Fernando Alonso, o cómo regresar de dónde jamás debió salir.
Sinónimo de lujo, glamour, champagne... de máxima tecnología a la par que el clasicismo más puro. Icono mítico y color escarlata inconfundible en el mundillo de la velocidad; de los récords, de la pasión... Toda una religión montada en torno a una forma de vida que, a quien ampara baja su yugo, convierte en profeta nacional y mundial, gane o pierda, corone la cima o caiga de rodillas, sea el vencedor o sea el vencido. Pero ese no era el destino de Fernando.
La salida del asturiano de Renault fue algo normal. Todo polluelo quiere salir del nido y volar, explorar otros mundos, vivir otros paisajes y demostrar que no necesita el amparo de su madre para sobrevivir. Y ni corto ni perezoso, después de ganar el título del mundo de 2005 Fernando anunció al mundo entero su fichaje por el equipo rival, McLaren-Mercedes, a partir del año 2007. Un equipo que pese a contar con buenos coches no ganaba un mundial desde 1999 con el 'Finlandes Volador' Mika Hakkinen, pues cuando no fallaba el motor se averiaban los engranajes del cambio; y cuando no, se pinchaban los neumáticos, y cuando no, se soltaban los soportes del alerón y te dejaban a una sola vuelta de conseguir el triunfo; y cuando no, el aceite se calentaba y destruía los circuitos eléctricos, y cuando no... -la historia la sabemos todos, mejor dejar este punto aquí-.
Sin embargo en 2007 el coche era indestructible. Los dos únicos abandonos que sufrió el MP4-22 fueron por errores de pilotaje de Fernando Alonso en Japón, bajo una lluvia torrencial en Fuji y de Lewis Hamilton pasándose de frenada y quedándose anclado en la grava de una de las escapatorias del circuito de China. Sin embargo eso no fue suficiente para lograr el título mundial otra vez e igual a su ídolo Ayrton Senna. El trofeo se fue para Maranello, se fue para Italia, en manos de Kimi Raikkonen.
''¿¡Por qué?!'', eso es lo que nos preguntamos todos después de la carrera de Brasil de ese año. Todo parecía pronosticar que sería un año fácil para el español, pero nada más lejos de la realidad.
''Luchamos contra Alonso, no contra Ferrari''. Para cualquier persona que no esté familiarizada con la Formula 1 sería imposible pensar que esas palabras saliesen de la boca del jefe del mismo Alonso, pero es que así fue. Un chaval morenito con mucho la talento, y británico, fue el gran motivo. Sí, las vistas son muy bonitas desde el 2014 con Lewis (08) y Jenson Button (09) con un título cada uno, pero es que desde Damon Hill en el 96' el Reino Unido no ganaba un título, y en 2007 uno de los mejores pilotos de que ha pisado un circuito de carreras se subía en un coche británico que iba muy rápido. Los 10 años de sequía tenían que acabar ya para ambos. -Esta parte también nos la saltamos, que está más gastada que el **** de la Bernarda-.
Fernando abandonó el equipo y se unió otra vez a Renault haciendo puente para fichar por Ferrari dos años después. Pero el mismo equipo que le arrebató el título en 2007 a él y se equipo se lo quitaría otra vez, año tras año, error tras error. Así es el destino.
Nadie sabe qué hubiera pasado si aquel año en McLaren las cosas hubieran sido diferente. Bueno sí, sí lo sabemos. Quedando a solo un punto del ganador del título y empatado a puntos con su compañero de equipo que contaba con las mejores estrategias y mejoras Fernando ganaría el título de calle. Y el de 2008 también, y a quién le pique que se rasque. Pero los Isi y Disi no contabilizan en la historia y Alonso jamás igualó a su ídolo.
Ahora ese equipo está, o estará, capitaneado por unos japoneses muy serios que lo que dicen lo cumplen y si no lo hacen, katana en mano se practican a si mismos el harakiri, que para quién no sepa qué es, es un arte nipón parecido al onanismo pero un poco más bestia. Ni tampoco habrá diferencias de clases, todos a volar en Low cost y nos quedamos en tierra. El tiempo perdido no se puede recuperar, pero coger una intersección y elegir el camino que más te guste lo puedes hacer de sobra cuando has demostrado que lo tuyo no es solo coche o nombre.
Fernando, regresa de donde nunca debiste salir. Tienes que aprender que la historia esa que te cuentan del cielo o el infierno es falsa. Es entendible porqué lo hiciste en su momento, pero ya es hora de volver a casa. Como dijo
Ernest Hemingway: Todo hombre racional es ateo.-