El británico fue la comidilla del "gran circo" durante la jornada del viernes en el circuito de Estambul. En cada una de sus dos orejas llevaba un pendiente medicinal que impide que se le cierre el agujero, y que no se podrá quitar durante un tiempo, algo que choca de frente con el reglamento deportivo de la Fórmula 1.
Y es que por razones de seguridad se impide a los pilotos llevar cualquier tipo de adorno en el cuerpo (relojes, pulseras, colgantes, pendientes, etc.), tal y como reza el artículo 2.2.1 del apéndice L: "El uso de joyas en forma de piercing o cadenas de metal en el cuello está prohibido."
El uso de pendientes puede hacer que la tarea de retirar el casco a un piloto accidentado sea ciertamente difícil y podría producirle graves lesiones además. Y ya no vamos a entrar en el tema de si se produce un incendio... Por eso sorprende, y mucho, la pasividad de la FIA respecto a este tema.