Bueno, aquí pongo otro artículo sobre Gilles:
Gilles Villeneuve y Didier Pironi (Parte 1)
Gilles Villeneuve y Didier Pironi fueron dos pilotos excepcionales que han pasado a la historia tanto por su calidad al volante como por la leyenda que envolvió sus vidas y su destino. En 2012 se conmemoraron los 25 y 30 años de aquellos hechos y aunque no fue la efemérides la que me llevó a escribir esta serie de artículos, sí fue un buen momento para hacerlo.
La historia de Gilles y Didier siempre me apasionó y a lo largo de estos años he acumulado muchos datos y curiosidades sobre ellos, algunos obtenidos o comprobados directamente de personas que vivieron los hechos. En otras cosas hay cierta controversia sobre como sucedieron las cosas, pero para ser fiel a mi mismo, he dejado los textos tal cual los escribí en su momento.
Esta serie de artículos fue publicada en mi Blog en febrero de 2012 y hemos pensado que podría ser un buen cierre para el primer número de Historis, ya que cumple fielmente los objetivos de nuestra propuesta: relatos sobre deportes del motor pensados y escritos con la intención de ofrecer a los lectores el placer de leer historias de las carreras.
La boda de Didier
El miércoles14 de Abril de 1982 Nicolás Sarkozy, el joven alcalde de Neully sur Seine que llegaría a Presidente de la República francesa, estaba particularmente contento. Ser alcalde de una población pequeña no era precisamente algo fascinante, pero esta vez su cometido iba a ser interesante ya que iba a oficiar el matrimonio entre la señorita Catherine Bleynie y nada menos que uno de los deportistas más famosos de Francia en aquellos momentos: el corredor de coches Didier Pironi.
Gerhard Bleynie era el padrino de la novia y el alcalde Sarkozy encontró muy normal que el padrino del novio fuera Marco Piccinini, en aquellos momentos director deportivo de la famosa Scuderia Ferrari para la cual pilotaba Pironi. Él no tenía porqué estar al día de las interioridades de Ferrari y sus pilotos y por ello era el único que no estaba sorprendido por la presencia de Piccinini, cuyo ?nombramiento? había sorprendido a muchos, convencidos de que dicho honor iba a ser para Gilles Villeneuve o para José Dolhem.
La boda era íntima, con apenas una veintena de invitados, a pesar de lo cual la ausencia de Gilles, compañero de equipo y amigo de Didier, había extrañado a quienes estaban al tanto de la lista de asistentes. Para los invitados de la novia, ni su ausencia ni el padrino elegido por Didier tenían especial importancia, pero entre los del novio si que había algo más de sorpresa, ya que todos daban por descontado que el padrino iba a ser José, el hombre que le había inculcado el gusto por la velocidad y que tanto le había ayudado en su camino hacía el éxito deportivo.
Aunque siempre se llevó este tema en absoluto secreto, diversas filtraciones a lo largo de los años permiten asegurar que José Dolhem era su primo hermano y hermanastro al mismo tiempo, ya que sus madres respectivas, Imelda (Pironi) e Ilva (Dolhem) eran hermanas y ambos eran hijos del mismo padre (caramba con el caballero) así que no es extraño que además de un gran parecido físico tuvieran aficiones similares. José, ocho años mayor, llevaba el apellido del padre, Louis Dolhem, mientras Didier el del marido legal de su madre, Vali Pironi, de quien estaba separada. Tanto Vali como las dos hermanas eran de origen italiano, de un pueblo llamado Villesse en la región del Friuli. Ambos tenían además una hermanastra, Laurence, que permaneció oculta para ellos hasta que cumplió la mayoría de edad. Didier la conoció cuando se le presentó, para su sorpresa, durante un gran premio.
