GP Rusia F1 2017: Brillante Bottas
Bottas logró su primera victoria - SoyMotor.com
JOSÉ MIGUEL VINUESA | 2 MAY 2017 - 13:03
Y después de la relativa sorpresa por la victoria de Sebastian Vettel en el GP de Baréin, la Fórmula 1 se encaminaba a uno de los Grandes Premios en los que Mercedes había mostrado mayor dominio en su historia. Porque Rusia es territorio de la marca de la estrella de tres puntas: en 1913 y 1914 venció un Benz y en las tres ediciones como prueba mundialista, desde 2014, un Mercedes-Benz había ganado liderando además todas las vueltas.
Así que Sochi era el lugar en el que Mercedes debía recuperar el control de la situación en el campeonato y dar la vuelta a ambas clasificaciones, en las que llegaban Vettel y Ferrari como líderes. Pero los entrenamientos libres dejaron un panorama bastante diferente.
En la primera sesión, mientras Sergey Sirotkin rodaba unos metros en su estreno como piloto reserva de Renault, el SF70-H de Kimi Räikkönen lograba el mejor tiempo por una exigua diferencia con Valtteri Bottas de sólo 64 centésimas, con sus supuestos líderes lejos, Lewis Hamilton a más de medio segundo en tercera posición, Vettel quinto a 1'1 segundos. La pista estaba muy resbaladiza y las excursiones por las escapatorias de asfalto fueron la nota predominante, e incluso Vettel hacía un trompo en los compases finales de la sesión. Sesión que se vio interrumpida por Esteban Ocon y la cubierta del motor de su VJM10 desprendida.
Problemas más graves tuvo Stoffel Vandoorne, que se veía sin potencia en su MCL32 al final de la sesión, lo que le iba a suponer un cambio de unidad de potencia y 15 posiciones de penalización en la parrilla de salida. Ya en la cuarta carrera del año, el equipo de Woking abre la ronda de sanciones por llegar al quinto elemento en algunos componentes, lo cual no es un síntoma nada halagüeño, pese a las mejoras en fiabilidad que decían haber encontrado en los entrenamientos post carrera en Baréin. Las caras en el garaje de McLaren eran muy serias, con Yusuke Hasegawa al frente. Ya avisaba la FIA que el motor Honda está varios pasos por detrás del resto y aun así, el domingo se anunció que Sauber utilizaría estos motores en 2018, lo que es una buena noticia para ambas partes, el equipo porque recibirá motores actuales y Honda porque tendrá más coches con los que poder evolucionar.
Los Libres 2 dejaron una situación aún más sorprendente. En condiciones climáticas similares a las de carrera, ambos SF70-H dominaron la sesión con autoridad. Y no sólo a una vuelta, sino que también en ritmo de carrera lograban estar a la altura de los W08, que tenían serios problemas para calentar los neumáticos superblandos y ultrablandos y no podían ponerlos en la ventana de funcionamiento idóneo, sino una vez pasadas algunas vueltas. Ese problema no lo tenía la Scuderia, pese a que Räikkonen se seguía quejando del tren delantero. Pero el finés siempre se va a quejar de la parte delantera de sus monoplazas, porque necesita sentirla inmediata, firme, que le permita dirigir el coche con autoridad en su clásico estilo de hacer las curvas lo más rectas posibles. Aun así, el finlandés reconocería tras la clasificación que la situación ha mejorado bastante.
Sin embargo, Ferrari estrenó en sus dos SF70-H nuevos turbos, que son los terceros en cuatro carreras, lo que empieza a acercarle a la zona roja de unidades disponibles –siempre cinco–, con las posibles consecuencias que ello acarrearía. Y en un campeonato que se está dibujando tan apretado, Mercedes aún lleva la voz cantante en fiabilidad y eso les puede dar un as del que hacer uso en la fase final del año.
Mayores problemas presentaba Red Bull. No sólo porque Max Verstappen se quedase parado cuando faltaban 20 minutos para acabar la sesión, sino porque ni en velocidad ni en ritmo de carrera se mostraban en la pelea. Aquí no iba a funcionar el recurso de utilizar neumáticos un rango más blando que los de sus rivales rojos y plateados, porque el asfalto ruso es tan particular que no hay más opción que acudir, por parte de todos los equipos, a las opciones más blandas ofrecidas por Pirelli, los rojos superblandos y los morados ultrablandos. El blando, marcado con color amarillo, es en Rusia excesivamente duro. Así que para los de Christian Horner los problemas eran más serios que en las carreras anteriores.
