Este precio tan bajo se estableció para facilitar que los japoneses pudiesen continuar su andadura en la F1 y evitar así el despido de cientos de trabajadores. Al final, como Brawn no podía asumir todos los costes (aunque se hiciese con la escudería), la multinacional Honda y Bernie Ecclestone tuvieron que cubrir algunos gastos con el objetivo de evitar el pago de las indemnizaciones de varios trabajadores, algo que hubiese resultado mucho más caro que mantenerlos en sus puestos.
Un trabajador de la empresa, que no quiso revelar su nombre, dijo: "Desde nuestra retirada en el mes de diciembre, nuestra prioridad era vender el equipo para que continuase con su labor en el Mundial de Fórmula 1. El precio no era un problema."
"No quisimos venderlo a otros socios que habrían realizado recortes. Teníamos que proteger los puestos de trabajo de cientos de personas y creemos que hemos encontrado una buena solución."Tras esas informaciones, un portavoz de Honda no quiso confirmar el coste total de la operación, que siempre se ha mantenido en secreto.