En un derroche de realismo, el piloto de Ferrari alemán Sebastian Vettel, que se proclamó el domingo 25 de marzo campeón del GP Australia, ha admitido tener todavía cierta desconfianza en el desarrollo de su nuevo coche, de cara a suponer una verdadera amenaza para Mercedes. Parece que la victoria en Australia no ha servido para que en Ferrari descansen un poco o liberen la tensión de la apertura de la nueva temporada. En cambio, parece que lo sucedido hasta el día de hoy mantiene a los de Maranello bastante preocupados. El ritmo de Mercedes desde Barcelona hasta Australia ha dejado a muchos intranquilos.
Si ya recientemente en Red Bull se protestaba la desigualdad de condiciones aun cuando Mercedes considera que la brecha es muy corta, también en Ferrari hay poco optimismo ante la lucha por el título.Vettel ha descrito el estado mental del garaje en general como "muy conscientes" de la realidad que se les viene encima en la temporada 2018. Ya el mensaje al cruzar la meta en Melbourne no era demasiado alentador por parte del alemán: "todavía tenemos deberes, pero estamos en ello", decía Vettel por el micro a su equipo justo al ganar el primer Gran Premio de la temporada. De hecho, los rostros preocupados de los del Cavallino Rampante que a penas celebraron la victoria en el podio. La victoria, de hecho, muchos han comentado que le cayó del cielo a las manos de Vettel justo al salir del pit lane, con lo que, lo único que tuvo que hacer el alemán fue acabar la carrera.
Por otra parte, Kimi Raikkonen ha mostrado un ritmo bastante superior en pista que lo que muchos esperaban después de haber observado su actuación en pretemporada, y casi de puntillas consiguió subir al podio protagonizando los comentarios de muchos al finalizar el Gran Premio, cosa que no impide a Vettel declarar ásperamente para tratar de hacer volver a la tierra a aquellos demasiado optimistas. "Nos falta un poco de ritmo", decía Vettel, que ganó más de 10 segundos en el Gran Premio de Australia gracias a un VSC que no hizo que Hamilton abandonara la lucha pisándole los talones continuamente hasta el final de la carrera.
Todavía no está cómodo
"Todavía no confío plenamente en el coche, así que no estamos donde realmente querríamos estar, con lo que tenemos todavía mucho trabajo que hacer", decía Vettel. En la segunda sesión de clasificaciones, el alemán era ya medio segundo más lento que Hamilton, y durante la carrera misma tuvo algunos problemas con el coche, "está claro que si el balance entre las etapas no es normal, es porque no soy todavía el capitán del barco". El coche que tenían los italianos el año pasado fue, para muchos, superior al de Mercedes durante la mayor parte de carreras, sobre todo en las que contaban con mayor agarre. Pero parece ser que el coche de este año no es tan flexible y equilibrado como lo era el año pasado, y aun siendo más veloz, es menos competitivo que el de Mercedes.
"Simplemente no tengo una buena sensación cuando me subo, y si no tengo buena sensación es imposible", explicaba Vettel a Skysports. "El coche no responde como quieres y todavía fallan piezas que no deberían fallar. Quiero el coche en perfectas condiciones, que cuando pise el freno, frene, y que cuando gire el volante, gire. Si pudiera elegir, optaría por un coche diferente, pero también es verdad que si conseguimos superar estos baches, ganaremos mucha confianza, que es lo que nos falta ahora mismo. Realmente hoy en día todos somos muy conscientes de la realidad", admitía el piloto alemán de Ferrari.