Por la noche, Ferrari decidió romper el toque de queda impuesto por la FIA para trabajar sin descanso en los coches, especialmente en el de Kimi, a fin de intentar mejorar la configuración de los amortiguadores. Pero la Scuderia sabía que este fin de semana tenía algo entre las manos que podría darles un buen resultado, incluso en clasificación.
Si el viernes se pudieron generar dudas en cuanto a rendimientos, sobre todo por lo precario del agarre en una pista que no se usa durante el resto del año, el sábado empezó a dar respuestas más claras. Hamilton cometía algunos errores en sus vueltas rápidas, lo que daba incertidumbre a los tiempos. Más aún, Mercedes probaba algo: en vez de lograr el mejor tiempo en la primera vuelta lanzada, daba dos vueltas de preparación para calentar los neumáticos y era en la tercera vuelta cuando marcaba sus tiempos. En realidad, la situación era que tanto ellos como Ferrari eran capaces de mejorar sus anteriores registros en vueltas posteriores, contando con la reducción de peso por el consumo de combustible. Eso reflejaba la necesidad de trabajar con los neumáticos de manera muy precisa. Pero la Scuderia sí que era capaz de hacerlos funcionar a la primera. El resultado era que Vettel marcaba el mejor tiempo con un 1'34''001, y dejaba a su compañero a 0'337 –tras pedir a sus mecánicos deshacer el trabajo de la noche–, a Bottas a 0'363, pero a Hamilton ya a 0'541.
La clasificación llegó con el aroma en el aire de que Ferrari podía verdaderamente lograr la pole position. Tanto es así, que sólo la Scuderia utilizó el neumático superblando en la primera tanda clasificatoria, y aun así Vettel se quedó a poco más de cuatro décimas del mejor tiempo de Bottas, y a menos de una décima de Hamilton. Y eso que Bottas volvió a cometer un error en la última curva, como ya le pasara en 2014 cuando iba directo a por la Pole. El circuito ruso le encaja como un guante, pero nunca parece acabar de hacer las cosas redondas.
Peor fue para Pascal Wehrlein, que en su intento final marcaba tiempos que le podrían haber vuelto a colocar en la Q2, pero una salida de pista acabó con sus opciones. Aun así, el alemán saca un plus al C36. Pero es que en esa misma vuelta, Jolyon Palmer, cuyos mecánicos habían cambiado el motor entre sesiones, fue demasiado agresivo en el ataque a la cuarta curva, justo tras el gran curvón de izquierdas. Saltó sobre el disuasorio reborde más allá del piano interior y rebotó sin control hacia las protecciones. Mientras tanto, su compañero de equipo estaba séptimo, lo cual agrava más la situación.
Y sin embargo, estos accidentes, que provocaron banderas amarillas en los sectores uno y tres, fueron claves para que Fernando Alonso se colara en una Q2 que no estaba realmente a su alcance. Con un 14º puesto tras mejorar en su intento final, justo antes de los accidentes, daba a McLaren el paso a otra sesión, en lo que el asturiano definió como una vuelta perfecta, en un coche casi perfecto y con buen balance. Stoffel Vandoorne no pudo emularle, y acabó decimoséptimo, mientras en sexta posición estaba un impresionante Esteban Ocon.
La segunda sesión definió mejor el estado de fuerzas. Y ese es que hay sólo dos equipos ahora mismo en lo alto de la tabla. Los Red Bull estaban muy lejos, a casi dos segundos Verstappen, y más lejos Daniel Ricciardo y encima veían cómo Felipe Massa se colocaba quinto por delante de ellos, aunque también lejos de los líderes. Su compañero, Lance Stroll, a casi un segundo del brasileño. Y a su vez, a los Red Bull se les entrometía Nico Hülkenberg en su RS17, y quizás pudo haberles superado de no ser por un error en su último intento. Por su parte, Fernando Alonso acababa en la última posición de la sesión, a más de medio segundo de su predecesor, Kevin Magnussen. Alonso se consolaba con las siete décimas que había obtenido de ventaja en la primera ronda sobre Vandoorne, pero eso es escaso botín para un bicampeón del mundo frente a un casi debutante –sólo disputó el GP de Baréin de 2016, puntuando–.
Tampoco pasó a la tercera ronda Carlos Sainz, y ello pese a que en los Libres 3 había mostrado un buen ritmo a una vuelta, y todo apuntaba a un posible paso a la última ronda. La distancia con el décimo era grande, más de dos décimas, pero por detrás era muy pequeña, con Lance Stroll, Daniil Kvyat y Magnussen a menos de una décima. Así de justa es la batalla en la zona media de la parrilla. En todo caso, el madrileño cargaba con la sanción de tres puestos por el incidente que tuvo en el anterior Gran Premio, por lo que saldría finalmente 14º.
