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Desde hace casi quince años, la Fórmula 1 ha crecido en España y ha pasado de ser un deporte minoritario a ser algo seguido por una gran parte de la población... ¡Mentira! Desde hace casi quince años, España cuenta con un deportista de gran talento en un deporte que nunca había importado a las grandes masas y que puesto que gana, pasa a ser de interés para la sociedad. ¿Es esto lo que queremos? Es más, ¿es esto lo que nos merecemos?
En este país la información de la Fórmula 1 llega de manos de 'personajes' que a menudo no tienen absolutamente ni idea sobre aquello de lo que están hablando. Y claro, así nos va. Cuando un nuevo aficionado escucha a estos informadores fraudulentos afirmar cosas, les hace caso. Es normal, acaba de llegar y no entiende de Fórmula 1. No sabe del tema y escucha a quien afirma hacerlo. Un periodista que sale en televisión, escribe en un periódico o habla por la radio debe saber de qué va esto. Ignora que la Fórmula 1 es compleja. Aquí no sirve aquella máxima del fútbol en la que todo el mundo entiende más o menos cómo va.
El problema, claro está, es que en la gran mayoría de casos, aquellos que muestran su 'conocimiento' con más vehemencia son quienes menos saben de carreras. Y los aficionados 'crecen' desinformados. Lo que sucede en este caso es que con un aficionado que pasa por este proceso, lo que aprende es fanatismo y subscribe visiones teñidas y partidistas que le han metido por el gaznate sin que pueda llegar a forjar su propia opinión. Acaba defendiendo lo indefendible por pura ignorancia. Ferrari odia a Alonso; falso. Dennis odia a Alonso; falso. La FIA odia a Alonso; falso.
Se juega con los sentimientos del aficionado, que se siente unido de forma emocional a su compatriota y al que es fácil hacerle creer que éste es el mejor del mundo. No gana porque tiene mala suerte, porque hay una conspiración en su contra o vaya usted a saber qué tontería. Pero este aficionado es en realidad una víctima más. Una víctima de un mal periodismo que es tan poco riguroso como sensacionalista. Un mal endémico a nivel español que va mucho más allá de la Fórmula 1. Se ve a menudo en otros deportes -sobre todo el fútbol- e incluso en otros ámbitos. La importancia de vender y llamar la atención es inversamente proporcional a la importancia de contar la verdad o por lo menos, intentar acercar la mayor parte de ella al público.
Habrá que decir siempre que los españoles son los mejores y que si no ganan, es por culpa de los demás. Claro. Haríamos bien en olvidarnos de grandes epopeyas griegas, de historias de semidioses romanos, héroes de película o novela de acción. Lo nuestro es la vida real y aquí nadie es infalible. Ni Juan Manuel Fangio, ni Ayrton Senna, ni Michael Schumacher. Tampoco Fernando Alonso. Si nos creyéramos a la prensa, España sería seguramente el país con más talento en el deporte pero con peor suerte a la hora de consumar el éxito que normalmente debe venir con dicho talento. Algo pasa. ¿Cómo puede la gente creerlo sin cuestionar nada?
Pero ni con esas podemos crear una base porque a la gente no le sirve. No sirve tener a tres pilotos en pista. No sirve que se hable español en la Fórmula 1. Hay que criticar, pelearse, atacar y buscar guerra. Polemizar, vamos, que siempre 'mola'. Como si de una pelea de instituto se tratara. Los instintos más bajos en los que se disfruta viendo a dos compañeros dándose puñetazos. Es feo, triste y penoso. Luego se critica a los alemanes o a los británicos -que también tienen sus cosas y a veces son para alucinar- pero ni siquiera con sus bajezas llegan a lo que vivimos en España. Por lo menos, no de forma generalizada.
Y todo esto provoca rechazo. Un rechazo hacia los nuevos aficionados, que en muchos casos llegan con mucha ilusión y se les toma el pelo. Se les lava el cerebro y se les manda en una misión suicida -en lo que respecta a su potencial como verdaderos aficionados- para remover algo marrón y maloliente. Al final, está claro que lo que queremos todos es disfrutar de la Fórmula 1, ¿no? Pero ¿se puede disfrutar cuando la prensa española se empeña en sacar sólo lo malo? ¿Disfrutan los aficionados más fanáticos tirándose de los pelos por la victoria de Sebastian Vettel en 'el Ferrari de Alonso'? ¿Lo hacen con el motor Honda que 'no está a la altura de Alonso'? Evidentemente, no. Y a la vista están los números. La caída de espectadores este 2015 ha sido importante.
Podríamos centrarnos en lo bueno. Podríamos disfrutar con la gran carrera que vimos el pasado domingo, con las luchas tanto en la zona de cabeza como en todas las demás. Podríamos hacerlo viendo los primeros pasos de la nueva unión de McLaren y Honda, que puede que no esté para ganar este año pero que acabará llegando. O incluso tan sólo por ser conscientes que después de casi una década de su último título en la Fórmula 1, Fernando Alonso sigue siendo un piloto súper competitivo y al que le queda cuerda para rato. Pero no; hay que enfadarse por lo poco justa que es la Fórmula 1 con 'nuestro piloto'. Porque 'otros se aprovechan de su trabajo' y su actual equipo no está a la altura.
Señoras y señores, esto es la Fórmula 1. Hay grandes pilotos que nunca triunfan. Otros menos buenos consiguen ser campeones. Así es el juego. Deberíamos sentarnos un momento y reflexionar. Tuvimos a un Alonso campeón muy pronto. En lugar de seguir una progresión habitual, llegó al lugar adecuado en el momento adecuado. Pero además, demostró tener el talento para ser uno de los grandes. ¡Y la gente se enfada porque no gana más! Un país que hace 16 años podía contar los resultados en los puntos de sus compatriotas con los dedos de una mano se enfada porque su mejor piloto no consigue un tercer título. Es ridículo. No hay que ser conformista, por supuesto. Pero hay que poner las cosas en perspectiva. Puede haber decepción, no debe haber drama.
Si Alonso no vuelve a ganar un título de Fórmla 1 -que podría pasar-, hay que centrarse en crear el futuro del automovilismo en España. ¡Hay mucho más que Alonso! ¿Queremos títulos españoles? ¡Fomentemos el interés de verdad en el deporte! No destaquemos lo malo, busquemos lo bueno. Así se conseguirá que haya más interés, que suban pilotos con ganas y manos, que las empresas apuesten por las carreras -no olvidemos que hay mucho más que Fórmula 1-. Así es como se sigue adelante. No hay que quedarse con Alonso, que ya ha hecho su trabajo más importante. Vienen Sainz y Merhi, que ya están ahí. Habrá otros. Apoyémosles también. Pero hagámoslo de verdad. No de forma fanática y extemista, sin saber de qué hablamos sino con el orgullo de quien ama a la Fórmula 1 y disfruta de tener a un compatriota en ella.
Apoyarles con la alegría de compartir con todo un país todo aquello que el elegido en cada momento pueda hacer. Nunca buscando culpables si un nuevo piloto 'sólo' consigue puntuar. Llegar a la Fórmula 1 es un hito. Sumar puntos, algo muy especial. Ganar carreras está al alcance de muy pocos. Convertirse en campeón del mundo es para los elegidos que se convertirán en leyendas. Hemos vivido algo especial. No lo estropeemos. No hagamos que esto se derrumbe. Tenemos la oportunidad de crear un futuro para esto que tanto nos gusta. Depende de nosotros. Hagámoslo.