Una fuerza (casi) perfectaPor tercera temporada consecutiva, el inicio de Force India no fue especialmente brillante. Su coche no estaba para Q3 o zona de puntos, y tendría que ser su pareja de pilotos quien sacara las castañas del fuego antes de que el bólido mejorase lo suficiente. Así fue en 2015, así fue en 2016, y sabíamos que así sería en 2017. Lo que hace de este año aún más interesante es que no sólo Sergio Pérez ha seguido a un nivel excelente, sino que el semi-rookie Esteban Ocon está increíblemente cerca de él. Y eso ha llegado incluso a desatar hostilidades.
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Parecía imposible, pero Force India lo ha vuelto a hacer. El equipo de Silverstone mejora las prestaciones de su temporada anterior un año más: si en 2015 acabar en el top-5 era un éxito, 2 años después afianzarse en la 4ª plaza empieza a ser lo habitual para los de Vijay Mallya. Y no es muy normal: no olvidemos que, de los 10 equipos, es el 7º en presupuesto. Su liga es Toro Rosso-Haas-Sauber; haciéndolo muy bien podrían pelear con Renault y Williams, pero es que no sólo están apabullando a ambas, sino que también superan notablemente a McLaren, que les triplica en presupuesto. Su ambicioso objetivo de pretemporada, alcanzar a Red Bull y pelear por el top-3, parecía disparatado, pero viendo algunas carreras como Canadá o Azerbaiyán, indudablemente tenían el potencial para hacerlo. Y eso, insistimos, es bestial: libra por libra, Force India es el mejor equipo de la parrilla.
Puede que su morro no sea el más estético de la parrilla, pero en cuanto Force India arregló los problemas de sobrepeso de su VJM10, se desató como el más veloz de la media parrilla.
Claro que no siempre había dado esa sensación. Porque los primeros meses del VJM10, como viene siendo habitual en la factoría británica, fueron ciertamente escasos. Mercedes. Ferrari, Red Bull, Williams y Toro Rosso estaban delante, y escuderías como Renault y Haas les tuteaban. Es decir, lo que uno consideraría “normal”… y curiosamente por eso nos extrañaba: Force India nos acostumbraba a rendir siempre por encima de sus rivales directos. Pero no había de qué preocuparse, pues la película, en cierto modo, nos sonaba: los de Silverstone acaban las temporadas como motos, pero acostumbran a tener inicios flojos. Y el VJM10 no estaba precisamente en ese nivel de pelear por el top-3. Su cambio de decoración a rosa chicle no le sentó muy bien: entre Australia y Baréin, sólo consiguieron meterse una vez en Q3. El sobrepeso fue señalado como el principal motivo de su lentitud. Pero una vez éste fue limado, a partir de Rusia, empezamos a ver realmente el potencial del bólido. Y ciertamente, es sensacional: a la altura aerodinámicamente, indudablemente su punto fuerte es el espectacular motor Mercedes que porta en su zaga. Cuando las largas rectas comenzaron a venir en el calendario (Gilles Villeneuve, Bakú), el VJM10 se destapó como un candidato al podio. Eso sí, las curvas lentas no le sientan tan bien; en Mónaco, donde el piloto tiene algo que decir, consiguieron disimularlo antes de naufragar el domingo, pero en el pasado GP de Hungría volvieron a su rendimiento de marzo y abril. Aunque su ventaja sobre Williams en el campeonato de constructores es bestial (60 puntos, más del doble de los que lleva Grove), últimamente están viendo cómo el cuento comienza a llegar a su fin. Y es que es muy difícil mantenerse por debajo del par tanto tiempo, antes de que los equipos grandes mejoren y les superen. Es ley de vida (y de dinero): Renault amagó en Silverstone y McLaren en el Hungaroring con superarles y dejarles una zona de puntos más baja. Ya no será un problema en 2017, pero sin duda en temporadas venideras será mucho pedirle que entren en el top-5, pues éste debería estar copado por los tres fabricantes más Woking y Milton Keynes.
Cuando el coche iba mal, Pérez le sacó todos los puntos posibles. Pero en cuanto comenzó a volar, Sergio empezó a sumar un brutal botín, como las 12 unidades de Barcelona. (Fuente: rkdeportes.com)
Mientras tanto, podrán seguir confiando en que su excepcional pareja de pilotos les permitirá seguir puntuando por encima de lo normal. ¿Quién dijo que un equipo privado tendría que confiar en conductores “con maletín”? Sí, todos sabemos que Sergio Pérez arrastra cierto apoyo financiero por detrás, pero este apoyo no llegaría si no fuera porque ha demostrado merecerlo. Y a sus 27 años, indudablemente Checo está a punto de llegar a su apogeo. El mexicano lleva siendo objeto de deseo desde su primera carrera, en la que acabó 7º yendo a una sola parada con los frágiles Pirelli en Australia 2011 (antes de ser descalificado por una infracción técnica menor ajena a su culpa). Su paso por McLaren tal vez le llegó demasiado pronto, pero desde que recaló en Force India en 2014 lleva demostrando que es un auténtico talento. Sus resultados no engañan: 4 podios con el equipo, más de 100 puntos en 2016 y una serie de actuaciones estelares con una tremenda regularidad, su punto débil hasta el año pasado. Ahora puede contarse con el de Jalisco para extraer todos los puntos posibles en cada carrera. Y ese es un activo de un valor incalculable. Teníamos algo de miedo porque Pérez, al estilo de Daniel Ricciardo, se viera perjudicado por el cambio de normativa de 2017. Si en el caso del australiano hacíamos referencia a la reducción del tiempo de frenado, sobre el mexicano residía la duda de si su famosa virtud no se vería anulada: la gestión de neumáticos. La remesa de Pirelli de 2017 es tan dura que conservar las gomas no aporta nada: el objetivo es tirar a fondo todo el rato. Y esa no es la característica de Pérez: el mexicano, incluso en el lento Mónaco, destaca por no aplicar un gran giro de volante en las curvas (de hecho, él y Hülkenberg aparecían siempre muy abajo en las listas de “dirección aplicada con el volante”). Utiliza el estilo clásico “giro pequeño-giro grande”, pero en su caso el “grande”, a la altura del vértice, no es tan profundo como en el resto de pilotos. Además, siempre espera a tener el monoplaza relativamente recto para traccionar, por lo cual la degradación de sus ruedas traseras es siempre bajísima. Eso le solía costar caro en clasificación (casi siempre perdía contra sus compañeros, incluyendo el 9-12 contra Nico en 2016, la temporada en que Checo estuvo más destacado), pero este año ha mejorado su juego y bate nada menos que 9-2 a su nuevo teammate. En carrera, Pérez sigue siendo el hueso duro de roer de siempre: su impresionante puntualidad en las primeras carreras le llevó a conseguir unos puntos que su bólido no merecía, y ahora que ha mejorado está moviéndose en unas impresionantes posiciones. Claro que no todo es perfecto: su gestión de la situación en Canadá impidió a su equipo visitar un merecido podio, y esa es una muestra de un carácter algo complicado que ya exhibió en Woking en 2013 y que tal vez le esté restando puntos para conseguir un volante puntero que, por talento, indudablemente se merece.