Por delante, Valtteri Bottas marcaba un tiempo estratosférico respecto al resto y sólo Räikkönen, en su segundo intento, logró quedarse 0'399 décimas. Llamativo Vettel, cuarto, a ocho décimas del líder. Porque Hamilton mantenía la distancia rondando el medio segundo con su compañero en Mercedes, pero de repente, los Ferrari no tenían ritmo. Pero no lo tenían en la primera vuelta, pero sí en la segunda, en la que Vettel también mejoraba, pero un ligero error hizo que no sirviera de nada. ¿Había quizás Vettel marcado un tiempo razonablemente lento para guardar algo de neumático para la carrera? Vista la distancia con el resto del grupo y la suya con el líder de la sesión, la opción cobra un sentido estratégico interesante: no necesitaba estresar sus ruedas, y no lo hizo. Si es que ocurrió así, claro.
Y entonces, llegó la sesión definitiva. Mercedes tenía que dar dos vueltas para calentar los neumáticos, así que salieron rápido a la pista. Pero un impertinente Hülkenberg salió tras ellos y se puso delante de Hamilton, que intentó defender su posición en la interminable curva 3. El alemán pasó al inglés y los planes de Mercedes se vieron un poco entorpecidos por el RS17. También Vettel siguió la táctica de los Mercedes, pero cometió algún pequeño error que le estropeó el tiempo, no así un Räikkönen que se hizo con la Pole provisional en su primer intento. Hamilton estaba lejos.
En el momento definitivo, Bottas hizo una vuelta limpia, salvo por irse ligeramente largo en la última curva de nuevo. Tampoco Hamilton tuvo su mejor vuelta y aunque mejoró, estaba cuarto a casi medio segundo de Bottas y a cerca de seis décimas del piloto de la pole. Ambos Mercedes fueron incapaces de mejorar sus tiempos de la Q2, que tampoco les habría dado un lugar en la primera fila. Sus neumáticos llegaban extenuados al tercer sector y eso se podía ver con claridad en el pilotaje errático de Hamilton en su último intento: sin grandes errores, sí que había continuas correcciones.
Así que la lucha por la pole, después de mucho tiempo, había quedado en manos de Ferrari. Räikkönen mejoró en los dos primeros sectores de su intento final, pero en el tercero se fue largo en la última curva. No demasiado. Sólo lo suficiente para no mejorar su vuelta. Vettel era el que venía machacando, esta vez sin errores, los parciales de su compañero. Su coche tenía tracción, podía acelerar muy pronto y atacar con seguridad los pianos. Y salvo una ligera corrección en la antepenúltima curva, no hubo CASI rastro de agotamiento del neumático en la vuelta. El resultado fue un 1'33''194, con una ventaja escasa: sólo 0'059 respecto a Räikkönen. Bottas, a 0'095. Así de apretado. Así de perfecto tuvo que hilar Vettel frente a Räikkönen y frente a Bottas. Era su Pole número 48 y la primera fila para la Scuderia desde el GP de Francia de 2008.
Por detrás, perdidos los Red Bull, con Ricciardo a 1'7 segundos, con Massa que se colaba entre ellos derrotando a Max Verstappen, y Hülkenberg que volvía a obtener una gran clasificación, octavo a dos segundos. La mejora del coche, indiscutible. Y los dos VJM10 cerrando la tabla, pero otra vez ambos en la última sesión.
De modo que el domingo, previsiblemente a una parada, se presentaba como un día propicio para la Scuderia y una montaña que escalar para los Mercedes, especialmente para un Hamilton fuera de su rendimiento habitual. Aunque si Mercedes tenía una montaña que escalar, cuando los monoplazas realizaban la vuelta de formación quedó bien claro –si es que hacían falta más pruebas– que la de McLaren es agreste y llena de dificultades.
Alonso empezó a dialogar con su ingeniero. El MCL32 no tenía energía, al parecer por un problema en el ERS. Y no fue capaz de llegar a la parrilla: en la entrada de boxes, el coche se quedó parado. Mientras los demás monoplazas llegaban a sus posiciones, el español caminaba hacia los boxes, lo que provocó una nueva vuelta de formación para sacar el monoplaza de la pista. Quizás en el muro de Sauber tuvieron un escalofrío, pero en McLaren-Honda no se puede hablar ya ni de crisis, porque es una palabra que se queda corta: las crisis son episodios puntuales de problemas, pero esto dura ya tres años, y sin soluciones reales a la vista, pese a que Vandoorne lograse terminar la carrera en un alejado decimocuarto lugar, sólo por delante de los de Hinwil.
