Lo prometido es deuda...
Entrevista de la revista F1 Racing a Michael Schumacher
23 de agosto de 1991 un ascendente muchacho de 22 años tuvo su oportunidad en la F1 con Jordan, tres temporadas más tarde era campeón mundial. Veinte años después, Michael Shumacher nos cuenta sobre su trayectoria como el piloto más exitoso de la Fórmula 1.
Michael, tuviste una carrera muy extensa. Empecemos recordando tu primer victoria, allá por 1992, en el Gran Premio de Bélgica en Spa.
Si bien debuté en Fórmula 1 en Spa, aquella vez no pude hacer más de 500 metros...El de 1992 fue mucho mejor. De por sí Spa es una pista muy especial, en particular con condiciones húmedas. En la carrera peleé con mi compañero de equipo, Martin Brundle, hasta que cometí un error en Stavelot, que me hizo despistar. Entonces Brundle me pasó, pero noté que sus neumáticos estaban ampollados. En ese momento me di cuenta que era el momento de ir a la calle de boxes. El equipo (Benetton) respondió enseguida: estuvieron rápidos y fue la clave del triunfo. Si tenés condiciones de pista cambiantes y tomás la decisión en el momento correcto, te beneficiás. Tuve algo de suerte, ya que Nigel Mansell, que era más rápido y lideró buena parte de la carrera, tuvo un problema en su caño de escape y no pudo seguir de la manera ideal. Entonces yo pude tomar el liderazgo y si bien él era veloz, no hubiese podido sobrepasarme.
Veinte años es mucho tiempo. ¿Los días de correr contra pilotos como Mansell, Senna y Prost ahora te parecen muy lejanos?
Sí... A los pilotos experimentados, como Gerthard Berger, Ayrton Senna, Alain Prost y Nigel Mansell, no les gustaba que los pilotos jóvenes viniéramos a intentar ocupar sus lugares. Así que de verdad nos "sacaban los codos". Como es natural, eso no me ponía contento. Yo pensaba que todos debíamos ser iguales, pero metí el dedo en algunas áreas en las que ellos no estuvieron contentos y eso causó alguna fricción. De todos modos, luego recordábamos aquello con sonrisas.
¿Ayrton te apuntó con el dedo en Magny-Cours en 1992?
Lo hizo un par de veces, creo. En Magny-Cours tenía razón: tengo que admitir que me equivoqué. También en la inolvidable prueba de Hockenheim, cuando se bajó del auto con furia y tuvimos una discusión. Me había bloqueado de manera innecesaria dos veces en una tanda de pruebas normal. Los dos solo queríamos hacer nuestro trabajo, pero él sentía que yo era un niño y quería enseñarme una lección... Cuando discutimos aquella vez, fue como decirle: "Grandote, acá está el chiquito para mostrarte que los dos podemos jugar este juego". A partir de ese momento tuvimos una relación mucho mejor.
La siguiente carrera que quiero destacar es España 1994.
Te olvidaste de una: Interlagos 1994. Esa también fue una carrera tremenda. Fue la primera fecha de esa temporada. La clasificación fue my ajustada y Ross (Brawn) tuvo una idea genial en términos de estrategia. Primero nos las arreglamos para estar cerca de Ayrton, que había hecho la pole, por una distancia de dos o tres décimas. En la segunda parte de la carrera pude pasar al frente. Yo andaba al límite. Manejaba como si fuera la clasificación del sábado. Ayrton hacía lo mismo. Pero el hecho de que estábamos corriendo en Brasil, que derrotaba a Ayrton en su carrera como local, que lo haya forzado a hacer un trompo... En ese momento me sentía en el cielo. Por supuesto, como destacás, España 1994 también fue muy emocionante, pero me queda ese recuerdo de aquella carrera en San Pablo.
¿Que tan bueno era aquel Benetton B194 de la temporada de 1994?
Era un auto muy bueno. Me acuerdo de una prueba en Silverstone a principios de año: el clima era de invierno. Y fuimos con el auto de 1993. Ya conocía el tiempo de vuelta que podía hacer, tenía una buena sensación en el manejo... Pero luego lo pusimos con las especificaciones de 1994 y fue mágico. Fue un claro paso adelante. Entre un segundo y medio y dos segundos más rápido que el de 1993. Entonces no sabíamos que teníamos un auto para ganar el campeonato, pero si sabíamos que contábamos con un muy buen auto pese a tener menos potencia en el frenado que algunos otros equipos. Pero el B194 tenía una armonía tal en todos sus aspectos, que hacían funcionar al auto de manera perfecta.
En 1994 y 1995, tu principal rival fue Damon Hill, con quien tuviste varios incidentes. ¿Cómo lo calificas como competidor?
Tuvimos algunas luchas interesantes, aunque era notorio que Damon no tenía antecedentes de escuela de karting. Y siempre podías sentir que en una situación límite, de lucha, no se tenía tanta confianza. Entonces yo siempre llevaba las cosas cerca del límite, lo que a él no le gustaba. Admito que a veces me pasé de los límites, pero mientras los comisarios deportivos estuvieran de acuerdo y no intervinieran, ése era un poco el límite... Había que estirar los límites. Es probable que yo fuera un maestro en eso. Recuerdo que por estas cosas Damon y David Coulthard no estaban muy contentos conmigo. Pero por mi experiencia en los karts y en todas las categorías en las que competí, aprendí que tenés que pelear hasta el máximo posible.
¿Como fue trabajar con Flavio Briatore en aquellos días?
Así como yo llevaba mi manejo al límite, el también lo hacía en sus áreas... Era muy bueno en lograr juntar a la gente correcta en el equipo y luego mantenerlos juntos y enfocados. Llegó a la Fórmula 1 sin ninguna experiencia previa. Y si bien al principio le costó, luego entendió lo que era importante, cual era su rol y donde necesitaba darles libertad a las otras personas de su equipo.