Después de todo, el retorno de un antiguo campeón a la Fórmula Uno no es algo nuevo en la historia: el Kaiser será el séptimo en hacerlo. Les invitamos a dar un paseo por la hemeroteca de estos pilotos que salieron del retiro.
Dos años después de abandonar la competición en 1979 y dedicarse a levantar su empresa de aviación, el proyecto que McLaren estaba preparando -fibra de carbono, motor Porsche, etc...- tentó de tal manera a Niki Lauda, que tras visitar la sede del equipo en abril de 1981, se dio cuenta de lo mucho que echaba de menos la competición.
"Hay decisiones que no se toman con la cabeza," comentó el austriaco. "Algo en tu interior te impulsa a hacerlo". Dicho y hecho. En septiembre de aquel año, Lauda probó el McLaren en Donington y anunció su vuelta a la competición, dos meses antes de que el equipo confirmara su asociación con Porsche, cuyo motor turbo ganó los títulos de 1984, 85 y 86.
Tan bien le fueron las cosas a Niki en McLaren que en 1984 se coronó por tercera vez campeón del mundo tras batir por medio punto a Alain Prost, su compañero de equipo. Un año más tarde, tras un difícil último año, Lauda anunció su retirada definitiva de la competición.
La carrera de Mario Andretti en Europa fue de capa caída desde que consiguió el título de 1978 con Lotus. Tras dos años en los que sólo puntuó en dos ocasiones, Andretti decidió volver a la Indycar, aunque compitió para Williams en Long Beach en 1982 obteniendo un decepcionante resultado.
Más gloriosa fue su última incursión en el Gran Circo. El equipo Ferrari, después de perder a sus dos pilotos en aquella temporada (Gilles Villeneuve y Didier Pironi), solo hacía correr el coche de Patrick Tambay y llegados al Gran Premio de Suiza, Tambay se pinzó un nervio de la espalda.
A dos semanas de Monza, Ferrari no tenía pilotos. Entonces, Andretti, de 42 años, recibió la llamada del Commendatore y se convirtió el hombre de Ferrari en la cita de casa (aunque después, Tambay también llegó a tiempo). "¿Si acepté como un favor al señor Ferrari? Sí, hasta cierto punto," explicó Mario. "¡Pero sobre todo lo hice como un favor a mi mismo! ¡Por Dios! ¿Quién puede decir que no a Ferrari en Monza?"
En casa de la Scuderia, Andretti desató la locura al ser el más rápido en los oficiales. Y desde la pole, logró terminar en un espectacular tercer puesto tras perder el liderato en la salida. Después de semejante reentrada, Andretti se despidió de la Fórmula Uno con un abandono cuando rodaba quinto en Las Vegas.
Un año antes del regreso de Lauda y Andretti, el australiano Alan Jones había dejado la Fórmula Uno en lo más alto tras ganar la última carrera del año en Las Vegas 81, donde Nelson Piquet se haría con el campeonato por delante de Reutemann, compañero de Jones en Williams.
Sin embargo, tras una olvidable avanzadilla con Arrows en el Gran Premio del Oeste de EEUU 1983 -en la fotografía le vemos detrás de Rosberg, Arnoux y Danny Sullivan-, la inversión de la multinacional Beatrice en la llegada del equipo Haas a la Fórmula Uno hizo volver definitivamente a Jones.
El debut del equipo en Italia 85 fue una señal de lo que les esperaría en el futuro: Jones abandonó con problemas en su motor Hart turbo después de tan sólo seis vueltas en carrera. "Peor, imposible," comentó Teddy Mayer, el jefe de equipo. Para la siguiente temporada, como vemos, el equipo cambiaría a motor Ford.
Sin embargo, su suerte no cambió, el australiano terminó cuatro carreras en toda la temporada y tan sólo puntuó en dos de ellas. A final de año, Beatrice retiró su apoyo, Haas vendió las instalaciones a Bernie Ecclestone y Jones retornó a su Australia natal con poco ánimo de volver a intentarlo.
El siguiente campeón de vuelta a la competición es el único, cuya retirada no fue totalmente personal. Tras ser despedido de Ferrari a finales de 1991, Alain Prost vio como todos los asientos competitivos para la siguiente temporada tenían ocupante. A pesar de ello, Alain probó con Ligier durante la invierno, aunque sabía que su destino estaría en la dominante escudería Williams.
