Pero de cuando en cuando, una tarde cualquiera en un circuito clásico cualquiera, la Fórmula Uno nos recuerda que la clave para tener emoción y espectáculo es que se disputen en un auténtico circuito de carreras, como el Gilles Villeneuve.
Después de todo, nada parece haber cambiado desde que la Fórmula Uno se marchó de Canadá. El registro de Lewis Hamilton en Norteamérica sigue en lo más alto después de una soberbia vuelta del británico a última hora. Hamilton acumula cuatro poles en sus cuatro visitas a Montreal e Indianapolis.
No es extraño este romance, ya que si alguien ejemplifica el sueño americano, ése es Lewis. La imagen del inglés empujando su coche y la celebración post calificación son puro espectáculo. Bendito aire fresco que Hamilton ha traído a la Fórmula Uno. Guste o no.La otra cara de la moneda es Red Bull, que ha vendido la pole muy cara. Webber ha vuelto a aparecer cuando tocaba y ha batido a Vettel en su lucha interna. Ya deja de sorprender que el joven alemán haya pecado de exceso de ganas en una de sus vueltas lanzadas.
Más allá de las actuaciones personales, la guerra estrategia de cara a la carrera ha comenzado en la calificación, ya que hacer en la Q3 con neumáticos blandos suponía comenzar la carrera con blandos, lo que forzaba a los pilotos a tener parar a cambiarlos en pocas vueltas.
Ha tenido que llegar un circuito como Canadá con unas condiciones muy particulares de asfalto y temperatura para que la normativa de que los diez mejores pilotos salgan con los neumáticos que califican nos aporte algo de interés a las carreras.
En definitiva, Lewis Hamilton saldrá mañana en los periódicos, pero el verdadero protagonista está siendo el circuito de Montreal. La lluvia, antes o durante la carrera, jugará un papel importante de cara al domingo. Para amenizar la espera, les animo a echar un vistazo a lo que pasa en Le Mans. Otro señor circuito.