Max Mosley, el presidente de la FIA, habría decidido ceder un poco ante las continuas protestas y les habría puesto sobre la mesa a los equipos una solución alternativa al tema del límite presupuestario. La cifra de dinero que se fijaría para 2010 sería de 100 millones de euros, en lugar de los 45 iniciales.
Eso sí, la condición sería que los grandes equipos estuviesen dispuestos a ofrecer ayuda técnica a las escuderías más pequeñas, incluyendo el uso de coches cliente para la temporada que viene.
Esta solución gustaría en mayor o menor medida a todos, pero en 2011 el conflicto podría volver a repetirse, ya que la cifra de 100 millones de euros sería sólo para 2010 y al año siguiente se pasaría a los 45 millones de límite inicialmente propuestos. Este año de transición habría sido pedido, aparentemente, por McLaren-Mercedes.
Otro de los temas preocupantes para los equipos era la presencia de auditores externos para controlar sus gastos, pero también podría haberse llegado a un acuerdo en ese aspecto. Los auditores podrían ser sustituidos por personal propio de los equipos, aunque supervisados siempre por auditores de Deloitte.