Así que Vettel tuvo que volver a calentar los neumáticos. Delante suyo, una casi interminable recta con esa curva a mitad. Los cinco semáforos rojos, y el Ferrari SF70-H que no salió mal, pero tuvo una ligera caída de revoluciones. A su zaga, el Mercedes del Valtteri Bottas, que como ocurrió en Baréin, hizo de la tercera posición el mejor lugar para salir del Gran Premio, mientras que Räikkönen se veía emparejado por Hamilton y Ricciardo, en una fila de a tres de las que hacen salir el carácter.
Vettel miró el espejo retrovisor, y se fue al interior. Pero Bottas era mucho más rápido, tomó el exterior, y antes de llegar al punto de frenada era un sólido líder. Una salida impecable del finlandés, mientras por detrás, Hamilton frenaba muy pronto y permitía a Räikkönen salvar los muebles y mantener al menos la tercera posición, con Verstappen, inteligente, en quinta posición. El caos vino más atrás, con el toque entre Romain Grosjean y Palmer, seguramente muy optimistas ambos. Su choque, lento pero aparatoso, provocó la salida del coche de seguridad, mientras Lance Stroll, en un estupendo noveno lugar, hacía un trompo a la salida de la curva cinco y arruinaba su buena salida.
Vettel cometió dos errores, y Ferrari uno, para perder esta carrera. Los de Vettel fueron la salida, relativamente, pero sobre todo el momento en el que el coche de seguridad se marchó. Era el final de la vuelta tres, y el inicio de la cuatro. En ese momento, cuando el tetracampeón podría y debería haber atacado a Bottas, pasó por meta a 1’2 segundos. Eso era una eternidad, aunque en su leve descargo, le pasó a todos: Kimi estaba lejos, Lewis también y el resto de la parrilla no estuvo tampoco muy fina.
Por lo visto en los entrenamientos, Vettel debería haber sido capaz de, al menos, mantener la distancia. Pero un magnífico Bottas empezó a escaparse a un ritmo de tres décimas y abrió un hueco cada vez mayor, que era el mismo que Vettel tenía sobre Räikkönen, y casi igual de este sobre Hamilton. Carrera estabilizada, salvo que Lewis empezó a acusar un sobrecalentamiento del coche, y una potencia de entrega errática. A veces se acercaba a Räikkönen, otras se alejaba bastante. Aunque peor era para Ricciardo, que en la vuelta cinco se retiró con un freno trasero derecho que ardía, literalmente. Otro fin de semana para olvidar en Red Bull en cuanto a rendimiento.
En una carrera a una parada, los cuatro primeros se vigilaron. Si Vettel hacía una vuelta rápida, Bottas la contestaba, jugando con una distancia que llegó a los 5 segundos, y que sólo por una peor gestión de los doblados por parte del finlandés, se redujo a los 2’5 segundos. La zona de seguridad seguía ahí para cambiar neumáticos y ser líder, pero se había acercado mucho. Así que en la vuelta 28, Valtteri tomó el camino de boxes y puso los superblandos de rigor, en una maniobra de 2’5 segundos.
Vettel no podía parar inmediatamente. Así que se mantuvo en pista. Y lo que hizo con unos neumáticos con 28 vueltas más las tres de clasificación, fue un espectáculo. Porque Bottas, con gomas nuevas, debió acercarse, o cuanto menos mantener la distancia. Pero Sebastian, que había tenido un sobrecalentamiento excesivo en la delantera izquierda, empezó a ser regular en sus tiempos, e incluso fue capaz de ampliar ligeramente la distancia. Mientras tanto, tanto Räikkönen en la 30 como Hamilton en la 31 hicieron su obligada visita a los boxes, manteniendo sus posiciones.
Vettel ya no podía hacer más de lo que hizo en un periodo de siete vueltas, de la 28 a la 35, que fue para observar muy detenidamente. Así que se detuvo. Y ahí es donde vino el error de Ferrari en el Gran Premio, pequeño, pero importante. El cambio de neumáticos tardó 3'4 segundos, frente a los 2'5 de Mercedes. 0'9 segundos que resultaron ser determinantes en el devenir de la carrera.
Vettel se reincorporó a 4'6 segundos de Bottas, que no extraía el mismo partido a los superblandos que a los ultrablandos. Y Sebastian, con ruedas nuevas, empezó a hacer vueltas perfectas y a recortar. La radio de Bottas le advirtió y el finlandés sucumbió levemente a la presión del tetracampeón del mundo: vuelta 35, bloqueo de ruedas, visita a la escapatoria, y un Vettel que se hizo más grande en los retrovisores. El duelo había empezado, y a falta de diez vueltas, la distancia era de 1’5 segundos. Con una mejor parada, era zona de DRS.
