una entrada muy interesante de La Razón
El reloj sonó a las cinco de la mañana para Pablo López, un mecánico de 27 años, actualmente en paro, y amante del mundo del motor sobre dos y cuatro ruedas. Este fin de semana no era como otro cualquiera, sobre todo en las actuales circunstancias. Desde el viernes, Pablo era el responsable del puesto de comisarios número 21 del circuito urbano de Valencia, una curva rápida en la que suele haber toques y la tensión es máxima. El sábado tuvo una jornada muy ajetreada debido a los múltiples incidentes que se produjeron en su zona, y no sólo en la Fórmula-1 sino también en las carreras que actúan de teloneras antes de que la categoría reina entre en acción.
Sin embargo, ayer resultó un día tranquilo, sin apenas actividad, algo inusual en una carrera de F-1, sobre todo esta temporada tan imprevisible. El Gran Premio había terminado y Fernando, victorioso, completaba la vuelta de honor. El trabajo de Pablo y su equipo estaba hecho, pero todavía le quedaba por vivir algo increíble. Alonso, que momentos antes había recogido una bandera de España, paró en la curva número 21, la de Pablo, justo delante de la grada con el precio más barato de todas, donde cientos de jóvenes que formaban parte de la acampada «Fórmula campus» vibraban con el inesperado triunfo del asturiano. Es habitual que esto lo hagan los pilotos de motos pero no en la F-1. LA RAZÓN pudo hablar con el responsable de este puesto de comisarios, que se encontró con la sorprendente parada de Fernando en su zona: «No sabíamos qué pasaba. Alonso llegó, paró el coche y salió del monoplaza. Quería celebrar con la gente lo que había conseguido. Estaba muy emocionado, medio llorando? Estaba en otra galaxia, en una nube», comentó Pablo. «Pensábamos que se había quedado sin gasolina y me dijo que no pasaba nada. Entonces todos le dimos la enhorabuena. Nos abrazamos con él. Se hizo fotos con nosotros y, en verdad, nosotros casi tampoco creíamos que estábamos ahí con él. La grada le pidió que saltara y lo hizo. Sólo decía ?Gracias, gracias?. Desde la Dirección de Carrera me preguntaron que si pasaba algo y les dije que no, que estaba aquí emocionado y que vinieran a recogerle. Más tarde vino un coche de la organización y lo llevó al podio. Se despidió de nosotros con un ?Hasta luego, chicos?. Fue alucinante», se expresó Pablo, todavía emocionado, minutos después de vivir una de sus experiencias más increíbles desde que comenzó a ejercer de comisario en 2006. Este fin de semana ganó 150 euros, pero se llevó algo más, una celebración inolvidable junto a Alonso.