Con escopeta recortadaSi el sueño de todo escritor es crear un universo propio pero a la vez reconocible, puedo decir que lo he conseguido aunque hacerlo no me haya sacado de pobre. Podría gritar ¡a lo Faulkner!, pero seguro que Sazatornil me llevaba al calabozo por faltar al respeto a mis mayores...
En fin, este miserable blog sigue cumpliendo con creces su cometido. Ha sido ver la carrera e intentar digerir cómo la grandisima e intocable Mercedes AMG se ha mostrado capaz de inmolarse por el bien del negocio, y echar la vista atrás por si por un casual encontraba las hebras que explicaran lo sucedido. Y ahí están, encerradas cada una en su correspondiente cristal, enseñando el dedo corazón a los que no reparan en su existencia y sonriendo a los que como la mayoría de vosotros, sabéis de sobra que no suelo dar puntada sin hilo.
Tras casi ocho años de desnudarme a diario en esta bitácora, rozando las 2.500 entradas y a punto de publicar un libro, comprenderéis que me importe un pimiento el qué dirán o si ya se está preparando una nueva hoguera donde quemarme vivo. No espero indulgencia, faltaría más. Es cierto que jamás la he pedido pero hoy, sin duda, sería uno de esos momentos en los que cabría solicitar clemencia por haber venido avisando de lo mal que huele todo.
No me llaméis loco tampoco. Hay quesos que ganan quintales de sabor a poco que se hayan pasado de fecha y la carne de caza siempre estará más sabrosa en el punto en que comienza a ser atacada por las moscas. Será posiblemente la herencia de aquello que fuimos, cuando animales carroñeros, ni imaginábamos poder sentarnos ante un televisor para disfrutar de un espectáculo como el visto en Malasia. Será tal vez, tan sólo que me hago viejo...
Pero el caso es que ayer mismo lo decía rogando al cielo para que no se notara tanto.
Y se ha notado, vaya que si se ha notado. Tanto que he limpiado mi Twitter de sabios y periodistas y desde ya os aviso, que este jueves próximo dejo de comprar la Autosport, porque no me compensa el esfuerzo y tiempo que me requiere atender a unos y otra.
Se podía reducir la distancia con Mercedes AMG y se podía hacer en un par de semanas. Lo leído y escuchado entre noviembre pasado y hoy, 29 de marzo, vale lo que el agua de borrajas. Ferrari no tenía un proyecto a medio plazo en el que se soñaba con ganar dos carreras después de este verano... Nos han mentido, me han mentido, y eso me enoja ya que podría haber invertido mis energías en hablaros de cosas mucho más interesantes que cuidar del negocio de Bernie.
En lo que a mí respecta, hoy se ha cruzado una línea roja que jamás se debería haber profanado. Seguramente en Sepang anden los aficionados que no se lo creen de contentos, pero aquí, en la vieja Europa, estas cosas saben a sacrilegio. Y puesto que la ortodoxia aficionada y las buenas maneras no podrán explicar ni aunque quieran, cómo es posible que Brackley se haya pegado un tiro en el pie con escopeta recortada que ni siquiera han entendido sus pilotos, voy a dejar a partir de ahora que Ecclestone, la FIA y los equipos, velen por su negocio mientras yo sigo cuidando de mi pequeño universo porque en él, las piezas encajan sin necesidad de calzador ni vaselina.
Nos quedan quince días hasta que se celebre el Gran Premio de China. Tiempo hay de sobra para ir pormenorizando lo ocurrido hoy. Así que os leo, como de costumbre.
El infierno verde