Esto ha provocado un gran enfado en la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) y ha desencademando una (de momento) pequeña tormenta dentro de la F1, con acusaciones cruzadas entre las distintas partes implicadas.
Tras conocer la noticia del nuevo abandono, la FIA emitió un comunicado en el que mostraba su "preocupación por la decisión de Toyota" y pedía "una aclaración urgente de la posición legal del fabricante japonés respecto a su compromiso con el deporte."
Esas palabras podrían dar a entender que se emprenderán acciones legales contra la escudería, pero Bernie Ecclestone, jefe de la FOM, no lo ha dejado del todo claro y ha aprovechado la situación para despertar fantasmas del pasado: "Lo estamos estudiando. El problema es que el presidente del equipo, John Howett, luchó contra un drástico recorte de gastos y estaba en contra de que entraran nuevos equipos."La FIA arremetió también contra la FOTA (Asociación de Equipos de Fórmula Uno) porque fue la que exigió la retirada del límite presupuestario: "La FIA aceptó las medidas de recorte de gastos propuestas por los equipos sobre la base de que garantizarían el compromiso a largo plazo con el Campeonato."
Pero la FOTA se he defendido diciendo que Toyota se va debido a las "presiones financieras" sobre los fabricantes de coches y el "periodo de incertidumbre y confrontación innecesaria en la F1". Ferrari aún ha llegado más allá al afirmar que existe "una guerra contra los fabricantes importantes por parte de los que han dirigido la Fórmula 1 en los últimos años."