Mark Webber, líder del Mundial, ha sido señalado como favorito número uno por sus rivales de un modo unánime y la sensación generalizada es que Red Bull puede sobresalir este domingo. Sin duda, el australiano es quien mejor lo tiene para hacerse con el título, pero su perseverancia no puede decaer ni un ápice ante la presión o un posible exceso de confianza ya que sus cuatro rivales están al acecho.
Que el piloto de Red Bull fue superado por la presión en el verano de 2009 justo en el momento en que su progresión apuntaba a lo más alto de la tabla es un precedente a recordar. Hay que reconocer que aquello parece superado en este Webber 2.0 ya que la confianza que el aussie está mostrando en sus opciones parece no tener límites. Eso mismo podría convertirse en un arma de doble filo si las cosas no salen bien.
Por su parte, Fernando Alonso tiene ganas de reafirmar su posición tras ganar en Monza. Las sensaciones con las que se marchó de Mónaco, que supone un buen punto de comparación con la cita nocturna, apoyan su confianza ya que el asturiano piensa que se pudo haber marchado con una victoria del Principado si no llega a estrellarse en la última sesión libre. Ganar sería cerrar también en parte ese capítulo.Quien estaba deseando que llegara el momento de saltar a la arena es Lewis Hamilton. Tras pasearse con su McLaren por Amsterdam y Madras, llega lo serio para Hamilton, cuyo error en Monza a duras penas le habrá dejado pegar ojo en estas dos semanas. Siendo el último ganador en Singapur, sus opciones pueden ser importantes si en McLaren logran dar con la tecla del setup de un coche cada vez más crítico.
Los contendientes más débiles sobre el papel parecen Jenson Button, demasiado preocupado por su estilo de pilotaje -el mismo que le ha traído hasta aquí- y Sebastian Vettel, que parece haberse escondido del foco de la prensa y está dispuesto a aprovechar la situación en un circuito favorable. Después de todo, a nadie sorprendería que Seb consiguiera llevar por fin su ritmo en calificación a carrera. Eso le haría temible para la competencia.
Pero Singapur es trazado fetiche para dos equipos que pueden ejercer de tapados: Renault y Williams. Los franceses se presentan con el siempre infravalorado Kubica soñando con mejorar el gran resultado de Mónaco mientras que los ingleses lograron su último podio en la carrera de 2008 y se encuentran en la mejor forma que nadie recuerda después de varios resultados consistentes.
Estos son los ingredientes de uno de esos Grandes Premios que parecen ideados para guardarse una columna en el libro de la historia. Correr de noche es especial, bonito y sobre todo -y esperemos que por mucho tiempo- único. Esto último hace de Singapur un lugar espectacular para acoger un Gran Premio. Disfruten. Después vendrá Suzuka. Palabras mayores.