Tras decir adiós al Gran Premio de Australia, los pilotos y equipos ya han podido sacar conclusiones de sus fortalezas, debilidades y de su posición real en parrilla. Uno de los más satisfechos con el potencial del monoplaza fue Marcus Ericsson. El sueco hizo un análisis de su primera carrera de 2018 en la web oficial de la Fórmula 1. En ella, destacaba los contratiempos que tuvo Sauber en los primeros entrenamientos libres, pero que, a partir del sábado, fueron subsanados.
Durante el viernes, el piloto de Alfa Romeo Sauber estaba decepcionado ya que no se sentía cómodo en su C37. Sin embargo, explicaba que estuvieron trabajando toda la noche para encontrar una solución y así fue. Al día siguiente, cuando Ericsson volvió a rodar, sentía que había una gran diferencia respecto al viernes y que ya podía luchar en condiciones. Sin embargo, en carrera, esa satisfacción duró solamente seis vueltas porque había tenido un fallo hidráulico en su monoplaza. A pesar de ese final, se muestra optimista para los próximos Grandes Premios.Satisfecho con la mejoría
"Después del viernes, estábamos decepcionados y, por eso, trabajamos duro durante la noche. Desde el circuito y desde la fábrica , intentamos entender y analizar el porqué. Hicimos algunos cambios en el coche y eso ayudó a conseguir más rendimiento. El sábado parecía que estaba pilotando un monoplaza totalmente diferente. En los Libres 3, con las condiciones cambiantes, fuimos más competitivos que el viernes".
"En clasificación, pienso que si no hubiera tenido tráfico en el segundo sector, podríamos haber entrado en Q2. Sin embargo, sentí muy bien el coche el resto del fin de semana. Es muy alentador de cara a las siguientes carreras".
"Probablemente las mejores seis vueltas de los dos últimos años. En carrera, tuve una buena salida, ataqué a algunos coches, estuve luchando y era más rápido que los Williams. Fue muy divertido y prometedor haber estado en esas posiciones, pero fue una lástima que se acabara tan rápido. Fue frustrante pero no podíamos hacer nada".