Es una noticia antigua, concretamente de 2005, pero a quien no la conozca le puede resultar curiosa:
Más allá del riesgo de pilotar un monoplaza a más de 300 km/h, un nuevo peligro se cierne sobre los pilotos de Fórmula 1. El piloto finlandés Mika Salo, que entre 1994 y 2002 disputó 111 grandes premios, se ha sometido a unos exámenes médicos que han relevado la presencia en los pulmones de una elevada cantidad de polvo de fibra de carbono procedente de los frenos de los coches.
Según revela el diario finlandés 'Ilta-Sanomat', Salo, de 38 años, va a ser examinado en breve por los médicos de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) para determinar los riesgos que sobre la salud de los pilotos puede ejercer el polvo de los frenos.
Dicho diario recoge unas declaraciones de Salo en las que éste afirma que necesita saber cuánta cantidad de polvo de frenos tiene en los pulmones, por ejemplo, el alemán Michael Schumacher, siete veces campeón del mundo y que tiene diez años de experiencia más que él en la Fórmula 1.
La fibra de carbono es un material de construcción muy utilizado en los vehículos de Fórmula 1, porque proporciona excelentes prestaciones. Las láminas de fibra de carbono prensadas presentan una gran rigidez y resistencia, pero al mismo tiempo son sumamente ligeras. Los frenos de los monoplazas están hechos de este material, pero no son los únicos. La carrocería monobloque (célula de seguridad en la que viaja el piloto), el chasis, el depósito e incluso el casco del piloto están hechos de fibra de carbono.
Los frenos de disco de carbono que se utilizan en la Fórmula 1 son sometidos a una gran presión durante las carreras y alcanzan temperaturas de hasta 1000 ºC en tan sólo un segundo, lo que aumenta el 'efecto lija' de los frenos y facilita la liberación al aire del polvo de fibra de carbono. En algunas carreras es frecuente distinguir el denso humo que se forma sobre las ruedas de los monoplazas cuando los pilotos reducen la marcha antes de una curva. Este humo está formado por restos de neumático quemado que se mezclan con el polvo de fibra de carbono.
La fibras, tanto la de vidrio como la de carbono y kevlar (materiales que se utilizan en la Fórmula 1) son particularmente peligrosas e irritantes si son inhaladas en forma de polvo. Con estos materiales es altamente recomendable el uso de máscara, aunque los cascos de los pilotos todavía no incorporan este elemento. Los orificios de ventilación, para que circule bien el aire y no se forme vaho, abundan en los cascos de Fórmula 1 (en la barbilla, en la frente, en los laterales, en la parte alta de la cabeza y en la parte trasera de la nuca), pero no están hechos para que filtren el polvo de fibra de carbono.