Retrato hablado: Checo Pérez y Esteban Gutiérrez corren caminos paralelosPor primera vez en 45 años dos pilotos mexicanos buscarán labrar su historia personal en la máxima categoría del automovilismo, pero con un objetivo en común: ondear la bandera tricolor en alto
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de marzo.- Sergio Pérez y Esteban Gutiérrez rompieron este fin de semana casi medio siglo sin dos pilotos nacionales en la parrilla de salida de Fórmula 1. Aunque en equipos diferentes, los dos buscarán escribir su historia en la máxima categoría del automovilismo mundial, ser héroes a la altura de los Rodríguez o Moisés Solana, y revivir la gran pasión del deporte motor en México.
Con su llegada al equipo McLaren, Sergio está llamado a ser uno de los protagonistas de la temporada, toda vez que la casa de Woking es una las escuderías más fuertes y con más tradición dentro del máximo circuito. Pérez llega con dos años de experiencia con el equipo suizo Sauber, donde demostró que tiene talento, al hacer grandes carreras el año pasado, que le significaron tres podios (segundo lugar en Malasia, tercero en Canadá y segundo en Italia).
Definido por muchos como un piloto intovertido, por su escaso acercamiento con medios de comunicación, lo cierto es que se trata de un joven que aún no ha transformado su personalidad con su arribo a la máxima categoría.
Pero siempre se condujo de esta manera cuando corría en categorías inferiores, en ocasiones sus mejores conversaciones fueron sin tener una grabadora frente a él.
Para perseguir el sueño de convertirse en un piloto de Fórmula 1 tuvo que dejar su hogar desde los 14 años. Se fue a vivir al extranjero con la meta de tener una formación más adecuada en materia de automovilismo, lo que significó separarse de sus padres, Marilú Mendoza y Antonio Pérez Garibay, además de sus hermanos, Paola y Toño. Checo es el menor de la familia.
Pese a la distancia nunca se olvida de México y en la primera oportunidad toma un avión para reunirse con los suyos. Además, su la familia lo visita constantemente y no olvida las peticiones especiales del piloto de McLaren: chilaquiles y chiles serranos.
La pasión por la adrenalina y la velocidad está arraigada en los Pérez, ya que su padre fue campeón de la Copa Marlboro en 1987, mientras que su hermano se coronó en la NASCAR México en 2008.
Aficionado al equipo de futbol América, estuvo cerca de cambiar la velocidad por las patadas, al considerar por muchos años la idea de ser futbolista y olvidarse de los fierros, aunque por sus venas corre gasolina y tomó la mejor decisión.
La sangre fría que muestra en las pistas al buscar el podio, no es lo que lo define como persona ya que también ha dejado ver su lado humano.
En Malasia le dedicó su segundo lugar a su perrita Frida, quien murió, luego de que por muchos años fue su gran compañía.
El año pasado creó la Fundación Checo Pérez, cuyo objetivo es apoyar a los niños huérfanos y con cáncer, una asociación, que es dirigida por su hermana. ?México se merece todas las satisfacciones que yo pueda darle?, expresó convencido poco antes de ser confirmado como piloto de F1. Los éxitos han llegado, pero su mentalidad se mantiene. Lo mejor está por venir.
Esteban, el caballero de las pistas
Para Esteban Gutiérrez el Gran Premio de Australia representó su debut en la máxima categoría y lo realizó en el asiento que dejó Checo en Sauber. Con este paso materializó el sueño que arrancó cuando tenía 13 años en los karts.
Con 21 años y siete meses, es el piloto más joven en la parrilla de salida esta temporada y son muchas las expectativas que se tienen, luego de que en 2012 enfrentó su segunda temporada en GP2, donde dejó en claro su objetivo: ser el mejor piloto del mundo.
Durante ese año enfocó sus esfuerzos en conservar el auto y mejorar las estrategias, lo que le valió conquistar tres de las 24 carreras, cinco pole position y sumar 176 unidades, además de incrementar su participación como piloto de pruebas de Sauber, lo que a la postre le valió su asiento en F1.
Nació en Monterrey, el 5 de agosto de 1991, y es el segundo de cuatro hermanos y una hermana. Sus padres Roberto Manuel Gutiérrez Muguerza y Clara Gutiérrez lo acompañan a menudo en los diferentes trazados.
Esteban es, sin duda, una de las personas más amables en el pit lane de este año, siempre atento extiende la mano y regala una sonrisa a quienes se acercan a él en busca de un autógrafo, una fotografia o simplemente para saludarlo. Un caballero, esa sería la mejor manera de describir su comportamiento fuera de las pistas.
En el campeonato de la GP2 destacaban en el interior de su monoplaza imágenes religiosas, además de que en cada entrevista agradece a Dios, a su familia, patrocinadores y a la afición en México.
En competencia esa afabilidad se transforma en hambre de triunfo y se lanza a buscar la cima del podio siempre pisando el acelerador a fondo en busca de la bandera a cuadros.
En una ocasión cuando competía en la Fórmula BMW afirmó: ?Yo nunca miro los retrovisores, si veo que alguien está adelante de mí algo estoy haciendo mal. Si voy al frente las cosas andan bien. Mi objetivo es ganar, sin importar a quién tenga que vencer, y poner en alto la bandera de mi país.?
La humildad es otra de sus virtudes y en reiteradas ocasiones señala que se encuentra en un proceso de aprendizaje del que siempre deja ver su disposición para crecer y no dar nada por hecho. Sus recientes declaraciones lo confirman.
?Como piloto de la máxima categoría, tienes la oportunidad de trabajar con más gente, la infraestructura es enorme y trabajas con los mejores ingenieros, es una gran oportunidad para aprender... lo estoy disfrutando mucho.?
La pista está abierta y vuelta a vuelta, carrera a carrera ambos mexicanos lucharán por dejar su huella en el máximo circuito. Buscarán primero convertirse en héroes para luego ser transformados en leyendas.
Saludos!