El homenaje de la vergüenza
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Diez minutos antes de la carrera, y como estaba previsto, los pilotos se preparaban para homenajear a su compañero Jules Bianchi, que como sabemos está luchando por su vida en un hospital de Japón. En ese momento, las cámaras de todo el mundo captaban como un miembro de la FOM hablaba rodeado de todos los pilotos y los guiaba a la parte delantera de la parrilla, señalándoles dónde se realizaría el homenaje.
En ese momento, empezaba un cúmulo de despropósitos que nos confirman a la FIA como un organismo sin alma donde solo manda el dinero, por si alguien no lo sabía ya. En ese momento, los periodistas ya empezaban a quejarse de cómo la FIA dificultaba su trabajo, algo incomprensible en un acto de este tipo, donde el único objetivo es transmitir fuerzas a un chaval de 25 años en la lucha salir adelante.
La señal internacional nos brindaba un extraño plano aéreo dónde veíamos perfectamente dispuestos a los pilotos en línea recta, dejando un gran hueco entre ellos y un amplio grupo de personas, mayor en número que los propios pilotos, donde la FOM mostraba un mensaje de apoyo a Bianchi. Este plano aéreo solo se rompía para mostrarnos en primera fila y por delante de los pilotos a Bernie Ecclestone junto con miembros del gobierno ruso que poco o nada pintaban en el homenaje a Jules Bianchi y junto con Jean Todt, que aprovechaba para saludar a todos los pilotos. A todos menos a Fernando Alonso, pero ese no es el tema.
Justo cuando el presidente de la FIA se unía al comité ejecutivo del homenaje, comenzaba a sonar por megafonía el himno de Rusia, y en ese momento si veíamos brevemente un plano de los pilotos. Y el plano fue breve por miedo a que alguno de los pilotos hablase, ya que la FOM había advertido previamente de que durante el himno local todo el mundo debía guardar silencio. El himno fue cantado por el coro enfrente de los pilotos, algo que en ningún caso formaba parte del homenaje a Bianchi. Y tras terminar el himno, plano de la FOM a unos aviones que sobrevolaban el circuito.
Si esta pantomima hubiese terminado aquí, el homenaje de la FIA habría consistido en un mensaje sobreimpresionado en el asfalto y 15 segundos de silencio, seguidos del himno de Rusia. Lo que viene a ser nada. Pero si algo han demostrado todos los pilotos de la parrilla desde que sucedió el accidente es que ante todo son personas y compañeros de un mismo deporte, por encima de las rivalidades en pista.
Con Jean-Éric Vergne y Fernando Alonso como maestros de ceremonias, los pilotos formaban de forma rápida y contraviniendo las indicaciones de la FIA, un círculo cerrado donde los pilotos depositaron algunos objetos como el casco de Fernando o una gorra de Force India. Los pilotos guardaban un silencio, ahora si, respetuoso y salían en desbandada del lugar, recogiendo rápidamente sus objetos del centro del circulo como si fuesen carteristas en un mercado de barrio. Mientras tanto, la FOM quitaba ofrecía brevemente este momento y volvía a ofrecer planos de los aviones.
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El resumen de toda esta secuencia de sucesos es que la FIA intentó enmascarar una exaltación patriótica rusa dentro de un homenaje a Jules Bianchi. Esa exaltación rusa repentina es muy posible que tenga que ver con la presunta amistad que destilan Ecclestone y Vladímir Putin, ese señor que está invadiendo poco a poco un país como Ucrania y que ha protagonizado uno de los momentos más absurdos del Campeonato al estar presente en el antepalco junto a Bernie, robándole a Hamilton, Rosberg y Bottas el protagonismo en un momento que solo debería ser suyo.
La poca elegancia y humanidad de Ecclestone contrasta con la enorme humanidad de los pilotos. Todos y cada uno de los pilotos han tenido durante todo el fin de semana a Jules Bianchi en su cabeza y de hecho más de uno manifestaba sus pocas ganas de correr. Estoy seguro de que si fuese por ellos, este fin de semana no habría habido carrera. Su valentía contradiciendo las órdenes de una organización cada vez más dictatorial como es la FIA es de aplauso y nos recuerda que son gente especial, gente que se juega la vida cada fin de semana y que, por ello, son gente que mantiene los pies en la tierra a diferencia de un Ecclestone que cada vez está a más distancia de la tierra, aupado en su montaña de dinero.