José Dolhem se había dedicado al automovilismo y llegó a inscribirse en tres grandes premios, aunque sólo tomó la salida en uno de ellos, Estados Unidos 1974 en el circuito de Watkins Glen. Su carrera duró 25 vueltas, momento en que el Team Surtees le mandó retirarse en señal de luto ya que Helmut Koinnig, su compañero de equipo, acababa de matarse en un terrible accidente en la novena vuelta. El piloto austriaco se salió de la pista al fallarle los frenos y se empotró contra los raíles de seguridad, que no sólo no frenaron el golpe, sino que al estar mal sujetos a tierra se levantaron y dejaron pasar el coche por debajo hasta prácticamente decapitar al piloto.
Aquel fue prácticamente el final deportivo de José y después, cuando Didier quiso emularle, le ayudó en sus comienzos, le guió y aconsejó hasta que estuvo en condiciones de hacer las cosas por sí solo y la verdad es que las hizo muy bien, llegó a la Fórmula 1 pero para quedarse, no como él que sólo llegó pero no pudo consolidarse. Didier tenía todo lo necesario para ser campeón, había debutado con el equipo Tyrrell, había ganado su primer Gran Premio con Ligier y ahora era piloto de Ferrari. José estaba muy orgulloso de la trayectoria de su medio hermano.
Y por tanto, aunque algunos parientes cercanos no entendían que aquel extraño señor que no era de la familia fuera el padrino, José sabía muy bien las causas, había hablado con Didier sobre ello. Ambos comentaban a menudo el estado deportivo, la situación en el equipo y otros aspectos de la temporada. El primer año en Ferrari había sido desastroso, un cuarto puesto había sido su mejor resultado mientras su compañero Gilles Villeneuve había obtenido dos memorables victorias en Mónaco y España, conduciendo además ?aquel? Ferrari.
Como había sido su primera temporada en el equipo italiano, era aceptable ser derrotado por el canadiense de quien se había hecho muy amigo, pero aquella situación tenía que cambiar en 1982. Y para ello no sólo debía ser rápido en pista para batir a Gilles, sino que también tenía que batirle fuera del circuito y por tanto había que aprovechar que el canadiense empezaba a tener enemigos dentro de Ferrari, personas que habían dejado de creer en él y que se decantaban por Pironi. Había que sacar partido a las luchas políticas internas, tan habituales en el equipo italiano en cuanto los coches funcionaban bien.
Así que en tales circunstancias era una buena maniobra pedirle a Piccinini que fuera su padrino de boda. El italiano era conocido como ?monseñor? por sus ademanes pulcros y ceremoniosos, por su sutil manera de hacer las cosas y por sus creencias religiosas. Unos años antes, cuando Lauda sufrió su dramático accidente, se preocupó especialmente de encontrar un capellán y llevarlo al hospital para que le diera la extremaunción. Una manera muy poco útil de animar a un piloto que aunque quemado y doliente, era perfectamente consciente de cuanto ocurría a su alrededor. Cuando Lauda vio a Marco y al cura quiso mandarlos a la mierda y si no lo hizo fue porque hablar le producía grandes dolores en el oído quemado.
Este Marco Piccinini era el mismo que cuando Jody Scheckter hizo pública su retirada, contestaba a los periodistas italianos que le pedían insistentemente el nombre del sustituto del sudafricano diciendo: ?Potete Ipotizzare Ragionevolmente Ogni Nome Imaginable?, cuyo acrónimo era ?Pironi?, cosa que ninguno de sus ávidos conciudadanos supo descifrar.
Era un hombre muy político, el team manager y de hecho quien dirigía la ?Scuderia? en los Grandes Premios. Para Didier era importante ser amigo suyo, pertenecer al bando que formaba Piccinini con Piero Lardi (que hacía años que trabajaba en Ferrari, pero que sólo desde hacía cuatro podía usar el apellido de su padre) en oposición al de Enzo Ferrari y los demás miembros del entorno del Commendatore. Desde el primer ensayo en el Paul Ricard Didier sabía que el Ferrari 126 C2 era un coche muy mejorado con respecto al del año anterior, esta vez no podía fallar y Gilles Villeneuve, su compañero de equipo, era su primer gran rival.
Continúa