Ante ese fantástico panorama mucho se empezó a comentar sobre su estado físico, sus condiciones para la disciplina, sus reales motivos por volver, la necesidad de volver, los nuevos duelos que podría librar con quienes ocupaban los primeros planos, la afinidad para sentirse cómodo en un vehículo luego de tantos años, y un largo etcétera. ¿Pero acaso no fue muy prematuro todo como para creer que sería potable un retorno a la elite sin tener que pagar unos cuantos GG.PP. por el inobjetable accionar del tiempo transcurrido desde Brasil de 2006?
Bien, desde el punto de vista de quien escribe, todo ha sido muy fugaz, muy impulsivo, y poco claro. De la gloria de aquel "súper héroe" que podía sobreponerse a una debacle al fondo de la tabla a poco de empezada la competencia y quedar, tras el restante 90% restante de la competencia a sólo 5 segundos de la gloria del podio, a este "simple mortal" que es acuchillado por todo aquel que tenga intención de imprimir un mayor ritmo que éste, ha corrido mucha agua. Pero antes de disparar algunas chispas, es conveniente entender de qué va todo esto (si es que efectivamente se es capaz).
Schumacher no es otro que un piloto de raza, uno que pretende entender todo lo que sucede a su entorno para sacar el mayor rédito posible y lograr el éxito lo más pronto posible, después de todo, si no fuera ese el motivo, es dudoso que se arriesgue a perder el tiempo siendo que tiene un familia de la cual disfrutar, y un orgullo muy grande para rumear. En sí, la jugarreta de cambiar el número con Nico Rosberg, y el ya haber influido en el rediseño del W01, son las típicas actitudes que no deberían sorprender a quienes ya tienen unos cuantos años en los alrededores de un ambiente tan competitivo, por el contrario, debería dibujárseles una sonrisa por tal actitud.
Pero no malinterpretemos los sucesos y sus verdaderos trasfondos (si es que en verdad se puede estar capacitado para entenderles), el heptacampeón no ha ido a cualquier sitio, y no ha ido con la idea de pescar y/o aprender de jardinería con Ross Brawn en el pitwall. Por ello, el que en las primeras competencias estuviera tan por detrás de Rosberg (acariciando el escándalo en el G.P. de China), no fue por una simple falta de conciencia, sino más por un proceso de, podría decirse, "reconexión al sistema". Así, se le ha visto lento, errático y hasta falto de ritmo en una sobremanera que roza el fracaso, pero la vuelta de página ha sido vista con demasiado anhelo por parte de quienes sólo han disparado dardos amarillos contra el 'Káiser' sin siquiera intentar dar paso a la defensa.
¿Acaso Nigel Mansell volvió en 1994 sobre un vehículo de "seudo-vanguardia" para dejar su lugar en EE.UU., a expensas de saber que sólo lucharía por algunos puntos, y con suerte algún podio (tal cual el caso de Mika Häkkinen y Martin Brundle)? Efectivamente no lo hizo, sino que firmó por el equipo que contaba con el mejor vehículo (cuestiones colaterales al margen), luchando siempre por lograr sacar lo máximo, y así plantar cara a una generación que ya había ocupado su lugar. En efecto, los resultados llegaron, y tras 4 sesiones de clasificación (3 de ellas de modo sucesivo), "Il Leone" logró arrebatarle la pole position a esos "irrespetuosos" muchachos que se disputaban por aquel entonces el torneo.
Al año siguiente, el inglés pecó de optimista para muchos, mientras que para otros sólo quiso seguir disfrutando del hecho que significa manejar un monoplaza de alto rendimiento. En cualquier caso, demostró que no estaba dispuesto a venderse tan barato. Por otra parte, es verdad que el teutón y el inglés tienen sólo algunos rasgos comunes, pero si con todo el talento que ambos, incuestionablemente, tienen reconocidos, ¿no fue demasiado imprudente salir a buscar la cabeza de alguien que ha estado fuera del sistema por 52 ejercicios, y que sólo ha afrontado una de las más cortas pretemporadas de las que se tenga registro, sin tests entre competencias para terminar de darle el acabado justo a tal reingreso?
Evidentemente, la cuestión es algo más profunda que un mero artículo, mas posiblemente aún falte curda de la que tirar para comenzar a presionar a alguien que indiscutiblemente aún tiene ese "fuego sagrado" en sus ojos, ese mismo que le hizo afrontar el reto en Spa-Francorchamps cuando apenas si era un piloto de resistencia y monoplazas de "bajo calibre", y lograr hacerle frente a muchos "consagrados". De momento se deberá esperar al paso de la clásica cita monegasca para llegar a lo que Mark Webber a marcado como punto de referencia inmediato en este controvertido retorno; algo que seguramente tendrá más de un par de manos y una cabeza intentando entender cómo es que seguirá la historia.
Aclaro que no soy precisamente el más partidario de su figura, pero sí alguien que considera que cada quien merece un trato justo, más si se ven los 15 torneos y monedas de los que ha participado aportando lo de mejor (y peor) de sí por el espectáculo (sin mencionar el hecho de su propio beneficio).
