Al caer la bandera, Fangio, con el Mercedes W196 chasis 4, tomó la delantera, mientras que en esa vuelta, Carlos Menditeguy (Maserati 250F chasis 2514) y Pablo Birger (Gordini 16 chasis 0032) tuvieron un choque que los dejó fuera de la carrera nada más empezar. Detrás de Fangio iban González (Ferrari 625 chasis 6) y Ascari (Lancia D50 chasis 0002), y un poco más atrás Moss (Mercedes W196 chasis 5), seguido de Karl Kling (Mercedes chasis 3), Hans Herrmann (Mercedes chasis 10), Harry Schell (Maserati 250F chasis 2505) y Roberto Mieres (Maserati 250F chasis 2512).
Pero en la segunda vuelta, Ascari se lanzó al liderato, superando tanto él como González a Fangio. En esa misma vuelta, tanto Kling, como Behra (Maserati 250F chasis 2516) tuvieron un accidente y Villoresi (Lancia D50 chasis 0004) un problema en la bomba de combustible que les dejó momentáneamente fuera de carrera. En la cabeza, Ascari desplegaba todas bondades del Lancia, pero con González a apenas unas décimas, mientras Fangio iba quedando descolgado. Ascari estaba demostrando que el proyecto de Lancia era muy bueno, y que podrían plantar cara a los Mercedes y Ferrari. La lucha cerrada entre los líderes se mantuvo hasta la vuelta 22, en la que Ascari tuvo un accidente al pisar aceite dejado en pista por el accidente de Behra, yendo a parar a las vallas del circuito sin consecuencias, pero dejando a González como líder en solitario.
El calor empezó a ser insoportable para los competidores. Y así se dio inicio a un baile de pilotos y coches que haría complicado seguir la carrera. Por entonces, el cambio de pilotos, compartiendo un mismo monoplaza, estaba permitido. Así que ante el agobiante calor, muchos empezaron a ceder sus volantes.
Tratemos de resumir los distintos cambios: en la vuelta 20, Castellotti (Lancia D50 chasis 0005) cedió el coche a Luigi Villoresi. En la vuelta 29, Stirling Moss se retiraba por problemas con el sistema de combustible, pero Herrmann paraba en boxes y le cedía el coche. En esa misma vuelta, era Sergio Mantovani (Maserati 250F chasis 2515) el que paraba para ceder el coche a Behra.
En la vuelta 30, era Clemar Bucci, con su Maserati 250F chasis 2511, el que paraba para ceder el coche a Carlos Menditeguy. Mientras tanto, Juan Manuel Fangio había tomado el liderato de la carrera, con González que se resentía de dolores en la cadera. En la vuelta 35, Fangio paró en boxes. El calor era absolutamente insoportable, y Alfred Neubauer le invitó a ceder el coche, si lo deseaba. Pero el Chueco sólo quería agua. Estuvo parado 1 minuto y 20 segundos, lo que hizo que Harry Schell tomase el liderato, seguido de Roberto Mieres. El Mercedes siguió parado, hasta que retomó la carrera en tercera posición.
Schell no soportó más el calor, y paró en la vuelta 50 para entregar el coche a Behra, que en la 38 había parado para devolverle su Maserati a Mantovani. Roberto Mieres tuvo que parar poco después en el box, pero sin ceder el volante. Y en ese momento, Fangio volvió a ser líder de la carrera.
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El goteo de abandonos y cesiones de volante era imparable. En esa misma vuelta 50, Farina entregó su Ferrari al piloto reserva, Umberto Maglioli, y Mantovani y Musso hicieron algo extraño, quizás fruto del calor: sencillamente intercambiaron sus coches.