El accidente con Pérez en Azerbaiyán arruinó sus opciones de podio… si no algo más. En cualquier caso, ese ha sido tal vez el único fallo en los 12 primeros meses en F1 de Esteban Ocon. (Fuente: redbull.com)
Pero claro, si de talento se trata, ¿qué podemos decir de su compañero de box? Para medir lo que uno esperaba de Esteban Ocon vamos a tirar de brevedad: el año en que Max Verstappen maravilló al mundo en la F3 europea y se ganó un asiento de F1 con sólo 17 de edad, el holandés fue batido por Ocon en dicho certamen. Si Max era la mayor promesa del automovilismo de la década, ¿qué decir del hombre que le venció? Esteban llegó a la GP3 en 2015 y venció en su debut gracias a una regularidad pasmosa (¡9 segundos puestos consecutivos!). Fue rápidamente reclutado por Mercedes y le metieron al mismo programa que a su anterior estrella, Pascal Wehrlein: el DTM. Ocon, que acababa de cumplir 19 años, se estaba midiendo en una disciplina totalmente distinta frente a veteranos de guerra; no pintaba mucho ahí. Así que en cuanto apareció un hueco en Manor, la estrella de tres puntas le colocó en la vacante y le midió, precisamente, a Pascal. El alemán comenzó ganando porque Esteban tenía que aclimatarse, pero el golpe llegó cuando Force India anunció que el sustituto de Hülkenberg sería el francés. Ambos jóvenes habían probado para el equipo y éste debió quedar más convencido con Esteban. Su bestial conducción en el diluvio de Brasil parecía darles la razón, ¿pero no estaba yendo todo demasiado rápido? Ocon sufrió en las primeras carreras para Force India, especialmente en clasificación, pero a partir de Rusia se puso, literalmente, a rebufo de Checo. De forma increíblemente precisa, el #31 se queda a apenas 1-2 décimas de su compañero en la Q3 definitiva y parte siempre a su lado, lo cual está propiciando alguna que otra rencilla, como la vivida en Azerbaiyán. Ese incidente tal vez sea el único en que Ocon se ha visto envuelto en sus primeras 20 carreras de F1, todas acabadas (y en 2017, todas en los puntos salvo Montecarlo), lo cual confirma que estamos ante un auténtico crack de la regularidad, la clave del éxito en este deporte. Su velocidad en clasificación no es todavía óptima, pero caramba, estamos pidiéndole mucho a un muchacho de 20 años que acaba de empezar en esto. ¿Hasta dónde puede llegar? Su pilotaje, en ese sentido, es cautivador: si Hülkenberg era el piloto que menos grado de volante aplicaba, Esteban es un más que digno sucesor. Es increíble la escasísima dirección que precisa para pasar las curvas. En condiciones normales, eso obliga a una velocidad en el ápice muy baja: el truco es el que muestra Lewis, yendo profundo con el freno para bloquear ligeramente de atrás y deslizar la zaga. Su VJM10 no le permite hacer todas esas cosas, pero se adivinan: parece frenar tarde y durante bastantes metros, pero de momento no juega con la parte trasera y, por tanto, no puede ser tan impresionante los sábados como Lewis. En cualquier caso, todo llegará. La materia prima es excelente.
Es de agradecer que Force India represente lo mejor del espíritu privado (vencer a corporaciones más grandes con un presupuesto modesto) sin lo malo del mismo (goza de pilotos de categoría en vez de puro patrocinio). Por ello cae tan bien. Pero no todo es perfecto. Los problemas de Vijay Mallya en su India natal han provocado que en 2018 la escudería haga una cosa que casi nunca nos gusta: cambiar de nombre. La pérdida de la personalidad es un déficit que afecta al romanticismo del deporte, si bien en este caso “Force India” es un nombre que, por sí mismo, no evoca tampoco la pureza de las carreras. En cualquier caso, la alternativa escogida (“Force One”) tampoco es que suene muy rotunda, pero ojalá todos los problemas del equipo sean tan leves como ese. De momento, a diferencia de en la época Jordan-Midland-Spyker, el futuro de los trabajadores de Silverstone parece asegurado. Y dado que son los más eficientes de la parrilla, sólo pueden ser buenas noticias.
Aporte de: wwwdiezcilindros.com
Muy buen analisis de la temporada de SFI y sus pilotos.