Dicho y hecho. Prost selló el acuerdo con SIR Frank Williams y se aseguró de que todo fuera perfecto en su retorno a la competición. Sus fricciones con Mansell, campeón en aquella temporada con el equipo de Grove y Senna, que reconoció que "pilotaría gratis" para Williams, hicieron que el equipo eligiera a Damon Hill como su compañero de equipo.
Con todo atado y bien atado, Prost arrasó en el campeonato haciéndose con su cuarto título en 1993 y renunció a su segunda temporada que tenía firmada con el equipo británico para 1994, haciendo de la cita de Adelaida 93 fuera su última carrera. Cuatro años más tarde, el francés volvería para dirigir su propio equipo, con más pena que gloria. Pero eso es otra historia...
Retirado de la Fórmula Uno desde finales de 1992, Nigel Mansell continuó corriendo de forma exitosa en la Indycar... hasta que recibió la llamada del equipo Williams, que tras la muerte de Senna en San Marino 94, se encontró luchando por el título con dos pilotos completamente inexpertos.
En principio, la idea era realizar una carrera en Magny Cours para el Gran Premio de Francia acompañando a Damon Hill, tras probar el coche en Brands Hatch. Tal fue el impacto de la vuelta del gran piloto británico que los dos días de tests atrajeron a 5.000 espectadores.
Nigel fue rápido de inicio, colocando su Williams en primera fila, justo al lado del coche de Hill. En carrera abandonó con problemas en la caja de cambios cuando rodaba en una cómoda tercera posición. Luego, una vez terminada la temporada americana, Mansell acordó su presencia con el equipo en los tres últimos Grandes Premios del año.
Apurado para seguir el ritmo de Hill, que se jugaba el campeonato con Michael Schumacher, Mansell consiguió una última victoria en la cita final del campeonato, al hacerse con el liderato cuando los dos aspirantes al título chocaron. Pese a la interesante lucha por el título, la vuelta de Mansell atrajo la atención de los espectadores en el Gran Premio de Europa, disputado en Jerez.
Para 1995, Mansell firmó por McLaren, con quien firmó una despedida desastrosa. Nigel no participó en las primeras carreras del año, mientras el equipo adaptaba el chasis para su figura y tan sólo corrió en San Marino y España, donde el monoplaza se mostró muy poco competitivo, terminando con la paciencia de Mansell... y con su carrera en Fórmula Uno.
El último regreso de un antiguo campeón fue el de Jacques Villeneuve. Sustituido por Takuma Sato a finales de 2003, el canadiense se quedó fuera de parrilla para la temporada 2004. Meses después y para sorpresa de muchos, Jacques anunció un acuerdo para volver con Sauber en 2005. Sin embargo, su retorno llegaría aun antes.
Tras el Gran Premio de Italia, las relaciones entre Jarno Trulli y Renault, o más bien Flavio Briatore, llegaron a un punto de no retorno, así que 'por mutuo acuerdo', el italiano adelantó su marcha a Toyota. Ese asiento libre, apoyado por Bernie Ecclestone y aprobado por Briatore, fue para el insigne piloto canadiense.
En las tres carreras que disputó en 2004, Jacques Villeneuve fue aplastado por Fernando Alonso y no logró pisar la zona de puntos mientras el español logró 14 unidades. Su destino para 2005 seguía siendo el equipo Sauber, donde acompañaría a Felipe Massa.
Su temporada en el equipo helvético no respondió a las expectativas, más por el inconsistente nivel mostrado por el monoplaza que por el rendimiento de Villeneuve. Jacques acabó puntuando en tan sólo tres carreras, con un mejor resultado en San Marino donde terminó en cuarta plaza.
Para 2006, Sauber se convirtió en BMW.Sauber y Villeneuve hizo valer su contrato para continuar, esta vez al lado del alemán Nick Heidfeld. Siete puntos hasta el Gran Premio de Alemania fueron insuficientes para la escudería, que lo sustituyó por Robert Kubica tras el accidente del canadiense en Hockenheim.
Es una incógnita si el antiguo campeón del 97 continuará esta historia y no sabemos qué recuerdo nos dejará en la retina la vuelta de Michael Schumacher a la competición o si, ojalá, algún día tendremos que contar cómo le fue a Kimi Räikkönen en su retorno al Gran Circo. Así es la Fórmula Uno: imprevisible y apasionante.