¿Y por qué odiar un circuito que, a priori, le era tan favorable y le había dado tantas alegrías? Porque esa misma pista le había generado en 1958 una experiencia terrible en una carrera de la categoría Sport. El propio Clark lo recuerda en su libro "Jim Clark at the Wheel":
?Nunca había visto Spa antes, sólo había oído que era rápido. De hecho, si hubiera sabido la clase de circuito que era, nunca hubiera ido. [?] Aún así, no importa cómo me sintiera respecto a Spa: estaba allí y era cuestión de ponerse a aprender todo lo que pudiera. [?] La gran carrera empezaba a las 4 p.m. Me senté en mi blanco [Jaguar] D-Type. A mi alrededor había varias personas a las que admiraba, pero cuando bajó la bandera, todo eso fue olvidado. [?] Esta carrera, con la subsiguiente muerte de Archie Scott-Brown, realmente me hizo odiar el circuito, y no me ha gustado desde entonces. He perdido muchos amigos allí".
La muerte del también escocés Archie Scott-Brown le afectó hasta tal punto de plantearse dejar las carreras, en las que no llevaba mucho tiempo. Luego, en su segunda carrera en F1 durante el GP de Bélgica de 1960, vendría otro gran motivo de disgusto: la muerte de su amigo Alan Stacey (Lotus) y de Chris Bristow (Cooper), en lo que fue un fin de semana catastrófico. Ya en las prácticas, Stirling Moss había sufrido un grave accidente en la rápida curva de derechas de Burnenville que le dejó fuertes lesiones. Mike Taylor, volviendo a boxes para solicitar asistencia para Moss, sufrió un fallo en la dirección de su Lotus, se accidentó y su coche quedó en el bosque, pasando mucho tiempo hasta que lo encontraron. Quedó parapléjico. El día del Gran Premio, durante la vuelta 19, Chris Bristow se salió también en Burnenville, rebotó varias veces y su cuerpo quedó en un lado de la pista con heridas mortales.
Clark pudo verlo todo y quedó horrorizado. Después, en la vuelta 24, Alan Stacey se salió al poco de pasar por Burnenville, según parece al perder el control del coche por haber sido golpeado por un pájaro en el visor de su casco, chocó y su coche se prendió fuego, falleciendo en mitad del fuego. Clark acabó quinto, y volvió a plantearse dejar las carreras: descubrió restos de sangre en su coche.
Pero aún odiando Spa, Jim Clark destilaba hasta la última gota de su portentoso talento en el paraje de las Ardenas, como era costumbre en un piloto que, ante todo, amaba correr sobre todas las cosas.
Cuando llegó el momento de disputar el Gran Premio de Bélgica de 1964, nadie podía imaginarse la curiosa carrera que iban a vivir. Spa, con su largo recorrido y sus altas velocidades, siempre era exigente con el consumo de combustible. Pero aquél 14 de Junio iba a ser demasiado.
Fue otro piloto de elegante desempeño quien logró la pole: Dan Gurney (Brabham), sacando una diferencia de 1?8 segundos a Graham Hill (BRM), 1?9 a Brabham, y nada menos que 5?3 segundos a un Jim Clark, campeón en título, que saldría sexto.
En la salida, fue Peter Arundell, con otro Lotus, el que desde la cuarta posición hizo una salida perfecta y se colocó primero, aunque poco le duró el impulso: al acabar la primera vuelta, Gurney ya era líder, seguido por Surtees (Ferrari) y Clark. El de Ferrari comenzó a presionar a Gurney, y se encaramó al liderato en la vuelta 3, pero antes de acabarla, su motor expiró y abandonó.
A partir de ahí, Gurney desplegó todo su repertorio y comenzó a escaparse del grupo, formado por Clark, Graham Hill y Bruce Mclaren, que en las largas rectas de Spa se intercambiaban las posiciones utilizando el clásico juego de rebufos.
Encaminado con paso firme hacia la que debía ser la primera victoria de Brabham como constructor, Gurney enlazaba vuelta rápida tras vuelta rápida hasta lograr una ventaja de más de 30 segundos con el grupo perseguidor. En la vuelta 27, marcó la vuelta rápida de carrera, y nada podía evitar una dominante victoria del estadounidense.
Por detrás, Hill, Clark y McLaren constituían la verdadera emoción de la carrera. Pero en la vuelta 28, Clark tuvo que pasar por boxes: su motor Climax V8 se estaba recalentando bajo el intenso sol belga, y perdió 30 segundos mientras los mecánicos añadían agua para reducir la temperatura del motor. Volvió a la carrera cuarto, pero lejos ya del podio.