No sabría decir si fue la mejor carrera del año, porque ha habido muchas muy buenas esta temporada, sobre todo al inicio cuando cada día ganaba un piloto distinto y no sabías nunca que iba a ocurrir en la siguiente o dónde estaba situado cada equipo, porque a veces quien hacía la pole en un GP, al siguiente no pasaba a la Q3.
Lo que sí sé es que ha sido un final digno para esta temporada. Siempre es un placer que el mundial se decida en la última carrera. La emoción que provoca saber que no hay más oportunidades, que todos irán con los nervios a flor de piel, y que algunos buscarán arriesgar al límite para forzar las posibilidades, hace que el Gran Premio sea algo mucho más cardiaco. Y en este caso, desde la primera vuelta se han sucedido acontecimientos que nos han provocado reacciones de todo tipo, y diametralmente opuestas entre ambas aficiones. Hemos visto de todo, ambos pilotos que se disputaban el campeonato han tenido carreras opuestas, y por delante, rivales inesperados tomando la delantera, pilotos que aparecían de la nada y remontaban posiciones, accidentes, toques y salidas de pista con anecdóticos resultados. Ha sido un placer para todo aficionado a la F1 que se precie.
La carrera es lo mejor. Por desgracia, lo que viene después es lo peor. Independientemente de qué piloto hubiese ganado, el resultado entre las aficiones habría sido el mismo: El bando ganador se pavonearía con bravuconadas por delante de los perdedores, que lejos de saber morderse la lengua y encajar el golpe, arremeterían con excusas y acusaciones. Ha sido un poco bastante lamentable entrar en esta web tras la carrera con la intención de hacer una crónica de la misma, y encontrarme con este panorama. Entre los aficionados a la F1 quedan muy pocos caballeros, y por desgracia, persiste mucho matón, presuntuoso, y agorero. Ningún bando es mejor que el otro.