Más de medio siglo de competiciones en Venezuela
De la mecánica nacional a la Fórmula 1
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Las primeras referencias acerca del automovilismo deportivo en Venezuela se remontan hacia 1926, de acuerdo a la publicación especializada El Automóvil, que señala la posible carrera de 200 kilómetros en ruta organizada por el recién creado Automóvil Club de Venezuela que uniría la moderna autopista macamizada (léase asfaltada) que enla-zaba Caracas con Maracay "y que dentro de poco unirá a Puerto Cabello...". Hubo que esperar hasta 1941 para vol-ver a hablarse de una competencia en nuestro país, en aquella ocasión con motivo del Gran Premio de la América del Sur, que tenía al neonato Touring y Automóvil de Venezuela y al Automóvil Club Argentino como sus promotores. Sin embargo, la guerra entre Perú y Ecuador obligó a posponer el evento 7 años más.
Finalmente hacia finales de 1948 se cumple la primera y única edición de la Buenos Aires-Caracas, la épica gesta que consagró como vencedor al argentino Domingo "Toscanito" Marimón, si bien los hermanos Juan y Oscar Gál-vez habían dominado durante casi toda la ruta hasta que uno de ellos fue descalificado en la etapa final luego de casi 10 mil kilómetros de inimaginables peligros.
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FANGIO Y EL GRAN PREMIO
: La semilla de la velocidad germinó y de inmediato los entusiastas volantes locales comenzaron a organizar carreras en ruta en distintas ciudades, favorecidos por las excelentes condiciones de los caminos nacionales. Los clásicos autos americanos fueron los primeros en ser empleados, aunque en los primeros años cincuenta comenzaron a llegar los primeros modelos europeos. En poco más de un lustro, Venezuela recibía su primer Gran Premio, gracias al auspicio del presidente Marcos Pérez Jiménez.
El inmortal Juan Manuel Fangio, Stirling Moss y la dupla Peter Collins y Phil Hill, fueron los triunfadores de las ediciones 1955, 1958 y 1957, respectivamente, disputadas en el Paseo Los Próceres de Caracas con autos de la categoría Sport. En 1958 hubo una fecha internacional en la ruta que unía Palmarejo (Zulia) con Caracas, y en aquella ocasión Jean Behra se hizo con el primer puesto.
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VENEZOLANOS EN EL EXTRANJERO
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Para entonces, eran usuales las presentaciones de los pilotos venezolanos en escenarios internacionales, en carre-ras como las 12 Horas de Sebring, los 1000 Kilómetros de Buenos Aires o el Gran Premio de La Habana. Precisa-mente en Cuba encontraría la muerte Ettore Chimeri, quien unas semanas antes había debutado en el GP de Fórmula 1 de Argentina. Chimeri acompañaba así a Francisco José Cróquer "Pancho Pepe" quien en 1955 se mata en Barran-quilla con un Maserati 2 litros.
Las instalaciones de los Próceres de Caracas vuelven a retomar el protagonismo a mediados de los sesenta, con eventos a motor que aglutinaban a más de 50 mil personas alrededor de los monolitos.
LOS PRIMEROS CIRCUITOS
El primer cambio importante en la estructura de las carreras locales se registra con la construcción del primer circuito permanente en San Carlos, estado Cojedes, en 1970. La idea de desarrollar una pista siempre existió: en los cincuenta se habló de Caracas en La Rinconada, luego en los Valles del Tuy y también en Valencia, pero ninguno de ellos llegó a materializarse. En apenas cuatro años se inauguran las pistas de Turagua, Aragua y La Chinita, Mara-caibo, lo que sin dudas eleva el nivel técnico de los pilotos.
Comienza a formarse un nuevo grupo de especialistas, pero sería el motociclista Johnny Cecotto, doble campeón mundial en 1975 y 1978, el que con su cambio a las cuatro ruedas permitiría a Venezuela arribar en apenas 3 años a la Fórmula Uno. Un grave accidente en 1984 cerró las puertas de la máxima categoría a Cecotto, quien sin embargo se recuperó para convertirse en uno de los mejores especialistas en autos de turismo, con numerosos triunfos y títulos en los cinco continentes.
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El testigo que dejó Cecotto trató de ser recogido en los noventa por varios prospectos como José Miguel Coletta, Miguel Calandriello o Juan José Font, pero habría que esperar hasta el inicio del nuevo milenio para ver en acción a una nueva camada de volantes provenientes del karting local que han estremecido las pistas del planeta y que apun-tan seriamente a llegar a la F1. Ernesto José Viso comanda este pelotón gracias a sus brillantes actuaciones en la GP2 (máquinas de 600 caballos de fuerza), la antesala a la categoría reina, mientras Pastor Maldonado se ubica apenas un escalón atrás en la no me-nos competitiva World Series by Renault que usa propulsores de unos 420 HP, en tanto Rodolfo González también proyecta seguir la misma evolución en la Fórmula Renault, monoplazas que cuentan con un propulsor de 200 caba-llos de fuerza. En los Estados Unidos Luis Alberto Schiavo también apunta a la clase Champ Car, nación en la que la ingeniero Milka Duno se ha convertido en un modelo a seguir entre las damas, al batallar exitosamente con los autos deportivos Daytona Prototipos.
El relevo hacia la cumbre del automovilismo mundial está asegurado con cualquiera ellos, pero eso sí, a medida que asciendan, el camino se hará cada vez más complicado, y si bien talento y condiciones abundan, sólo hace falta un buen soporte financiero, contar con las herramientas mecánicas correctas y una importante dosis de buena fortuna para lograr los objetivos.
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Un ídolo: Pancho Pepe Cróquer
Luis Cisneros Cróquer
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Francisco José Cróquer murió prematuramente en un accidente automovilístico en la competencia de la ciudad de Barranquilla, La Vuelta de la Cordialidad, era el día 18 de diciembre de 1955. Encontró la muerte en una recta. Se piensa que sufrió un mareo y perdió el control del volante. Ese mismo carro lo había traído a Valencia una semana atrás para transmitir por Radio 810 el juego correspondiente a la temporada. Llegó vestido con la braga de correr, había conducido desde Caracas por la carretera vieja en una hora y veinte minutos, y llovía.
Ha sido el más grande narrador deportivo que ha tenido Venezuela. Su voz resuena todavía en los estadios y rememora partidos estelares del Béisbol venezolano y de las grandes ligas, las peleas de boxeo que hicieron historia -narración en la que ha sido indiscutiblemente el mejor- los programas románticos de la radio y de la incipiente televisión nacional. Era un tipo carismático, filántropo y con gran sentido de la amistad.
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