MUSEO SILENCIO Y DUELO CUANDO SE LLEGA A AYRTON
Si hay algo de lo que presume la escudería Williams es de su museo. Un recorrido exhaustivo y delicioso por la historia de la escudería británica basada en sus monoplazas y pilotos. Las fotos de los siete campeones del mundo que han tenido flanquean el túnel que conducen al inicio del museo. A partir de entonces, se disfruta de todos los monoplazas dispuestos cronológicamente. Catacumbas del automovilismo con un valor inimaginable.
Al tiempo que se avanza a lo largo de las galerías, sacras para cualquier amante de la Fórmula 1, unas pantallas proyectan la historia de la escudería contada al detalle. Hasta que se alcanza la muerte del gran icono brasileño Ayrton Senna. Una pantalla fundida a negro en señal de duelo da paso, como solución de continuidad, a la siguiente temporada.
En Williams lo recuerdan -o, mejor dicho, tratan de olvidarlo lo mejor que pueden- como el peor momento de su historia. El dolor por la pérdida del que es, posiblemente, el mejor piloto de todos los tiempos, es muy grande. Y más cuando hay un cierto sentimiento de culpa por haberse producido con uno de sus coches en aquella fatídica mañana en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari de Imola de 1994.
El museo avanza y se llega a la sala de trofeos y otras reliquias de valor inconfesable. Una de las más llamativas es la presencia de los cascos de todos los pilotos que han pertenecido al equipo, salvo el de Senna, desde que Frank Williams montara la escudería allá por 1977. Por allí relumbran los de Keke Rosberg, Nigel Mansell, Nelson Piquet, Alain Prost o Damon Hill, entre otros.
Pero en las vitrinas no hay ni rastro del llamativo color amarillo del brasileño con la franja verde. Y en Williams no saben -o no quieren- explicar el por qué de esa ausencia tan llamativa a ojos del visitante. El dolor sigue presente en el seno de la escudería. Pero hay cosas que no se pueden borrar.
MIGUEL ÁNGEL GARCÍA. GROVE (INGLATERRA) 13/03/12 - 16:31.