claro que desde el fanatismo solo disfrutas si triunfa aquello que defiendes, lo peor es que es algo que acaba creando un clima tóxico en el lugar donde se debería estar viviendo una fiesta del motor.