Motorhome de Red Bull. Varios periodistas se sentaban alrededor de Mark Webber tras su primera jornada de pretemporada en Montmeló. Detrás del grupo, con voz baja y tímidamente, Santi intentó dirigirse al australiano. Era joven un aficionado español. Mark, ¿qué prefieres para mañana 'rain or graining'? La pregunta era confusa y Webber no le entendió 'Rain or sun' dices (lluvia o sol)??, intentó aclarar el australiano. Azorado, Santi afirmó positivamente, pero la cuestión parecía así fuera de lugar, porque en la Fórmula 1 es dogma total aprovechar en seco todo el escaso tiempo disponible en febrero.
Pero Webber comprendió rápidamente la situación y el perfil de quien le preguntaba. Y cuando otros habrían despachado a alguien como Santi con dos palabras, el australiano se esforzó en ofrecerle una respuesta articulada e incluso más extensa que a otras cuestiones de los profesionales, explicándole respetuosamente todo tipo de detalles. Fue un gesto elegante.
Todo integridad
Cuando el pasado año El Confidencial publicó el posible fichaje de Webber con Ferrari, intentó confirmar la información personalmente con el propio protagonista. Era un momento delicado por haberse hecho público con anterioridad. Webber pudo haber evitado la cuestión, pero reaccionó con extraordinaria cortesía ?y cierto embarazo ante el tema- ofreciendo todo tipo de explicaciones. Al hablar del asunto con un veterano periodista británico que le conoce bien, este le retrató: ?Mark nunca, nunca miente, es todo integridad?.
Un Webber considerado como uno de los pilotos más atractivos de la parrilla por las féminas (?podría tener todas las mujeres del mundo si quisiera?, nos decía una conocida periodista), pero sigue con su pareja de juventud, Ann, trece años mayor que él, una mujer madura e inteligente que no responde a los cánones del 'paddock', y que le ha acompañado durante toda su carrera. Un Webber que no dudó en castigar en su columna personal a Lance Armstrong como pocos lo han hecho, no solo por mentir como deportista, sino porque también dejó colgada a Ann, quien organizó la invitación al ciclista americano para el Gran Premio de Mónaco. Armstrong ni acudió, ni siquiera se disculpó.
Fue un golpe bajo, e innecesario
Pues bien, este Mark Webber no merecía el golpe bajo que le propinó Helmut Marko este pasado invierno. Desde su propio equipo, y en la propia revista oficial de Red Bull. "Me parece que Webber tiene una media de dos carreras al año donde es imbatible, pero no puede mantener la forma durante el año, tan pronto como sus perspectivas para el título son buenas, tiene problemas con la presión que esto crea". Y alguna que otra perla similar, como su poca fuerza anímica cuando la fiabilidad mecánica se ceba con el australiano.
Innecesariamente, Marko ha debilitado a un piloto de su propia organización, y con su bajonazo ha posicionado a Webber en un contexto que será utilizado esta temporada a poco que el australiano tenga problemas. De hecho, en la rueda de prensa oficial de este jueves tuvo que afrontar el tema en la primera pregunta que le hizo la prensa: "Ya he contestado a esta cuestión varias veces en las últimas seis semanas y, como dije, él (Marko) tiene su agenda y yo no formo parte de ella, esta bien, todo el mundo tiene sus opiniones?". ¿Por qué Red Bull mantiene entonces al australiano? Efectivamente, la agenda de Marko debe querer a otro piloto en su puesto, pero algo o alguien se lo está impidiendo.
Es cierto que Mark Webber no se sitúa en el mismo plano que Vettel, un talento extraordinario cuyo estilo de pilotaje, además, ha sacado el mejor partido a los monoplazas con escapes de soplado. Pero cuando estos fueron prohibidos para 2012, mientras Newey pugnaba por recuperar la eficacia aerodinámica perdida, Webber no era inferior a Vettel, como también ocurriera en 2010. A partir de la optimización del nuevo sistema de soplado con los cambios introducidos en Singapur, el alemán se escapó. Aquello que funciona para uno, parece hacerlo para el otro en Red Bull.
"Emocionalmente", detrás de Vettel
¿Que le afectó la presión a Webber en 2012? Cuando ganó a Alonso en Silverstone, se colocó segundo en la general. En la siguiente carrera, Hockenheim, falló el cambio en los entrenamientos, con la correspondiente sanción en parrilla. En Hungría, a continuación, el diferencial dañó de nuevo el cambio durante la carrera, lo que supuso otra penalización para Spa. Tres golpes seguidos en un momento clave de la temporada. ?Tuve luego algunas pruebas en las que no piloté bien?, reconocía recientemente el propio Webber con su habitual honestidad. Para entonces ya había quedado descolgado en la general.
Y, sí, puede que Webber haya sucumbido a la presión alguna vez. Sobre todo en Corea 2010, cuando marchaba segundo tras Vettel en aquella carrera pasada por agua. La salida de pista le costó el título. Pero esa presión también respondía a la atmósfera que respiraba en su propio equipo. Al llegar a Brasil, tras Corea, Webber estaba a 11 puntos de Alonso. Vettel, a 25. El alemán no había liderado la clasificación general en toda la temporada. Pero en Interlagos, Webber reconoció que el equipo estaba ?emocionalmente? detrás de Vettel. Era lo que había sentido durante todo el campeonato. El alemán logró entonces su primer título. Dos años después, Marko sigue recordándonos su agenda.
Ningún piloto australiano ha ganado en su país desde 1985, cuando Australia entró en el calendario de la Fórmula 1.Y a Webber nunca le ha acompañado la suerte en casa. Desde 2002 solo ha conseguido un cuarto como mejor resultado. Por todo lo anterior, una victoria suya este fin de semana sería una gran noticia, y valdría la pena poder vivir un espectáculo similar al de su amigo Alonso en Valencia, el pasado año.
Sería la forma más elegante de responder a Helmut Marko. Como la que dispensó al joven español de Montmeló. Seguro que si Mark Webber gana el Gran Premio de Australia,muchos se alegrarán, pero pocos lo harán como Santi.