Sin pantallas ni tiempos oficiales, seguir la carrera debía ser una auténtica pesadilla. Salvo por Fangio, imperturbable en su liderato. Elegante con el Mercedes plateado brillando al sol argentino, haciendo honor al Río de la Plata. Pero Fangio sufría. El chasis le rozaba las piernas, y estaba incandescente. Pero era Argentina, era Fangio, y su honradez como piloto no le permitían mostrar una debilidad. Él lo confesó:
?Pensé que iba caminando por un banco de nieve hundido hasta la cintura, y me dije que tenía que seguir corriendo porque la nieve me estaba congelando. Funcionó.?
La mente. La prodigiosa inteligencia del Maestro de maestros. Trocar el calor por frio. Aunque las quemaduras posteriores en sus piernas dejaron claro que lo que le rozaba era el ardiente acero.
¿Y los demás?. Menditeguy le dio el coche a Schell. En la vuelta 53, Maglioli entregó el coche a Trintignant, que a la vuelta siguiente, agotado, se lo devolvió. Muchos pilotos se estaban deshidratando, y tenían que ser asistidos para salir de los coches, además de nutridos de líquido en abundancia.
En la vuelta 54, Musso y Schell abandonaron. Y en la 64, Moss, que estaba con el coche de Herrmann, se lo cedió a Kling. Al bajar del coche, se desplomó en el suelo, absolutamente sofocado de calor. Nadie podía resistir el reto del calor lanzado por el Astro Rey. Y la carrera parecía no llegar a su fin.
Tampoco el ?Toro de la Pampa?, González, podía con ello. Cedió el coche a Farina, éste a Trintignant, que a su vez se lo devolvió. Repuesto, González comenzó a perseguir a Fangio. Le recortaba tiempo a cada giro. Comenzó a un minuto y medio de su compatriota y amigo, llegando en la vuelta 75 a estar a sólo 39?6 segundos. La preocupación en el box de Mercedes fue creciente, puesto que Fangio había reducido su ritmo, pese a que marcó la vuelta rápida de la carrera en la vuelta 45, con 1:48:3. Le marcaban puntualmente la distancia, pero no se atrevieron a pararlo. La decisión era del piloto.
José Froilán González, sin embargo, pagó el esfuerzo. En la vuelta 76 cometió un error y trompeó. La carrera estaba acabada para él, y sin fuerzas, volvió a boxes para entregar el coche a Farina pocas vueltas después. Lo había intentado, pero nadie podía con el imperturbable Fangio, ni con los designios de un calor asfiziante que castigaba sin clemencia.
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En realidad, sólo Fangio y Mieres hicieron la carrera sin entregar el coche. Una gesta. Aunque la diferencia de ritmos hacía que lo hecho por Fangio fuera algo notable. Casi sobrehumano. El periodista Giovanni Canestrini sólo podía decir que ?Fangio hubiera ganado con cualquier máquina?, porque su Mercedes no era el mejor coche. Eran los Lancia y los Ferrari. De hecho, Nello Ugolini, director deportivo de Ferrari, lo tenía meridianamente claro: ?teniendo las máquinas ganadoras, hemos perdido.?
Sólo acabaron siete coches, pero muchos más pilotos. Aclaremos cómo quedaron las posiciones de tan confusa carrera:
1) Juan Manuel Fangio, Mercedes W196 chasis 4, en 3:00:38:6 horas.
2) González/Farina/Trintignant, Ferrari 625 chasis 6, en 3:02:08:2 horas.
3) Farina/Maglioli/Trintignant, Ferrari 625 chasis 5, a dos vueltas.
4) Herrmann/ Kling/Moss, Mercedes W196 chasis 10, a dos vueltas.
5) Roberto Mieres, Maserati 250F chasis 2512, a cinco vueltas.
6) Schell/Behra, Maserati 250F chasis 2505, a ocho vueltas.
7) Musso/Schell, Maserati 250F chasis 2501, a trece vueltas.
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Nadie más se clasificó. Se rompieron los coches. Se doblegaron los hombres. Y el podio estuvo de lo más concurrido, con cinco personas para tres escalones, con Farina y Trintignant siendo tanto segundos, como terceros. Un día caótico, que se saldó con la victoria de un hombre que pensó que el sol no podría vencer a la nieve.