Pero tanto Bottas como Vettel estuvieron inmensos. Uno defendiendo con mucha calma su posibilidad de lograr la primera victoria. Vettel con un ímpetu tremendo para asestar el golpe al finlandés. Lo doblados jugaron su papel, para ambos. Hubo un momento de DRS, y en la última vuelta, un Massa que no hizo nada malo, pero perjudicó más al Ferrari que al Mercedes, pero que no merecía ese dedo corazón de Vettel. Calores del momento que hemos visto muchas veces en muchos pilotos: Frentzen a Blundell en Adelaida '95, Coulthard a Schumacher en Francia 2000, por ejemplo. Luego todo se puso en su lugar, sin más reproches.
Y Bottas logró esa deseada primera victoria, con Vettel y Kimi escoltándole en el podio. El gran derrotado, un Hamilton que acabó a 36 segundos de su triunfador compañero. Incomprensible. Si la situación hubiera sido similar a Singapur 2015, cuando ambos Mercedes tenían problemas, hubiera sido justificable. Pero Bottas sí que supo y pudo sacar partido al monoplaza plateado. ¿Entonces?. Hamilton estuvo desconocido, pero aun así, su oficio le hizo obtener un cuarto lugar que puede ser muy bueno con la vista puesta en la distancia larga. Otros tendrán problemas otros días, aunque Lewis tiene trabajo: el de analizar qué hizo mal para no tener jamás el ritmo de su compañero en todo el fin de semana.
Verstappen salvó otra vez los muebles de Red Bull. Incombustible el holandés, en zona de nadie, a veces cerca de Hamilton, pero incapaz de llegar al Mercedes. No quiere descolgarse el de Red Bull del cuarteto de cabeza, pero poco a poco se va alejando con un monoplaza que no rinde, al que le falta carga aerodinámica y más cosas. A este paso, el tren del campeonato se escapa, por mucho que en algún momento del año Red Bull se acerque al dúo de cabeza, pese a que recuperar un segundo en un año se antoja muy difícil.
Espectaculares los dos Force India. Sergio Pérez logra puntuar por decimocuarta carrera consecutiva y Ocon logra un séptimo lugar que ya le pone en pleno fragor del grupo medio de la parrilla. Ambos pudieron estar discretos en una carrera sin apenas movimientos, pero cuajaron una actuación impecable. También Hülkenberg y su Renault, que se están habituando a estar en los puntos. La mejora de los franceses, respecto a 2016, es de las que hay que ver con mucho detalle: el año pasado pagaron la herencia de Lotus, pero cuando han asumido directamente el proyecto, la mejora ha sido notable.
Massa, con un pinchazo lento, tuvo que hacer una segunda parada y por ello acabó más atrás de lo que debería, que era el sexto lugar. Su noveno puesto sigue dando a Williams puntos, mientras que Stroll, en su mejor carrera hasta ahora, acabó decimoprimero. Lástima del error en la primera vuelta, porque podría haber estado en los puntos. Mejora el canadiense con paso cada vez más seguro.
Y Sainz acabó décimo, en un resultado que fue el de un obrero del automovilismo, trabajado vuelta a vuelta para sacar lo mejor posible en un día que no debería haber dado resultados. Pero él lo supo sacar, de ahí lo meritorio de ese décimo lugar. Mucho oficio del madrileño en esta carrera.
Así que la F1 se dirige definitivamente a Europa con un panorama emocionante. La igualdad entre Mercedes y Ferrari se refleja en el punto de ventaja que tienen los alemanes con los italianos. Fue una carrera vuelta del revés: los de Maranello sorprendieron con la Pole y los de Brackley, más aún con la victoria. Vettel obtiene una ventaja de trece puntos con Hamilton, que es interesante a estas alturas, pero mejor aún para la Scuderia es la recuperación de Räikkönen en la lucha de cabeza, además de haber encontrado, si se confirma, el ritmo a una vuelta. Pese a perder, es un fin de semana positivo. Por su parte, Mercedes descubrió que en uno de los peores días de su mejor piloto, el recién llegado supo hacer el trabajo de manera exquisita. Sí, en su circuito fetiche. Pero a Bottas ya no se le puede decir que sea un piloto anodino. No hoy. Fue a por la victoria y supo aferrarse a ella. Bienvenido al club de los ganadores, Valtteri.