By Luis Manuel López
De carne y huesoLa F1 es como la vida?
Las órdenes de equipo existen desde que las grandes marcas ponen sus recursos al servicio de las carreras, desde siempre.
Sin embargo, y a pesar de que lo sabemos, cada vez que asistimos al show del vencedor por dictamen nos ponemos muy de malas.
Es perfectamente comprensible, pero también es una de las indignaciones más estériles que se pueden conocer entre todas las que afectan al ser humano, y sólo nos falta que se pronuncien así los científicos de Stanford, o Cambridge para poder digerirlo resignadamente.
¿Te digo por qué? Porque siempre ha sido y las escuderías no lo van a dejar de hacer. Tanto que está dentro del reglamento y es perfectamente válido para los intereses del equipo, aunque tú, él, yo, nosotros, ustedes y los demás nos revolquemos y tiremos patadas al aire.
La vida es como es, no como debe ser?
El error de Alonso
Queriendo cambiar mi idea tras la carrera, acabo de ver varias veces el video de la frenada de Sebastian Vettel, el toque de Fernando Alonso y las consecuencias que tuvo.
Las imágenes no me convencen sobre una frenada inexplicable del alemán, ¿dónde más se aplicaría el freno que en el ápex de la curva?
El toque, que fue mínimo, por cierto, ocurre unos centímetros antes del vértice y el daño es mayor cuando Ferrari se la juega a hacer que Alonso gire un poco más en esas condiciones. Se quedaron a cinco segundos de entrar a los pits.
Si no hubiera sido el piloto más ganador en Malasia, con el auto de la escudería más triunfadora en Sepang, éste habría terminado como otro incidente de carrera y dejemos de hablar del tema.
Desde mi punto de vista es extraño que, conociendo el mejor potencial del monoplaza, Fernando Alonso hubiera cometido esa imprecisión en un momento donde sólo él, con calma, podría haber leído las condiciones de la pista y propiciar una decisión ganadora.
Aunque sé que es muy temprano en la temporada, podría asumirse que un mejor auto este año obliga a que Fernando haga mejores cosas.
No hay margen de error, como cuando el coche simplemente no iba. Sé también que Fernando Alonso no es infalible, no es una máquina, pero debe hacer carreras perfectas para meterle presión a sus adversarios. Y no al revés.
Newey, flojito?
Las escenas previas al podio revelaron que el genio del diseño no es un líder deportivo para Red Bull.
Como responsable técnico del equipo Adrian Newey debió estar indignado, o al menos parecerlo, pues la maniobra de Sebastian Vettel puso en serio riesgo de colisión a los dos RB9.
Adrian se acercó a Vettel, casi con la mirada baja y le comentó en voz tibia que se le había dado una instrucción. Me pareció escucharle un leve, ?no hiciste caso?. Pero el lenguaje corporal de Newey era lo más revelador, hombros caídos, la libreta bajo el brazo, y en momentos hasta evitaba ver a los ojos de Vettel, como que buscaba a Mark Webber o a las cámaras.
Como líder técnico del equipo esperaba que al menos hubiera mirado al ?joven maravilla? cara a cara, que le hubiera levantado el dedo índice para pedirle que no arriesgue el equipamiento de la escudería en decisiones personales.
Vettel pudo rebasar en otra zona, sin meterse milimétricamente entre la barda y el auto de Webber, pero Newey lo pasó por alto.
Es consideración casi temerosa por el mejor piloto, fue lo más humillante para Webber y una falta de respeto para el significado de trabajo en equipo.
Sé que Vettel es el Campeón mundial, el que atrae las miradas y los patrocinadores, pero hay momentos en que una autoridad tiene que, al menos, simular que hay autoridad.
Después de lo ocurrido, no me extrañaría que surjan grietas profundas en la estructura de Red Bull Racing; el trabajo de Christian Horner, el jefe de la escudería, queda ante su prueba más fuerte.
Malasia, sus condiciones extremas de calor y humedad, nos colocaron a personajes importantísimos, venerados por miles, como son realmente de carne y hueso. Un Sebastian Vettel agresivo, indolente y egocéntrico? como debe ser un campeón mundial aunque nos pese.
Un Nico Rosberg que se molestó a rabiar, pero que nunca desobedeció la orden del equipo y un Lewis Hamilton que le dio crédito al compañero, sí, pero en pista no se movió de su lugar.
Después del Gran Premio, me empeñé en preparar mis sueños con las escenas de los duelos de Kimi Raikkonen con Checo Pérez y con Nico Hulkenberg, los ataques de Vettel a Webber, vaya? lo que sí es perfecto en la Fórmula Uno.